top of page

Respuesta a la Silla Vacía



En un análisis publicado en su página web el día 18 de diciembre, el portal de información política La Silla Vacía señala –de acuerdo con el título- “las imprecisiones del informe de León Valencia”, en referencia a nuestra investigación sobre candidatos cuestionados que aspiran a ser elegidos en 2018 como congresistas. Resalta a primera vista, que la autoría del documento se atribuya a una persona: el Director de nuestra Fundación, cuando se trata de un trabajo colectivo, como fue divulgado por diferentes medios de comunicación en rueda de prensa y reseñado por La Silla Vacía (de autoría colectiva también).


Es una ironía que una reseña crítica sobre las imprecisiones de un Informe carezca de la precisión más elemental desde el mismo título. Queda la sensación de que un medio tradicionalmente serio (como La Silla Vacía) alimenta con su título los reiterados ataques de odio, generados desde un sector específico del espectro político, contra León Valencia. Quizás porque se sabía que no se habría generado el mismo efecto si hubiesen citado (de manera precisa) que la autoría era “de la Fundación Paz y Reconciliación”.


Saludamos con beneplácito que este Informe haya recibido una gran atención mediática y se convierta en objeto de escrutinio público por parte de medios como La Silla Vacía. Eso da fe de la seriedad de nuestro trabajo investigativo y de que no pasa desapercibido. Sabíamos de antemano que un Informe realizado un día después del cierre de inscripción de listas implicaba algunos riesgos, que estamos dispuestos a asumir. Creemos firmemente que presentar a la opinión pública una lista de candidatos cuestionados se trata de un ejercicio de veeduría y de reclamo de transparencia a los partidos políticos. También como acto de participación ciudadana, en momentos en que el país asiste atónito a la progresiva degradación de las instituciones democráticas por efecto de la corrupción generalizada.


Sin embargo, consideramos que el análisis elaborado por La Silla Vacía, no afecta el eje estructural de nuestro documento. Es cierto que en la lista de 61 candidatos a Congreso incluimos a dos personas que finalmente no se inscribieron (Lina María Rueda y Jaime Serrano), porque nuestras fuentes regionales así nos lo habían asegurado. Existen también evidencias de que ambos se encontraban en campaña política, pero a último momento desistieron de sus respectivas candidaturas. También es cierto que faltaron otros candidatos cuestionados. En ningún momento tuvimos la pretensión de elaborar una lista completa, como se deduce del título de la lista, que denominamos Informe Preliminar. No obstante, creemos que salvo algunas imprecisiones marginales (que modificaremos en un próximo Informe), el núcleo inmensamente mayoritario de la lista de candidatos cuestionados se mantiene incólume.

Consideramos que los ejes estructurales de la reseña crítica elaborada por La Silla Vacía obedecen a diferencias conceptuales (entre su trabajo y el nuestro), que debemos aclarar:


Clanes políticos y herederos


En los últimos años, la Fundación Paz y Reconciliación ha realizado varios informes sobre clanes políticos, grupos establecidos alrededor de un núcleo familiar y con tendencia a monopolizar el espectro político y burocrático de una región. Como el jefe del clan puede jubilarse por el paso del tiempo o ingresar en prisión por decisión judicial, el relevo se produce a menudo, mediante un heredero de la misma familia y, excepcionalmente, por un tercero. Heredero, en la definición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, significa en un sentido jurídico “quien por testamento o por ley sucede en un legado”, pero en un sentido más amplio de la vida social, “quien es dueño de una heredad o de sus heredades”.


En el caso de un clan político, heredar un capital político no significa (como interpreta La Silla Vacía) que el sucesor posee exclusivamente los votos del primero, pues el objetivo de todo buen sucesor es ampliar el espectro. Varias de las imprecisiones que La Silla Vacía atribuye a nuestro Informe derivan de una incomprensión cabal de esas categorías. Por ejemplo, en el caso de Richard Aguilar, La Silla Vacía señala que este no es únicamente el reemplazo de su papá sino que tiene vuelo propio.


Lo anterior no es una imprecisión de nuestro Informe, sino una comprensión muy limitada que se realiza sobre el fenómeno de la herencia política. Ocurre algo similar con Antonio Correa Jiménez, pues en algunos clanes (como el de Enilce López, “La Gata”), los sucesores pueden a veces desarrollar relaciones competitivas o rivalidades, pero en algún tiempo posterior, regresar al clan.


En otros casos, La Silla Vacía cuestiona que hablemos de un heredero (Julio Ramos, por ejemplo), pero que no sería el único sucesor de un clan. Eso tampoco es una imprecisión.

Verdad judicial


La reseña de La Silla Vacía pone en cuestión algunos datos que incluimos en el Informe, porque no estarían conformes a “la verdad judicial” (cfr. casos de Hernando Padauí, Ciro Rodríguez, Erasmo Zuleta y varios aliados de Musa Besaile). Sin embargo, como se señala en la introducción misma de nuestro Informe, no tenemos la pretensión de que nuestra investigación tenga un rol propio de los organismos de justicia. Desde nuestra primera gran investigación sobre parapolítica, desarrollada en la Corporación Nuevo Arco Iris, hallamos indicios de que existían alianzas entre sectores políticos y grupos armados paramilitares. Lo publicamos y lo difundimos. No era una “verdad judicial”, era un hallazgo de investigación académica rigurosa. Pero ese trabajo (con pruebas indiciarias) se convirtió posteriormente en el embrión de decenas de indagaciones judiciales en la Corte Suprema contra congresistas vinculados con grupos paramilitares.


La Silla Vacía cuestiona la inclusión de varios nombres en la lista porque apenas existen investigación previa (y no investigaciones). Nosotros consideramos que una indagación preliminar a un congresista por parte del más alto tribunal de casación (la Corte Suprema de Justicia), en un país con un altísimo nivel de impunidad, es ya un motivo suficiente para que un candidato merezca estar en una lista de cuestionados.


De otro lado, La Silla Vacía nos atribuye curiosas “imprecisiones” en cuestiones judiciales. El día de cierre de inscripción de listas, por ejemplo, el caso de Sandra Villadiego era estudiado en la Corte Suprema, a petición de la Fiscalía. Pero el 15 de diciembre, tres días después de publicado el Informe, la Corte abrió indagación preliminar contra Villadiego, como reseña La Silla Vacía. No era una imprecisión. Era la información que existía en el momento. Este medio de comunicación también cuestiona en varios perfiles de aliados de Musa Besaile y de Noño Elías que el primero no está implicado en el caso de Odebrecht y el segundo no lo está en el caso del Cartel de la Toga. Pero, como lo mencionaron  ampliamente varios medios en la última semana, ambos están a punto de convertirse en delatores ante la Corte Suprema de Justicia, en el marco de ambas investigaciones.


La Fundación Paz y Reconciliación continuará en su labor de ejercicio de una ciudadanía democrática, con todos los riesgos que implica. Nuestro equipo del Observatorio de la Democracia ampliará y refinará el Informe Preliminar que La Silla Vacía reseña. Seguiremos con nuestra tarea de monitoreo electoral y con nuestra labor crítica de investigación, que a veces molesta a unos y a otros. Pero sólo nos anima el sueño de una mejor democracia, de la paz, de la reconciliación, de un país más justo. Ese es nuestro norte.


bottom of page