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Uribe perdió su lugar en la historia

Por: Alexander Riaño, coordinador de la Línea Conflictos Asociados al Desarrollo – Pares

En la Victoria reina la pausa, el tiempo está detenido. Es un pequeño lugar en el Estado de Apure, Venezuela, que limita con el municipio de Arauquita en Colombia. Aquí, se siente una quietud propia de un pueblo casi fantasma. En una de las varias tiendas, abiertas más por costumbre que por provecho, hay algo que rompe el silencio: Un televisor LG de 21 pulgadas que muestra el titular ¡Última hora!

Lo veo y no lo creo. De inmediato busco mi celular para corroborar en los principales medios y redes sociales: sí, la Corte Suprema de Justicia abrió investigación y citó a indagatoria al expresidente de la República y senador electo Alvaro Uribe Vélez por fraude procesal y soborno. Una más entre casi tres centenares, solo que, esta vez, Uribe tomó la decisión de renunciar a su curúl. Respiro profundo, me tomo la cabeza con las manos y digo: ¡Algo está cambiando! Al cabo de unas horas, no logro sacar de mi cabeza un interrogante angustioso: ¿Qué es lo mejor para el país?

Si el eterno presidente, como hasta ayer le decía Duque, termina condenado y tras las rejas, existe la posibilidad de que, en medio de una fuerte tensión, el país reviente y se produzcan nuevas oleadas de violencia. Ante los ojos de millones de colombianos que confían ciegamente en Uribe, la decisión de la justicia seria politizada. Se vería como la jugada final de Santos y las FARC que confirma la tesis de que los acuerdos de la Habana fueron un pacto por la impunidad de la guerrilla y la persecución del jefe del Centro Democrático.

Paradójicamente, de todas las fuertes acusaciones asechan al expresidente, las que lo tiene en la cuerda floja son por delitos que podrían considerarse menos graves. Esta investigación particular es sobre soborno y fraude procesal. En caso de que Uribe sea condenado por estos delitos, es muy probable que perdamos la oportunidad de conocer la verdad sobre otros hechos relacionados con el conflicto.

Pero, si esta termina siendo una mas de las investigaciones archivadas en su expediente –que de acuerdo al criterio de varios periodistas y columnistas es poco probable– el mensaje será demoledor para quienes esperan un cambio real en la sociedad colombiana. Indicará que la justicia no es para todo el mundo y que la verdad sobre lo que ha ocurrido en el país seguirá siendo apenas una ficción que oculta las responsabilidades de ciertos actores. Hoy, las pruebas contra Uribe son muy consistentes, tanto así que es la primera vez que una alta corte abre investigación contra un expresidente. Veremos que pasa.

Hay otra posibilidad: que ante una inminente condena, Uribe decida de una vez por todas hacerle frente a los colombianos y contar la verdad sobre su relación con múltiples hechos del conflicto armado en Colombia. Al hacerlo, Uribe estaría abriendo la puerta para una verdadera reconciliación nacional. El mismo ‘Pablo Catatumbo’, a través de su cuenta de Twitter, lo invitó a “aportar justicia, verdad a las víctimas y reconciliación” en el escenario de la JEP. Sí, esa misma JEP sobre la cual Uribe y su séquito han creado una sarta de mentiras con el fin de deslegitimarla y evitar que los actores del conflicto confluyan para contar la verdad. Conociendo la vanidad y testarudez del gran colombiano, es bastante improbable que esto suceda, aun cuando es quizás el mejor camino para los y las colombianas.

Sea como sea, lo que queda claro es que Uribe no pasará a la historia como el mesías que salvó a Colombia de la guerrilla y del castrochavismo. Le apostó a la guerra y quiso la paz, pero fue Santos quien realmente logró hacerla algo tangible. Es ese hijo de la élite, de quien nadie esperaba nada, del que hablarán en los libros de historia.

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