23 marzo, 2018
Por: Naryi Vargas, Investigadora de la Línea Conflicto, Paz y Postconflicto-Pares
El tiempo se acaba. A menos de cinco meses de que el periodo del presidente Juan Manuel Santos termine, el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se vuelven a sentar a la mesa con el fin de alcanzar un mínimo de acuerdos para que los seis años de acercamientos, produzcan resultados que lleven al siguiente gobierno a retomar la Mesa.
A contrareloj, el ELN y el gobierno deben avanzar en cuatro puntos que ambas partes han definido como fundamentales: pactar un nuevo cese al fuego y a las hostilidades bilateral, concretar el acuerdo humanitario para el departamento del Chocó, definir el mecanismo de participación de la sociedad e implementar el programa de desminado humanitario. Sobre cada uno de estos puntos la Mesa tiene avances importantes producto del trabajo de anteriores ciclos.
Este quinto ciclo de conversaciones se retoma en Quito, Ecuador, luego de que el ELN desarrollara un cese al fuego unilateral (y voluntario) entre el 9 y el 12 de marzo de 2018 como un gesto de paz. Esto permitió que el Gobierno decidiera volver a la Mesa, pues la reactivación del accionar bélico al finalizar del cese que se pactó en el 4to ciclo, llevó a que el Presidente retirara la Delegación de Quito. Esto en el entendido de que las delegaciones tenían un acuerdo sobre la necesidad de mantener el clima de paz y unas horas después de finalizado el cese, el ELN desarrolló una serie de atentados contra oleoductos y otras operaciones contra la fuerza pública. El hecho que causó mayor rechazo en la sociedad colombiana fue la activación de explosivos en el CAI de Barranquilla y otros en Soledad, Atlántico.
La cabeza negociadora del ELN, Pablo Beltrán, y el gobierno nacional representado por Gustavo Bell. Antes de ellos, entre el gobierno y la guerrilla hubo un pasado de acercamientos con miras a la paz. ¿Qué pasó la última vez que se sentaron a la mesa?
El primer ciclo se desarrolló entre el 8 de febrero y el 6 de abril de 2017 y dejó conclusiones menores: (i) se definió que la Mesa trabajaría de manera simultánea en el tema de participación y lo referido a las dinámicas humanitarias. (ii) se anunció que en el segundo ciclo se concretaría un programa piloto de desminado humanitario.
El segundo ciclo comenzó el 16 de mayo 2017 con la expectativa de que se pudiera pactar un cese al fuego bilateral y de hostilidades, lo que se vislumbraba como la única manera de poner fin al secuestro. La idea tomó fuerza en tanto que se acercaba la fecha de la visita del Papa Francisco a Colombia. Este evento era de gran importancia para el ELN por su cercanía al cristianismo y a la corriente de la teología de la liberación. Sin embargo, el 29 de junio se terminó el ciclo sin ninguna decisión al respecto.
El 24 de julio de 2017 comenzó el tercer ciclo de negociaciones y estaba previsto que terminara el 1 de septiembre, pero ante la necesidad de concretar el cese al fuego bilateral y de hostilidades para la llegada del Papa, se prorrogó 3 días más. El mayor logro del proceso de paz se dio el cuarto día de ese mes: un comunicado conjunto en el que se informaba que el cese al fuego se desarrollaría durante 4 meses, entre el 1 de octubre y el 9 de enero de 2018, y estaría acompañado por un mecanismo de monitoreo integrado por el Gobierno, el ELN, la ONU y la Iglesia católica, con el propósito de prevenir e informar sobre violaciones al cese. Durante este ciclo fue presentada en Quito la Mesa Humanitaria del Chocó, una propuesta de la sociedad civil con el objetivo de reducir los impactos del conflicto en el departamento.
Con el acuerdo sobre el cese al fuego y de hostilidades bilateral se dio el paso que la Mesa necesitaba. Además de ser una muestra concreta de voluntad de ambas partes, permitió la superación del tema del secuestro, que se percibía como el mayor obstáculo para avanzar en el abordaje de la agenda. No obstante, es importante resaltar que el logro del cese se dio por la intervención del Senador Iván Cepeda, el expresidente Ernesto Samper y el político conservador Álvaro Leyva, personas externas a la Mesa, que fueron enviados directamente por el presidente Santos para resolver las trabas en reuniones directas con la delegación del ELN. Esto evidenció que además del obstáculo que representaba el tema del secuestro, existía otro asociado con el comportamiento y la dinámica de las partes en la negociación: la desconfianza.
El cuarto ciclo y con el que finalizó el trabajo de las delegaciones del 2017 se desarrolló entre el 25 de octubre y el 1 de diciembre. Durante este periodo la Mesa desarrolló cuatro actividades principales: (i) se comenzó a abordar el punto 1 de la agenda participación de la sociedad en la construcción de paz. (ii) seguimiento al cese al fuego y los compromisos adquiridos por cada una de las partes. (iii) Se estableció el Fondo de cooperación, que consiste en Aportes económicos del Grupo de Países de Apoyo y Cooperación, el cual está conformado por Alemania, Holanda, Italia, Suecia, Suiza, y que permitirá la financiación de la delegación del ELN y algunas actividades de la Mesa de conversaciones durante el proceso de diálogos de paz. (iv) Se debatieron los términos prácticos, para concretar el acuerdo de programa puntual de Desminado Humanitario que se mencionó en el primer ciclo de la negociación, pero no se logró avanzar en su concreción.
En tanto que no hubo comunicado conjunto luego de la cuarta ronda, ni sobre el cumplimiento del cese al fuego, cada una de las partes expuso su posición al respecto. Por un lado, el gobierno afirmó haber cumplido a cabalidad sus compromisos, (i) La publicación del proyecto de decreto para agilizar y fortalecer el Sistema de Alertas Tempranas. (ii) El desarrollo de un esquema integral que mejoraría la condición humanitaria de los reclusos militantes del ELN que se encuentren en cárceles colombianas. (iii) Impulsar la pronta aplicación de la Ley 1820 de 2016 (Ley de Amnistía) y el Decreto 277 de 2017, en lo referido a la despenalización de la protesta. (iv) Verificar que no se obstaculice el flujo normal de víveres y medicamentos hacia las comunidades aisladas. (v) dentro del marco de la Mesa de Diálogos, se pusieron en marcha y se finalizaron de buena forma las audiencias preparatorias previstas con la sociedad civil. Asimismo, el gobierno condenó dos hechos en los que la guerrilla violó el cese al fuego: (i) el asesinato de Aulio Isarama Forastero, un líder indígena del Chocó; y (ii) la masacre de 8 campesinos ocurrida en el municipio de Magüí, en el departamento de Nariño.
Por su parte, el ELN publicó un comunicado en el que destacaban la reticencia del gobierno a evaluar y verificar casos en que se violó el cese, particularmente se refirió a la masacre sucedida en Tumaco el 5 de octubre de 2017 donde murieron 9 campesinos; la muerte de la comunicadora indígena Efigenia Vázquez en el departamento del Cauca; 2 ataques de las Fuerzas militares del gobierno a campamentos del ELN; y las violaciones a los derechos humanos de la población carcelaria.
Se desarrollaron durante el mes de noviembre de 2017 y fueron 10 en total, (8 presenciales y 2 virtuales), con participantes de organizaciones de la sociedad civil: comunitarias, empresas, territoriales, sectoriales, víctimas, entre otras. El objetivo de éstas era entregar insumos a las Delegaciones en materia de mecanismos de participación de la sociedad en la construcción de paz como primer paso para el desarrollo del punto sobre “Participación de la sociedad en la construcción de la paz”.
El cese al fuego y a las hostilidades pactado entre el Gobierno y el ELN tuvo las siguientes características:
Los compromisos adquiridos por el ELN respecto al tema de hostilidades fueron 4:
Los compromisos adquiridos por el Gobierno fueron 4:
El cese fue monitoreado por Naciones Unidas y la Iglesia, sin embargo la puesta en marcha del mecanismo se dio 5 días después de que fue iniciado el cese, cuando la Misión de la ONU aceptó.
En el periodo que funcionó el cese, se corroboró que no se dio ningún enfrentamiento entre el ELN y la fuerza pública, pero algunos compromisos adquiridos respecto al tema de hostilidades fueron pasados por alto:
Actividad del ELN violatoria del cese
Combates del ELN con otros grupos armados ilegales:
Actividad del Gobierno violatoria del cese:
El Frente Occidental del ELN, que opera en el Chocó, denunció públicamente la acción violatoria y agregó que se presentó una situación similar los días 3 y 5 de octubre de 2017, fecha en que aún no comenzaba la Misión de Verificación por parte de la ONU.
Hechos difusos:
No se tiene conocimiento certero del autor:
No es claro si hace parte del compromiso del cese a hostilidades.
Tras dos años de negociación formal y otros cuatro de conversaciones y acercamientos, el Gobierno y el ELN tienen dos retos importantes a lograr antes de que termine el periodo presidencial de Juan Manuel Santos. Primero, lograr avances cualitativos en materia de la agenda pactada. Esto se puede alcanzar si se define un mecanismo de participación que motive a diferentes sectores de la sociedad colombiana y aborde temas clave del país. El esfuerzo no es menor, pues el reto es lograr que este ejercicio de participación contribuya a resolver de manera participativa, con los actores protagónicos, problemáticas del país. Una propuesta que se está abordando es la de una Mesa Minero-energética que permita lograr acuerdos para reformar la institucionalidad de ese sector que está perjudicando a las comunidades, las empresas y por ende, al Estado. Este, además de ser un tema histórico en la agenda política del ELN, se ha convertido en motivo predominante de conflictividad social en el país.
El segundo reto tiene que ver con conquistar la opinión pública. Producto del proceso de paz de La Habana con las FARC, la sociedad colombiana parece ser menos tolerante a hechos de violencia y a la justificación política de ésta. De tal manera que los atentados del ELN generan un rechazo generalizado de la sociedad que afecta la percepción sobre la Mesa de negociación. Si lo que busca la guerrilla es mostrarse como una organización fuerte con la que se debe negociar, lo que ha logrado es subir la imagen de sectores políticos que se enuncian como “la mano dura” que va a lograr domesticar la violencia que ocurre en el país por medio de más violencia y no a través de diálogo político. El gobierno se está quedando sin tiempo para consolidar los resultados de seis años de acercamientos con el ELN.
Artículo por: Redacción Pares @ | Publicado: Hace 3 años
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