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La gran paradoja en la instalación del Congreso

Por: León Valencia – Pares


La gran paradoja está a la vista de todo el país: Uribe, Duque y el Centro Democrático ganaron la presidencia de la república apelando a una crítica feroz -y muchas veces sustentada en acciones en el lindero de la ilegalidad- al gobierno de Santos, pero en la coalición que armaron para dirigir el Congreso, y se supone para gobernar el país, están todos los partidos que fueron puntales del presidente saliente. Todos: el Conservador, el liberal, Cambio Radical y la U.

La paradoja era evidente y patética en el momento del discurso de despedida de Juan Manuel Santos. Mientras el presidente hacía un recuento de sus logros, en especial el acuerdo de paz con las FARC, Uribe enhebraba más de sesenta trinos hablando del país en ruinas que dejaban los ocho años de Santos, sobre todo por ese pacto de reconciliación. A la vez, los voceros de los partidos tildados durante ocho años por los uribistas como santistas, enmermelados, corruptos, se aprestaban a repartirse las dignidades de las dos cámaras y preparaban mentalmente los discursos con que presentarían su nuevo acuerdo.

Para justificar esta coalición, Ernesto Macías, del Centro Democrático, elegido presidente del Congreso para el primer año, dice en entrevista a El Tiempo que “Se constituyó sin comprometer ni un solo cargo del gobierno, ni un solo contrato, ningún tipo de clientelismo”. Cree bobos a todos los colombianos. Allí, en el Congreso, lo único que había para repartir eran dignidades y se repartieron milimétricamente, al viejo estilo. Después vendrá la labor legislativa y las iniciativas del gobierno y allí empezará la presión para distribuir los puestos y los recursos del Estado a cambio del respaldo a las propuestas.

Ya Germán Vargas Lleras, Cambio Radical y la U les enviaron las primeras señales a los uribistas. En el trámite de la coalición mostraron los dientes. Hubo un momento en el que a estos partidos no les satisfacían las ofertas de Uribe y el Centro Democrático y entonces empezaron a mover la candidatura de Germán Varón Cotrino para la presidencia del Senado y obligaron a una nueva actitud del uribismo y a un cambio en las ofertas. Señalaron que ningún apoyo será gratis.

El uribismo sabe que ni Germán Vargas Lleras ni los dirigentes del partido de la U van de caña. Está lejano, pero no olvidado, el episodio en el que Vargas Lleras y Varón Cotrino se le tiraron la segunda reelección a Uribe. Los uribistas tenían las mayorías en Cámara, pero Varón Cotrino era el presidente de esa corporación y al momento de la aprobación de la ley que autorizaba el tercer mandato le dio largas a procedimientos claramente viciados que fueron advertidos luego por el presidente de la Corte Constitucional de ese entonces también de filiación Vargas-llerista.

Santos le puso el nombre de Unidad Nacional a la coalición que armó con los mismos partidos. Qué nombre le pondrá Duque?  La cosas están tan viches que aún no atinan a proponer una denominación. Podrían ponerle el mismo nombre para hacer honor a la verdad.

Ahora bien, lo que no se puede descartar es que logren convencer a una parte importante de los colombianos que de verdad están haciendo algo nuevo, algo distinto, que están poniendo en practica una manera diferente de gobernar. Si ganaron la presidencia envenenando con mentiras a la opinión pública sobre el proceso de paz, es posible que logren gobernar haciéndole creer a la gente que hubo un cambio generacional y que habrá un estilo radicalmente distinto de conducir el país.

No les quedará fácil en todo caso; el mapa político del país ha cambiado y ahora en el Congreso hay una bancada de izquierdas con más de cincuenta parlamentarios en las dos cámaras y con ocho millones de votantes que estarán haciendo control político permanente y quizás movilizándose en las calles para mostrar las inconsistencias del nuevo gobierno y hacer visibles las paradojas de los uribistas.

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