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El reto de los sectores progresistas y alternativos

Por: Ariel Ávila, subdirector – Pares


En un año estaremos en plena campaña de los comicios locales y regionales en Colombia. Las elecciones para escoger alcaldes y gobernadores se realizarán los primeros días del mes de octubre de 2019. Como era de esperarse, la batalla será a muerte. Se podrían identificar tres grandes fuerzas políticas: 1. La derecha, compuesta por el Centro Democrático, el Partido Conservador y los partidos de los fanáticos cristianos 2. El Partido Liberal, Cambio Radical y el Partido de la U. Está coalición es dispar y son enemigos políticos en municipios y departamentos; sin embargo, es posible que hagan coaliciones potentes en zonas donde son débiles, como en Bogotá o Antioquia 3. Una coalición conformada, en teoría, por el Partido Verde, el Polo, los Decentes y partidos más pequeños como MAIS. Sobre esta última se concentra el análisis.

Las estrategias de las coaliciones están claras. Por un lado el Centro Democrático tiene dos grandes estrategias. La primera es desangrar a la U, Cambio Radical y al Liberal quitándoles las élites regionales y locales, substraer materia. La segunda estrategia es armar uno o dos plebiscitos para modificar los Acuerdos de Paz. La idea de ellos es hacerlos o hacerlo un día antes de las elecciones locales y regionales. La campaña del plebiscito será sencilla como estrategia de marketing: a todo aquel que defienda el proceso de paz, la justicia transicional y las reformas sociales derivado del mismo, lo acusarán de defender violadores de niños. Lo que se ha logrado saber es que la estrategia ya está diseñada, solo falta la implementación.

La estrategia de la U, Cambio Radical y EL Liberal aún no es clara. Lo cierto es que han logrado algunos acuerdos en el Congreso de la República; además, se cree que será muy difícil que funcionen como alianza en varios departamentos y ciudades del país.

Pero el debate de fondo está en la tercera coalición, allí aún no hay estrategia. De hecho, ni siquiera hay coalición. La ruta es clara, los objetivos también, pero el cómo lograr hacer confluir estos liderazgos es bastante complicado. Es claro que esta coalición debe concentrarse en 8 grandes ciudades y 5 departamentos, además de algunas ciudades intermedias donde hay posibilidades de ganar. El resto está perdido. También es claro que esta coalición, en varias zonas del país, pero no en todas, debe incluir a los sectores pretristas. Y al contrario, los sectores petristas deben incluir a la Coalición Colombia.  

En todo caso, la forma de llegar a candidaturas únicas a alcaldías y gobernaciones para esta coalición progresista, y la posibilidad de conformar listas únicas en los cuerpos colegiados, tiene bastantes enemigos. El principal enemigo no son los egos políticos de sus líderes, lo cual ya complica la situación. El problema central está en los liderazgos locales y regionales de estos sectores políticos: son intransigentes, agresivos y sin visión política. El mejor ejemplo de esta situación se da en Cali: en donde los petristas y la Coalición Colombia no se pueden ni ver.

Tal vez reglas claras podrían solucionar el tema. Por ejemplo, que las consultas interpartidistas sean obligatorias para la selección de un candidato único. Lo cierto es que estas reglas de juego deberían estar claras a más tardar en diciembre, para que en enero de 2019 se arranquen las precampañas y por el camino ir seleccionando los candidatos y candidatas. La meta es que a junio estén ya definidas las listas. Veremos si se logra el objetivo.  


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