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Una sociedad enferma



Hace unos meses estuve en Argentina, me habían invitado a un congreso sobre temas de seguridad urbana y crimen organizado, allí con uno de mis grandes amigos entablamos una conversación y de ella se derivó una afirmación que era parafraseada de un libro, a propósito de los recientes nietos de las abuelas de la Plaza de Mayo que se habían encontrado. Me dijo, “si solo un argentino justifica lo que pasó en la dictadura es porque aún estamos enfermos, es una sociedad enferma, solo nos podremos curar de esas heridas el día en que reconozcamos lo que se hizo en los años en que gobernaron los militares y se reconozca en que eso se hizo con un gran apoyo social a los crímenes”.

También esta semana recordé una de las primeras conferencias a las que asistí hace una década cuando era estudiante universitario, por ese entonces tenía 22 años, y el departamento de historia de la Universidad Nacional había organizado una conferencia sobre la Guerra de Corea. La universidad logró traer un importante profesor, quien analizó la evolución de ambas Coreas después de la guerra. Al final de la conferencia un estudiante le preguntó sobre la posibilidad de que algún día la península coreana se unificara nuevamente y la respuesta de aquel profesor fue asombrosa. Dijo que la península solo sería un país nuevamente, el día en que la generación que hizo la guerra y sus hijos muriera, que solo una tercera generación podría dar ese salto de unir las dos Coreas en un solo país.

Durante las últimas dos semanas en Colombia tres hechos han mostrado lo enferma de esta sociedad. Una mujer de más de 70 años fue violada, los datos de violencia contra la mujer y los feminicidios dejan ver un panorama complejo sobre los niveles de impunidad de los agresores y el patriarcalismo violento que se consume esta sociedad, y el defensor del pueblo, aquel que dirige la institución de la magistratura moral del país, selló su salida con una frase de un enfermo “mi único error fue enamorarme”, como quien dice, ya que me enamoré puedo agredir, acosar y violentar la mujer, todo eso por el amor. Una frase machista y brutalmente sexista.

Una humorista de televisión despotricó del proceso de paz, repitiendo la palabra impunidad El acuerdo firmado en La Habana garantiza que no la habrá. Es un acuerdo centrado en las víctimas.

También esta semana una humorista de televisión haciendo alarde de su ignorancia comenzó a despotricar del proceso de paz, y repetía la palabra impunidad. Se vio que no se había leído la Jurisdicción Especial para la Paz y, claro, por eso no entendía que el acuerdo firmado en La Habana sobre el tema de víctimas y justicia es uno de los más completos y que sobre todo garantiza que no habrá impunidad. Es un acuerdo centrado en las víctimas.

Sin embargo, esta actriz no lo leyó y aun conociendo lo que significa este acuerdo de paz para el país habla desinformadamente. Lo dramático del asunto es que sus diatribas hicieron eco, y cientos de colombianos la apoyaron. Pareciera que este sector de la población quisiera seguir en guerra y que su mensaje fuera “sigamos en guerra que eso de la paz es muy complicado”. Es tan dramático el asunto que si el gobierno no idea una estrategia para la refrendación de pedagogía para la paz, el plebiscito se puede perder y Colombia pasará a la historia como uno de los pocos países donde sus ciudadanos decidieron continuar en guerra y rechazaron la paz.

En Colombia se dice que los desplazados son unos vividores perezosos, se justifica la violencia contra el que piensa diferente o tiene gustos diferentes… En fin, una sociedad enferma.


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