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Por qué cayeron Duque y Uribe

Por: León Valencia, director – Pares

En la encuesta de Cifras y Conceptos, publicada esta semana por Caracol Radio, el presidente Iván Duque tiene 33% de imagen favorable y 65% desfavorable, a su vez el expresidente Uribe tiene 34% favorable y 65% desfavorable. Son registros idénticos. Hay variaciones en otras encuestas publicadas, pero la tendencia es la misma. Es el peor resultado del que se tenga noticia en la medición de los cien días de un presidente y también es el peor registro de Uribe desde que ascendió en el liderazgo nacional.

Caracol Radio titula: “Se desploma la imagen favorable de Duque” y los analistas de las encuestas dicen que la caída obedece al rechazo a la reforma tributaria o ley de financiamiento, como la llama el gobierno, que promete gravar toda la canasta familiar; a la responsabilidad del gobierno en el hundimiento de las iniciativas contra la corrupción; y a las marchas y protestas sociales en cabeza de los estudiantes que reclaman la financiación de la educación superior. Duque y el gobierno explican que es muy poco tiempo para arreglar el desastre que dejó el anterior gobierno y que seguramente han tenido problemas de comunicación, falta de una labor pedagógica para mostrar los avances.

Estas explicaciones son insuficientes, demasiado insuficientes. Porque si ahondamos un poco en el análisis, encontramos que Uribe se opuso abiertamente a gravar con un IVA de 18% toda la canasta familiar; propuso, además, un alza extraordinaria del salario mínimo; se apartó de la consulta anticorrupción; y ha hecho en estos meses un gran esfuerzo para mantenerse en gracia con la opinión pública. ¿Cómo se explica que corra la misma suerte de Duque?

Tengo una explicación distinta de la causa de la gran caída en la favorabilidad de Duque y Uribe. Creo que no tienen ni un enemigo visible ni un concepto político, un leimotiv de gobierno. En sus dos mandatos Uribe construyó un gran enemigo: las FARC y alrededor de esta guerrilla logró ubicar a los Castro, a Chávez, a la izquierda. En concordancia con ese enemigo desarrolló la idea de seguridad. Un enemigo y un concepto. Eso le bastó para mantenerse arriba en las encuestas por más de quince años, para ganar dos elecciones presidenciales, empujar a Santos en su primera elección y jalonar el triunfo de Duque en las elecciones de 2018.

Santos, que había ganado las elecciones de 2010 al lado de Uribe apelando a la enemistad con las FARC y a la seguridad como leitmotiv, muy pronto se pasó a la paz y cosechó una alianza de propósitos con las FARC y con la izquierda, con lo cual se ganó como enemigos a Uribe y a toda la derecha del país. Uribe siguió cabalgando en la idea de seguridad y en la lucha contra las FARC y desató una feroz oposición. Su enemigo había tenido una pequeña transformación, ahora era Santos por su decisión de negociar con las FARC y su propósito de entregar el país al castro-chavismo. Colombia se polarizó porque Santos, que hacía parte de las élites más tradicionales del país, logró, contra viento y marea, ganar para su idea de reconciliación, la mitad de la nación.

El uribismo con una gran fuerza en la opinión y con una presencia exigua en las instituciones nacionales y en los gobiernos locales estuvo a punto de ganarlas elecciones de 2014 y luego, contra todo pronóstico, ganó el plebiscito por la paz y las elecciones de 2018. Ahora, con el poder central en sus manos y con el augurio de un triunfo en las elecciones locales de 2019 cae estrepitosamente en las encuestas. Gran misterio. Ocurre que las FARC se desmovilizaron y se desarmaron y no existen más como guerrilla, han tenido además una gran derrota política en su primera incursión en la vida democrática. Ocurre que no está Santos. Ocurre que, en las encuestas, la corrupción y los problemas sociales, están en primer lugar. No hay enemigo, ni el propósito de la seguridad es igual de taquillero a las viejas épocas. Así de simple.

Pero ahí surge un gran peligro para el país y para toda América Latina. En la búsqueda de un nuevo enemigo y de un propósito, al uribismo le puede dar por desatar una guerra con Venezuela. Las declaraciones del presidente Iván Duque este domingo en la entrevista a María Isabel Rueda son muy preocupantes. Dice Duque: “…en enero, cuando entre el nuevo periodo del dictador con esa apariencia de formalidad, no vamos a hacer la pantomima de seguir manteniendo las relaciones diplomáticas con un régimen que está violando la Resolución 1373 de las Naciones Unidas, alojando a terroristas en su territorio; y segundo, no vamos a premiar a un criminal de lesa humanidad que sistemáticamente está lacerando a su pueblo”.

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