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La realidad territorial de la seguridad a 18 meses de la firma del acuerdo de paz

Por: Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación -Pares


Han pasado poco más de 18 meses de la firma de los acuerdo de paz de La Habana y llegó la hora de hacer balances, más aun, en plena campaña electoral y donde la paz ha ocupado un espacio central del debate. De hecho, luego del paro armado en el Catatumbo y del secuestro y asesinato de los dos periodistas ecuatorianos y su conductor, muchos políticos y analistas salieron a decir que Colombia había regresado a finales de los años noventa del siglo XX o al gobierno Pastrana, y que el postconflicto era peor que la paz. Pero el informe Cómo va la paz, lanzado en las últimas horas clarifica el debate.


Con más de 30 personas en terreno y durante meses de trabajo, la Fundación Paz y Reconciliación, ha realizado un balance sobre 17 ítems de la implementación de los acuerdos. Entre todas las conclusiones hay dos de ellas que llaman fuertemente la atención.

La primera es que hay una caída fuerte de los indicadores de violencia asociados a la confrontación armada. El desplazamiento disminuyó ostensiblemente entre 2016 y 2017, pasó de poco más de 120.000 mil desplazamientos en 2016 a 75.000 en 2017. Pero si se observa desde 2012, cuando se iniciaron las negociaciones entre el Gobierno y las Farc, la reducción es impresionante, en ese año se llegó a la cifra de 272.000 desplazamientos. En los 281 municipios priorizados para el postconflicto, el desplazamiento cayó en 246 municipios tal como se observa en el siguiente mapa.


Otro de los datos impresionantes es la reducción de personas afectadas por minas anti-persona. En su peor momento, que fue 2006, se pasó de más de 1.200 personas afectadas, a 56 en 2017. 

Los secuestros están a punto de desaparecer. En 2017 se cometieron 180 secuestros, en su peor momento, a finales de los años noventa del siglo XX, se superaron los 3.300 secuestros. Las desapariciones forzadas igualmente han descendido de forma importante. Pero sobre todo, lo que se vivió el 11 de marzo de 2018 y el 27 de mayo pasado, muestran los impactos positivos de la paz: durante las jornadas electorales, ningún puesto de votación fue trasladado por temas de orden público. Hace 12 años se contaban por decenas los traslados de mesas y puestos. Esta vez Colombia votó en paz.


Adicional a lo anterior, de los municipios del postconflicto, hay un grupo de 78 de ellos con problemas delicados en materia de seguridad. Allí se ha presentado un copamiento criminal que se ha dividido en tres categorías:

1. Disidencias-desertores de las FARC  2. Expansión ELN 3. Expansión Grupos Armados Organizados.

Estos municipios, se ubican en su mayoría en cuatro subregiones del país:

Pacífico nariñense y caucano: Allí se vive una verdadera guerra civil. – Bajo Cauca antioqueño y nordeste de Antioquia. – Sur de Meta y Guaviare – Catatumbo.

De estos 78 municipios, 57 tienen presencia de grupos de desertores de las Farc, en estas zonas se cuentan 22 grupos, compuestos por cerca de 1.600 personas, de las cuales 1.200 fueron guerrilleros y los demás son nuevos reclutas. Por su parte, el ELN se ha expandido en 18 municipios donde antes estaban las FARC y los Grupos Armados Organizados, principalmente el Clan del Golfo. En algunos municipios pueden hacer presencia dos o tres estructuras, por ello al final se contabilizan 78 municipios de 1.122 que tiene el país.

De estos 78 municipios, en 55 ha aumentado el homicidio. Hubo zonas como en Arauca donde el copamiento no significó aumento de la violencia homicida, debido a que no hubo disputa criminal. El siguiente mapa muestra la distribución de estos municipios.


Como era de esperarse la mayoría de estos municipios hacen parte de los cinturones o corredores de las economías ilegales. El informe de la Fundación Paz y Reconciliación llama la atención sobre el pacífico colombiano, pues la tendencia indica que esta zonas seguirán viviendo un deterioro de la seguridad.

Al final se concluye que los problemas en materia de seguridad son preocupantes, pero el país está lejos de volver a los años noventa del siglo XX, al final se ve que es mejor una Colombia en paz que un país en guerra.


DESCARGUE EL INFORME COMPLETO AQUÍ



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