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Ocho preguntas sobre el ELN



El martes, cuando el gobierno y el Eln dieron a conocer la decisión de pasar a la fase pública de las negociaciones de paz en la ciudad de Caracas, llovieron preguntas sobre esta guerrilla y las características de su negociación. Ensayo mis propias respuestas a riesgo de ser refutado por el gobierno y también por el ELN.


¿Por qué hicieron el anuncio en Venezuela?


El ELN se había empeñado en que fuera Venezuela la sede de las negociaciones y el gobierno no estaba de acuerdo por las complicaciones políticas del país vecino; como solución al impase surgió la idea de que los diálogos transcurrieran en cinco países y su arranque fuera en Caracas. En todo caso, es un reconocimiento al apoyo que el gobierno de Maduro le ha dado a la paz de Colombia.


¿Por qué no estaba presente Sergio Jaramillo?


El alto comisionado para la Paz se ha desentendido un poco de las negociaciones con el ELN o por lo menos no ha mostrado el mismo interés y la misma atención que ha puesto en los diálogos de La Habana.


Se demoraron 28 meses para pasar a la fase pública. ¿Por qué la gran demora?

Al principio, el gobierno no le paró muchas bolas a esta negociación dedicado como estaba a buscar un acuerdo con las Farc. Después, cuando quisieron acelerar, se encontraron con la dificultad de entender la lógica del ELN, esa cosa intrincada de poner como punto primero y principal la participación ciudadana en el proceso de paz, algo tan distinto a lo acordado con las Farc. Pero otro factor indiscutible de la fatigante lentitud fue la complicada búsqueda de consensos entre las diferentes tendencias del ELN.


 ¿Cuáles son las principales diferencias entre las dos guerrillas?


El ELN tiene raíces en la Iglesia, en la rebeldía estudiantil de los años sesenta, en la teología de la liberación, en las enseñanzas de Camilo Torres Restrepo, un cura excepcional, en la Revolución cubana, en la idea de resistir y acompañar más que en la urgencia del poder; las Farc, en la autodefensa campesina, en el encuentro con el Partido Comunista, en la experiencia política que desarrolló en los años ochenta a través de la Unión Patriótica, en la genialidad militar de Manuel Marulanda Vélez que las convirtió en un ejército y en una amenaza real de poder en los años noventa.


 ¿Qué tanta distancia tendrán con las negociaciones de La Habana?


Al principio, el ELN se esforzará hasta el cansancio por darle identidad a su negociación y acentuar las diferencias con La Habana, pero luego se abrirá paso la idea de que son dos mesas y un solo proceso de paz; el enlace de las dos negociaciones empezará cuando el ELN y el gobierno decidan empezar a desescalar la confrontación y entren en la dinámica del cese de hostilidades; cuando el entorno social y político de las Farc se vincule a las iniciativas de participación ciudadana que jalonará la negociación con el ELN; y cuando el ELN entre en el aro de los acuerdos sobre justicia, víctimas y fin del conflicto que se cocinan en La Habana.

La negociación con el ELN ¿ayuda o entorpece el proceso de La Habana?


Las Farc debieron sentir un alivio con la vinculación del ELN a la paz, la persistencia de los ‘elenos’ en la confrontación complicaba mucho el desarme de los ‘farianos’. La experiencia colombiana muestra que quienes se quedan en la guerra ocupan los territorios de los que se deciden por paz, se apropian de sus rentas, les quitan militantes y en muchas ocasiones terminan por agredirlos.


¿En qué terminará la exigencia de Santos de abandonar el secuestro y entregar los secuestrados para iniciar en firme las negociaciones?


Lo mejor que puede hacer el ELN es proclamar de inmediato el abandono del secuestro y devolver sin condiciones a los secuestrados. La realidad es que esta práctica, además de hundir en el horror a miles de familias, le ha hecho mucho daño a la propia guerrilla, porque en los últimos años se convirtió en el delito más repudiado por la opinión. Si el ELN no se apura a salirse de esta grave trama, se verá obligado a responder en cada rueda de prensa por el fenómeno y tendrá que afrontar reclamos reiterados de las víctimas con lo cual empañará la discusión sobre los temas políticos y sociales que le interesan.


¿Cuál es la importancia de la negociación con el ELN?


Hay algo obvio: sin esta guerrilla la paz es coja o incompleta y, al menos, durante un tiempo, si se queda el ELN, serán inevitables dolorosas oleadas de violencia en muchas zonas del país y crudas manifestaciones de terrorismo. Pero hay algo más trascendental: una paz que involucre las dos guerrillas cierra un ciclo doloroso de la vida colombiana, da paso por fin al siglo XXI. Hay más: dobla la página de la emergencia de guerrillas en América Latina y deja muy atrás, también, la proliferación de dictaduras militares en la región.


Columna publicada en Revista Semana


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