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El gran desafío para el periodismo

Columna Publicada en Revista Semana


Llegó el año del gran desafío para los perio-distas, para los encuestadores, para los analistas políticos, para los comentaristas deportivos. El plato está servido. Al lado de dos o tres contiendas electorales vibrantes están el proceso de paz con las Farc y el inicio de negociaciones con el ELN que, de culminar con éxito, podrían cambiar la historia del país; quizás uno o varios referendos y la definición de quién gobernará Bogotá en estos dos años. Las agudas diferencias entre el fiscal, el procurador y la contralora. La disputa con Nicaragua que tendrá nuevos y quizá más duros episodios. Y en medio de esta cascada de acontecimientos políticos estarán dos hechos deportivos: el Mundial de Fútbol, al que regresamos con una gran selección después de 16 años de ausencia; y el Tour de Francia en el que Nairo Quintana tiene la ilusión de vencer. ¿Podrán los comunicadores acompañar a los deportistas sin exagerar sus triunfos ni apabullarlos en las derrotas? La incertidumbre es enorme, la polarización no es menor y las preguntas son incontables. ¿Cómo hacer periodismo independiente y crítico? ¿Cómo contribuir a la reconciliación de los colombianos en este mar de tensiones? A lo largo de 2013 campeó la idea de que el uribismo tendría la lista más votada al Congreso de la República y podría derrotar a Santos en las presidenciales, hoy eso no es tan claro. El candidato Óscar Iván Zuluaga no despega y Uribe descendió al cuarto lugar en la preferencia de los colombianos con una favorabilidad del 52 por ciento y un rechazo impresionante del 40 por ciento, según la última encuesta de Gallup. ¿Empezó la decadencia de Uribe o es solo un efecto de su grave oposición al proceso de paz? La izquierda no pintaba nada en las semanas previas a la inscripción de listas al Congreso, pero en los días de cierre la Alianza Verde logró armar una lista de unidad encabezada por Antonio Navarro, que sin duda disputará parte de los votos de opinión; y el Polo Democrático, a pesar de que se mantuvo solo, tiene en sus filas a Robledo y a Cepeda que cuentan con un arrastre importante entre los electores de izquierda. La reacción ciudadana ante el manotazo del procurador a Gustavo Petro le ha dado un nuevo aire a esta corriente política. ¿Podrá definir un candidato único y con arrastre en la opinión para disputar con decoro la Presidencia de la República? Registro estos cambios en el ambiente político para mostrar cuán apasionante y difícil es seguir estos hechos y advertir la transformación de la percepción ciudadana en cada momento. No menos difícil es cubrir el proceso de paz con todos sus secretos y sus altibajos, las contradicciones frecuentes, la persistencia de las acciones militares derivadas de negociar en medio del conflicto, la desconfianza ciudadana, las jugadas duras y muchas veces sucias de la oposición uribista. ¿Se firmará la paz en 2014? ¿Cuáles transformaciones de la vida nacional vendrán con la terminación de la guerra? ¿Qué quiere decir Uribe cuando afirma en estos días que no se atravesará en las negociaciones de paz? El camino para Santos parece despejado. Pero el respiro se debe más a la ausencia de rivales de peso que a un respaldo claro y definido de la ciudadanía a las realizaciones de estos cuatro años. El proceso de paz no ha sido bien comunicado. Las demandas de los campesinos y las expectativas de salud, vivienda y educación de sectores urbanos inconformes que saltaron con inusitada fuerza a la protesta no han tenido respuesta fundada y seria. Las reformas son pocas y tímidas y su implementación lenta y tortuosa. Solo la firma del acuerdo para la finalización del conflicto antes de las elecciones y una agenda audaz de reformas le puede dar brío a la campaña de reelección. ¿Será capaz de esto Santos? ¿Tiene incentivos para llevar a la guerrilla al acuerdo? ¿Tiene arrestos para meterse en una cruzada de reformas? Dijo el ministro del Interior en días recientes que estaba surgiendo un nuevo país. Los acontecimientos y las expectativas parecen darle la razón. ¿Estarán los medios de comunicación y los formadores de opinión a la altura de los cambios? ¿Serán capaces de darles voz y rostro a ese nuevo país? ¿Serán capaces de darle verdadero espacio a las fuerzas políticas y sociales que surjan con la paz?


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