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Las preferencias electorales de la corrupción

Por: Ariel Ávila, Subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación-Pares


Dos datos para tener en cuenta. La firma Cifras & Conceptos hace algunas horas lanzó un modelo de pronóstico basado en encuestas y en lo que se denominan aparatos políticos o maquinarias. Lo que se establece en este estudio es que las maquinarias podrán mover hasta 7 millones de votos, dejando, más o menos, 11 millones en lo que se denomina votos de opinión.

Lo interesante del estudio es que clarifica a quién están apoyando los clanes políticos, la corrupción y la clientela. El segundo dato de la semana es que se desarrolló el primer debate presidencial, en el cual se leen entre líneas las posturas ideológicas y propuestas de fondo de los candidatos, obviamente maquilladas  por los expertos en marketing político. Pero entremos en materia.

Sobre el primer tema queda claro que Duque y Vargas Lleras se disputan los políticos corruptos y clientelistas, pero ya la gran mayoría ha tomado partido. El balance es el siguiente. Opción Ciudadana, el partido criminalizado más grande de Colombia, está con Duque. Allí está el heredero de Kiko Gómez, el exgobernador de La Guajira, quien está condenado por múltiples homicidios y que además fue financiado en su campaña política a la gobernación por el narcotraficante Marcos Figueroa. Kiko Gómez lanzó a su hijo al Senado, sacó más de 30.000 votos. También en este partido está el famoso político Tuerto Gil, quien fue condenado por relaciones con grupos criminales y su esposa, Doris Vega, es actual senadora. Y hasta uno de los herederos de la Gata está en este partido.

También, según Cifras & Conceptos, se confirma que los ñoños, los mismos del cartel de Odebrecht, del cartel de la hemofilia y del cartel del sida, están con Duque. Es decir, los políticos que desangraron el sistema de salud a través de un carrusel que incluye hasta tutelas, apoyan a Duque. No debe olvidarse que el actual senador Uribe fue el ponente de la famosa Ley 100, que es tal vez la raíz del actual desastre del sistema de salud. Además no debe olvidarse que durante el gobierno de Uribe se privatizó el Seguro Social y permitió que varias filiales regionales terminaran en manos de paramilitares y parapolíticos. En fin, Dios los cría y ellos se juntan.También el candidato Duque  aceptó el apoyo del exsenador Gerlein, quien se retiró de la política y deja como heredera a la cuestionada Aída Merlano, quien como ya se sabe, está en medio de un escándalo por comprar votos a 40.000 pesos, además en su sede de campaña había armas y documentos de la Registraduría Nacional, y así sigue la lista larga. Los demás políticos de La U, el Partido Conservador y algunos liberales están con Vargas Lleras.

En segundo lugar, en el debate de ayer confirmé lo que había dicho en columnas pasadas. El gobierno de Iván Duque será un verdadero castrochavismo. Sobre el tema de justicia ratificó que suprimirá las altas cortes y creará un único tribunal, donde ellos nombrarían los nuevos magistrados, es decir, magistrados de bolsillo. Esto dijo el candidato: “… ya llegó el momento de abrir el debate de cómo se debe manejar las altas cortes y pensar en un gran tribunal puede ser una alternativa para Colombia”. Ratifica una reforma que sería un gran golpe a la independencia de la justicia.

Luego el candidato Duque afirmó lo siguiente: “Abrir el debate de reducir el tamaño del Congreso colombiano porque nos sobran 100 congresistas”. Inicialmente la idea parece buena, y como casi toda Colombia odia al Congreso y sus sueldos pues qué bien reducirlo. Pero como casi todo en la vida, la realidad es más compleja.

Esto es una vieja idea Uribista, muy a la Venezolana, de cambiar un congreso bicamenral –cámara y senado- a un gobierno Unicameral. La idea de Duque con sus 100 congresistas que sobran es eliminar el Senado y aprovechar una constituyente para cambiar todo. Obviamente, si gana Duque, el presidente del congreso será Uribe, el Ministro de Agricultura será Lafaurie y el de justicia será Rafael Nieto, con este equipo garantizarán una gran reforma institucional que nos pondrá al nivel de los gobiernos populistas.  

Publicado en Revista Semana


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