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O se unen o se hunden

Por: Esteban Salazar Giraldo, Investigador Línea Democracia y Gobernabilidad-Pares


El balance general de las elecciones del 11 de marzo es el siguiente: el castrochavismo no existe, la FARC logró apenas 52.539 votos, que no es ni siquiera el 1% de la votación total en Senado. En comparación con el 2014, el partido de la U es el gran perdedor, disminuyó en un 17% su votación y de las 21 curules que tenía en Senado pasó a 14. Los grandes ganadores son: Partido Alianza Verde, que creció un 133% de su votación (pasó de 5 a 10 senadores); partido Cambio Radical, creció el 116% de su votación (pasó de 9 a 16 senadores); y el partido Centro Democrático, que creció un 23% de su votación pero se mantuvo en 19 senadores.

La Coalición por Colombia (Alianza Verde y Polo Democrático) en total congrega 2.053.796 votos y 15 senadores (10 de Alianza Verde y 5 del Polo), posicionándose como la tercera fuerza más importante en el Senado de la República, solo superado por el Centro Democrático y Cambio Radical con 2.513.320 y 2.155.487 votos, respectivamente. Así las cosas, los votos del Congreso que pueden trasladarse como votos potenciales a la primera vuelta presidencial, pondrían indiscutiblemente al candidato Iván Duque del Centro Democrático en segunda vuelta. La pregunta en este momento es: ¿Quién le competirá a Duque?¿Germán Vargas Lleras o Sergio Fajardo?

Vamos por partes. En primer lugar, las tendencias de votaciones en Congreso de la República en 2014, para pronosticar el comportamiento en la votación a primera vuelta presidencial en estas elecciones, reflejan lo siguiente: en 2014, la bancada conformada por la coalición de la Unidad Nacional (partido Liberal, Cambio Radical y U) sumaban 4.975.869 votos; no obstante, en primera vuelta Santos alcanzó un poco más de 3 millones de estos apoyos. Por su parte, el candidato Óscar Iván Zuluaga, que contaba con apenas 2 millones de apoyos de su bancada en el Congreso (Centro Democrático), alcanzó en primera vuelta 3.759.971 votos. Una cifra 85% mayor a la votación de sus senadores y que marcó la victoria contra Santos. Los conservadores arañaron los 2 millones de votos con la candidata Marta Lucía Ramírez y la izquierda unida de Clara López les pisó los talones a los azules con una votación muy parecida: 1.958.414 votos.

En segundo lugar, la marcada diferencia entre Santos y Zuluaga para segunda vuelta estuvo caracterizada por la repartición de “mermelada”, escándalos de corrupción que hoy salen a la luz y toda la maquinaria que nunca miden las encuestas. Después de ser el perdedor en primera vuelta, Santos resultó elegido Presidente con 7 millones 800 mil votos; mientras que, Zuluaga apenas llegó a los 6 millones 900 mil. Cabe resaltar que la vitoria de Santos en la segunda vuelta se explica también por la adhesión de algunos congresistas del partido Conservador y el apoyo del centro y centro izquierda a las negociaciones de paz con la ex guerrilla de las FARC.

Hoy, a puertas de las elecciones presidenciales de 2018, el panorama no cambia mucho al de 2014. El uribismo está fortalecido desde la victoria del No en el plebiscito en 2016, y los importantes resultados de la Gran Consulta por Colombia el domingo 11 de marzo. Posiblemente haya una adhesión de integrantes del partido Conservador que le sumarían un poco más de un millón de votos en las presidenciales. En total, teniendo en cuenta la tendencia de 2014, Iván Duque lograría superar los 5 millones de apoyos en la primera vuelta presidencial de 2018. El primer candidato listo para segunda vuelta.

Germán Vargas Lleras ha hecho campaña desde hace 8 años con ayuda del Gobierno nacional, y Cambio Radical, como segunda fuerza en el Senado, podría negociar parte de los votos de congresistas del partido Liberal y de la U. Con base en el comportamiento de 2014, Vargas sumaría un poco más de 4 millones y medio de votos en primera vuelta. Es decir, sumando los votos duros que tiene Cambio Radical en el Congreso (2.155.487 votos), más los 2 millones de votos de las maquinarias de la U y del partido Liberal que se le adhieran a su campaña.

Por su parte, Fajardo no tiene para dónde más crecer en votos de la Coalición Colombia ni en opinión. El candidato que hoy se postula como la posición alternativa, a menos que sume los votos de algunos liberales en coalición con Humberto de la Calle y defensores del Acuerdo de Paz del partido de la U, rozaría los 4 millones de votos. En efecto, Fajardo se quedaría por fuera de la segunda vuelta, debido a que los votos del centro izquierda e izquierda radical ya tienen dueño: Gustavo Petro, con 2 millones y medio de votos. Si y solo si, pensando en los números, las tendencias y las estadísticas, las únicas probabilidades reales de que Fajardo pase es que se dé cuenta que le faltan los votos de Petro. No solo los de Humberto de la Calle.

Aunque Petro se ha bajado de su pedestal político e intelectual para llamar a la unión de todos los sectores alternativos y de izquierda, es imposible que Fajardo lo haga. No se ve a Fajardo y a Petro negociando quién sería el candidato presidencial y quién el vicepresidente. Lo que sí deberían calcular es que los tres tenores del centro izquierda e izquierda juntos, podrían superar los 6 millones de votos.

Si bien es imposible políticamente que Fajardo, Petro y de la Calle se unan. Tampoco es coherente que la Coalición Colombia busque a de la Calle, quien pertenece a un partido que se ha beneficiado del Gobierno nacional, mientras ven con malos ojos a Petro, a pesar de no haber pertenecido al ejecutivo ¿Dónde está la coherencia de Jorge Robledo que tanta oposición le ha hecho a Santos? ¿Por qué aceptar a de la Calle y a Petro no?

Por último, la estrategia de la Coalición Colombia no puede ser la de atacar a Petro si quieren crecer hacia ese segmento. Si lo que buscan es coherencia con su discurso de no polarizar el país, no deja un buen mensaje que pongan como carne de cañón al candidato de la Colombia Humana para ofrecer una tercera vía. Y si definitivamente no quieren a Petro, su objetivo debería ser el de crecer hacia la centro derecha, donde Vargas Lleras no tiene opinión y su maquinaria ya alcanzó el techo.


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