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El adiós a Santos el reformista II

Por: Ariel Ávila, subdirector – Pares


Como en casi todo el continente, la polarización es la característica de la política contemporánea, y Colombia no es ajena a esta dinámica. Además, a América Latina, la recorre un tsunami electoral durante 2018: Costa Rica, Colombia, México, Brasil han entrado en la dinámica de cambio de gobierno. Juan Manuel Santos, que hasta el día de hoy fue presidente de Colombia, encarna a un político extraño, pues logró iniciar cambios importantes a nivel nacional, a pesar del Establecimiento que él representa. En la columna anterior se expuso el tema de paz y educación.

Esta vez el balance se enfocará en temas de pobreza, equidad, y derechos políticos, así como temas de infraestructura. El propio presidente Juan Manuel Santos, de forma irónica, se define como un conservador en términos económicos y como un hombre progresista, casi de izquierda, en términos políticos y sociales. Efectivamente, durante su gobierno se apoyó la garantía de derechos para minorías sexuales y para las mujeres, por primera vez en años fue legítimo y no solo legal hacer protesta social, e incluso, hay una resolución, firmada en los últimos días, que oficializa el protocolo para la protesta social. Además, gracias al Acuerdo de Paz, por primera vez Colombia tiene un Estatuto de la Oposición, un logro increíble, si se tiene en cuenta toda “la sangre que ha corrido debajo del puente” cuando de hacer oposición política se trata.

Por ejemplo, en reducción de pobreza se dieron avances importantes. En materia de Índice de Pobreza Multidimensional se pasó de un 34% de población en esta condición en 2010, a un 17% para 2017. La pobreza monetaria extrema se redujo en 7,4% y sobre todo en materia económica se logró por primera vez en la historia que el desempleo bajará a un dígito, actualmente está en el 9%. Algo histórico para Colombia, donde con frecuencia se rozaba el 20%. Todo esto se logró sin un incremento sustancial de la inflación y a pesar de la crisis económica que generó la ciada de los precios de las materias primas.

Otro de los avances importantes se refiere a la infraestructura. Cerca de 1.400 kilómetros en dobles calzadas, varios proyectos en vías de cuarta generación, modernización de aeropuertos y la construcción de la red secundaria de vías. Cualquier viajero que pase por los aeropuertos de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla o Santa Marta se dará cuenta de que fueron remodelados y ampliados o están en ese proceso. Es un cambio inmenso lo que Colombia ha experimentado en los últimos años.

En materia de derechos políticos se avanzó de forma importante, más que en leyes, decretos o presupuesto, el avance se dio en la forma como se gestionaron varios conflictos sociales. Tradicionalmente en el país cada marcha estudiantil, paro campesino o sindical era deslegitimado acusándolo de estar infiltrados por las guerrillas y se acudía de inmediato a la represión. Durante las administraciones de Santos la situación cambió; el gobierno permitió la protesta social y cambió la estrategia, se acudía al diálogo y la concertación y no tanto a la represión.

Obviamente, hubo saldos en rojo durante los gobiernos de Juan Manuel Santos. Los temas de implementación de los Acuerdos de Paz marchan con muchas dificultades, hay asuntos realmente estancados como la política de reincorporación de los exmiembros de la guerrilla de las FARC. También varios escándalos de corrupción salpicaron la administración, como el caso de Odebrecht.

En todo caso, tanto la pasada columna como esta han causado un gran debate. Los odios y amores que genera Santos difícilmente permiten hacer un análisis objetivo de su gobierno. Pero para tranquilidad de todos, será la historia la que lo juzgue. En todo caso, todos los datos que he mostrado permiten ver que la Colombia de hoy no es el país de hace algunos años.

Columna publicada inicialmente en El País de España: https://elpais.com/internacional/2018/08/07/colombia/1533596668_258075.html

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