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¿Qué puede enderezar Duque?

Por: León Valencia, director – Pares

La frase “Necesitamos que Duque enderece, porque si Duque no endereza nos va muy mal” pronunciada por Uribe le debió caer fatal al presidente Iván Duque.  Porque la frase es muy clara, se refiere al mandatario, a lo que está haciendo, a la manera como ha gobernado en los primeros cien días. Después tanto Uribe como Duque intentaron arreglar el asunto, el primero diciendo que se refería al país y el segundo señalando que tenía razón su mentor, que la tarea era enderezar el rumbo de Colombia, componer unos graves problemas que se dejaron envejecer.

La verdad es que no se sabe quien debe estar más preocupado de estos dos dirigentes políticos. Uribe ha acusado el golpe, la caída a sólo un poco más del treinta por ciento de aceptación es muy dura para un envalentonado líder político que siempre ha estado tan arriba en las encuestas. Duque logró en cien días lo que habían intentado durante muchos años la izquierda y todos los rivales de Uribe. ¡Fabuloso! Le oí decir a una reconocida líder política, la acción o la inacción ha sido devastadora para el propio Duque, pero lo ha sido más para Uribe.

Ahora bien, más allá del golpe de opinión al gobierno, lo que se siente es un ambiente de pesimismo y una inconformidad enorme. El país va mal, señalan todos los sondeos. Va mal, muy mal. Pero fue eso lo que pintó Ernesto Macias en el discurso del siete de Agosto. Ahora se extrañan. Era lo mismo que habían dicho una y otra los dirigentes del Centro Democrático a lo largo de la campaña. La imagen de desastre caló hondo en un país que siempre se ha caracterizado por el optimismo.

Lo que va quedando claro es que tiraron una piedra para arriba y les cayó encima. Pensaban que pintando un infierno podían rapidamente mostrar algunos alivios, realizar algo que luciera muy bien y con ello arrancar con éxito el mandato. Al parecer la gente no les copió la intención. Simplemente asimiló su discurso negativo y lo complementó con algunas realidades francamente desesperanzadores; por ejemplo la dura crisis de las universidades públicas y la ostentación de algunas universidades privadas donde se educan las élites; por ejemplo la idea de castigar aún más a las clase populares y a las clases medias con nuevos impuestos mientras se caen uno a uno los proyectos contra la corrupción.

El desespero de Uribe es muy grande y lo refleja en esa frase lapidaria sobre Duque. Pero fue sólo una frase, porque tampoco tiene claro que es lo que debe enderezar Duque. Qué puede hacer diferente Duque a lo que venía haciendo Santos? ¿Puede hacer una variación de rumbo económico y social? ¿Qué hizo Santos distinto a lo que había hecho Uribe en sus dos mandatos? No soy experto en economía. Pero hay algo que se de cierto. En los temas macroeconómicos hay una gran coincidencia del establecimiento político colombiano. La llamada “Regla Fiscal” es un catecismo que no se atreven a quebrantar. Esa precisamnte es la diferencia con la dirigencia de otros países de la región.

¿De verdad creen que “la economía naranja” puede representar la gran diferencia? ¿Qué es la Economía Naranja? Hice un reducidisimo sondeo entre funcionarios del gobierno sobre qué entendían por Economía Naranja y no me supieron explicar. En todo caso es muy dificil pensar que las industrias culturales, que es lo más cercano a la llamada economia naranja, sirva para darle un nuevo rostro a la economía colombiana, o sirva siquiera para alcanzar lo que significó la inversión en infraestructura en los últimos cuatro años para mantener a flote la economía en medio de un pavorosa crisis regional.

¿Qué más intentarán enderezar? ¿El proceso de paz? Ya en el tiempo de Santos, el Congreso, las Cortes y los propios ministros habían empezado a reestructurar el acuerdo logrado en La Habana y lo que ha mostrado Duque es que quiere seguir por ese camino, reducir los cambios políticos y económicos que se habían pactado. La variación puede ser sólo de grado. Con la desgracia de que cada modificación legal o factual tiene consecuencias en el aumento de la violencia y en la persistencia de las grandes brechas que separan al campo y la ciudad o a unas regiones desarrolladas de otras sumidas en la marginalidad y el atraso.

No veo un lado positivo por donde puede venir el cambio de rumbo. De lo que estoy seguro es que la persistencia de un estado de opinión negativo puede llevar a Uribe y a Duque a cometer locuras.

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