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Bogotá no es ajena al posconflicto



En Colombia se puso de moda la palabra posconflicto, pero por mucho que se hable del tema y se diga que esta etapa en la vida de nuestro país, está muy cerca, muy poco se entiende lo que en realidad significa, sobre todo en las ciudades principales, Bogotá la primera de ellas. Algo que me sorprendió mientras hacía curso la campaña por la Alcaldía Mayor de Bogotá, es que el único que supo contestar la pregunta durante el debate por la Seguridad en Bogotá convocado por el diario El Espectador, FESCOL y la Fundación Paz y Reconciliación, se hizo a los candidatos de que como prepararía a la capital del país para una etapa de posconflicto, fue Enrique Peñalosa, quien en su respuesta prometió la construcción de vivienda de interés prioritario para víctimas de la violencia y desmovilizados de la guerrilla y un paquete de medidas de empleo y educación para estas personas. Ver video https://www.youtube.com/watch?v=bkijXzzYgGs Con la respuesta dada por el electo candidato, me pregunté si en la práctica este era el único que tenía claro que para que Bogotá responda a unos retos que impondría una realidad nacional, se requiere de un paquete de medidas pensadas desde la infraestructura sin meterle tanta filosofía al asunto.En Bogotá se está pensando más en el Metro, que en el posconflicto, cuando en realidad lo segundo llegará primero que el sistema de transporte que por tanto tiempo han esperado los ciudadanos en la capital. Pueda que suene un poco injusto con la capital del país que lleva más de 50 años esperando estrenar su primera línea de Metro, el problema es que muy pocos se han puesto a pensar en que si llega a dar la firma de la paz en Colombia, Bogotá será la ciudad que mayor número de personas desplazadas por la violencia y desmovilizadas de la guerrilla reciba. Por tanto los planes para estas dos poblaciones se deben pensar con anterioridad, cosa de que no termine por convertirse en un problema de grueso tamaño por no haber tenido en cuenta esta posibilidad. La capital del país ya pasó por un amargo momento cuando el entonces presidente Álvaro Uribe trajo a cientos de desmovilizados de los Autodefensas a vivir en albergues en las localidades de Teusaquillo y Chapinero en Bogotá, olvidándose que debían trabajar con ellos y la comunidad que sería su vecina, planes de convivencia porque era claro que se trataba de dos maneras vivir totalmente opuestas y que se podrían generar conflictos al estar en un mismo territorio. Además de lo anterior no tuvo en cuenta tampoco que debía preparar un paquete de medidas que les permitieran sostener a sus hijos y darles educación y vivienda, más allá de las medidas de emergencia que para ellos contemplaba la Ley de Justicia y Paz. Este problema no se puede volver a presentar en Bogotá, por tanto es claro que al Alcalde Electo Enrique Peñalosa, le corresponde trazar una metas a mediano plazo en planes que incluyan vivienda, empleo y educación para estas personas, sin perder la cabeza y sin dejarse llevar por la emoción, como le sucedió a Gustavo Petro, quien incluyó la construcción de 70 mil Viviendas de Interés Prioritario para Víctimas del Conflicto Armado en su Plan de Desarrollo, y hoy cuando estamos a las puertas del final de su administración, no se ha entregado la primera. Tampoco se puede seguir pensando en que la mejor manera de ofrecerles empleo a estas personas es a través de Misión Bogotá, con unos sueldos de miseria mediante Órdenes Prestación de Servicios. Lo ideal es que con el apoyo del Ministerio de Trabajo y el SENA, se busque la manera de vincular a estas personas con la empresa privada, donde se les garantice un contrato con las condiciones que la Ley exige, con un salario que a partir del Mínimo Legal Vigente, se encuentre acorde a su perfil y a su carga académica. Como también es claro que hay que evitar que sean atrapadas por las redes de criminalidad urbana, por eso las medidas que mencioné anteriormente, deben ser complementadas con un planes de seguridad urbana que deben ser apoyadas por el Ministerio de Defensa y la Policía Nacional, no solo para que la inseguridad urbana en Bogotá no siga creciendo, sino además para que el conflicto no se traslade del campo a las ciudades. El reto para Enrique Peñalosa en su segunda alcaldía es bastante grande, no solo porque debe arreglar los problemas de movilidad, inseguridad, calidad de vida de los ciudadanos, que hereda de las últimas administraciones, sino además porque debe preparar planes en Bogotá, que permitan enfrentar una realidad de la que la capital parece no ser consciente. @sevillanojarami

Columna de opinión publicada en www.eldiariobogotano.com

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