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El miedo a la verdad

Por: Ariel Ávila – Pares


Lo habíamos advertido, la paz tiene muchos enemigos, mucha gente quiere que el proceso no se consolide, y esto no es producto de alguna diferencia ideológica, es más bien el intento de un gran sector de la sociedad de esconder su participación en la guerra y los crímenes que promovieron.

Durante meses y años armaron toda una estrategia para destruir la paz, primero dijeron que Santos le entregaría el país a las Farc, luego cuando esta mentira se les desbarató, manifestaron que las Farc nunca dejarían las armas, cuando lo hicieron, acudieron al cuento de la ideología de género y al final terminaron causando pánico con el cuento de la venezolanización.

Pero ahora, que estos sectores ganaron la presidencia, han destapado las cartas y los defensores de una parte del establecimiento han salido por decenas a impedir la justicia transicional. Su primer objetivo fue deslegitimar la JEP y hasta ya planean un referendo para destruirla. Los últimos días, se logró determinar su segundo objetivo: la Comisión de la Verdad.

La situación es muy sencilla. En el año 2016, promovido por el Partido Cambio Radical y el Centro Democrático, en la discusión del acto legislativo que creaba la Jurisdicción Espacial para la Paz o JEP, se sacaron a los terceros, es decir, políticos y empresarios que participaron o fueron determinadores de acciones en el marco del conflicto armado. Ahora plantean sacar a los militares y dejar la JEP solo para que procese a las Farc. Esto último, según la senadora Paloma Valencia, se hará mediante referendo. Sin embargo, la Comisión de la Verdad sí podrá conocer de los relatos sobre la verdad de todos los sectores que participaron en la guerra: de las Farc, las FFMM y los terceros. Ante esta realidad los ataques contra la comisión han comenzado y los argumentos que han esgrimido son burdos, absurdos y bajos.Hoy nadie duda de que las Farc cometieron crímenes, absolutamente nadie lo duda, pero lo cierto es que en mis muchos años de investigación en esta materia me he dado cuenta de que ellos no fueron los únicos. En esta guerra, que dejó 230.000 muertos, más de 6 millones de desplazados, 80.000 desapariciones forzadas, y cerca de 30.000 secuestros participó mucha gente. No debe olvidarse que además 6 millones de hectáreas fueron despojadas, la mayoría a pequeños campesinos y al final casi toda esa tierra terminó en manos de prósperos empresarios y políticos. El exmagistrado Pretelt o el Fondo Ganadero de Córdoba son buenos ejemplos.

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