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«Ya estamos listos para gobernar este país»

Por: Carlos Castelblanco Pinedo – Redacción Pares


“Yo soy el resultado de una historia que es la de muchas víctimas en este país, y de muchas personas que han adoptado la opción política de la izquierda. Y como resultado de esa opción, hemos tenido que afrontar situaciones muy adversas.”


Pares habló con Iván Cepeda Castro, defensor de derechos humanos, senador por el Polo Democrático y vocero oficial del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE), organización fundada en 2003 con el fin de agrupar a los familiares de víctimas de crímenes de Estado.


En agosto de 1994, después del asesinato de su padre, creó la Fundación Manuel Cepeda Vargas en memoria del dirigente de la Unión Patriótica. La Fundación trabaja temas de paz y justicia social, así como la construcción de memoria histórica con el fin de preservar la verdad sobre los crímenes de Estado y la promoción de los derechos humanos.


Pares: Después de siete meses de gobierno del presidente Iván Duque ¿cuál es su balance sobre la manera en la que se ha implementado el acuerdo de paz?


Iván Cepeda Castro: El 7 de agosto el Presidente dijo en su posesión que su gobierno iba a incentivar un diálogo favorable a la paz y que iba a acabar con las falsas dicotomías entre enemigos y amigos de la paz. Dijo que iba a implementar el acuerdo a pesar de que introduciría leves modificaciones.


Pero ese anuncio, que parecía un alentador con relación a posiciones recalcitrantes y extremistas que hemos conocido por parte de los sectores de extrema derecha en Colombia, poco a poco se ha venido desvaneciendo y ha venido siendo reemplazado por una posición adversa a la construcción de la paz.


Además, todo lo que atañe al proceso de implementación del acuerdo de paz con Farc, este Gobierno, si bien ha dicho que va a mantener y a profundizar una política de reincorporación de los ex guerrilleros y que va a cumplir con el acuerdo, pues no ha hecho nada significativo en esta materia.


Tampoco el presidente Duque desarrolló ningún tipo de política que diera continuidad a los esfuerzos que había hecho el gobierno del presidente Santos en el segundo perído, por ejemplo en los esfuerzos por buscar el sometimiento a la justicia del llamado Clan del Golfo; ese fue un proceso que había avanzado considerablemente en la administración anterior y que en este Gobierno ha dejado de tener cualquier relevancia.


Así que el balance de este gobierno es muy pobre, por no decir negativo, y es un balance en el cual en todos los campos del proceso de paz en los que se venía avanzando en la administración anterior, se han producido traumatismos y debilitamientos que pueden poner en peligro el conjunto del proceso de paz.


Pares: ¿Y cómo evalúa el desempeño del gobierno en la frustrada mesa de diálogos con el ELN?


I.C.C: En el tratamiento que le dio el Presidente a los diálogos que se estaban desarrollando con el Ejército de Liberación Nacional se hizo todo lo posible para que esas conversaciones fracasaran.

El gobierno anunció que iba a evaluar los avances de ese proceso, y al final más que una evaluación, lo que hizo fue tomar unas decisiones que poco a poco fueron asfixiando esas conversaciones, al punto en que el 17 de enero, cuando sobrevino una acción criminal por parte del frente urbano del ELN en la Escuela General Santander, obviamente se produjo un desenlace en el que se rompieron los diálogos.


Se interrumpió abruptamente un proceso que tenía un desarrollo importante: unos acuerdos, un cese bilateral del fuego, unas perspectivas importantes. Y una vez roto el proceso, en la mesa de conversaciones el gobierno hizo hasta lo imposible por evitar que esa circunstancia pudiera, de alguna manera, subsanarse; renunció al protocolo que debía haber cumplido para lograr que la Delegación de paz del ELN pudiera regresar a Colombia.


También puso en una situación muy difícil a Cuba y a Noruega como países garantes, y posteriormente ha hecho anuncios en los que desconoce que exista un conflicto armado con el ELN. Ha cambiado el estatus que le reconocían otros gobiernos al ELN como organización política insurgente.


Ahora la denominación es de Grupo Armado Organizado, lo cual hace imposible tener conversaciones de paz. En fin, se frustró una posibilidad de paz que había logrado un desarrollo importante.


Pares: Y en aspectos como la presentación del Plan Nacional de Desarrollo ¿cómo le va al presidente Duque?


I.C.C: Ha dado algunos pasos, como por ejemplo aprobar los Planes de Desarrollo con enfoque territorial y aprobar algunos proyectos productivos para los ex combatientes. Pero por otro lado no ha incluido en este Plan Nacional de Desarrollo, que es la hoja de ruta en materia de inversión presupuestal, un capítulo especial para desarrollar los distintos puntos del acuerdo de paz. Tampoco ha cumplido con el compromiso de garantizar el desarrollo de puntos tan importantes como el de la reforma rural integral, o el de la reforma política.


El Presidente ha detenido completamente la política de sustitución de cultivos de uso ilícito y ha desarrollado una acción muy delicada para debilitar de una manera severa la Jurisdicción Especial para la Paz y el Sistema que debe garantizar a las víctimas la verdad, la justicia y la reparación.


Pares: En este contexto nacional ¿Qué papel desempeña un sector político y también de la sociedad colombiana que se opone con obstinación a la implementación de los acuerdos de paz?


I.C.C: Yo creo que a la extrema derecha no le interesa un proceso de paz, sino una especie de proceso de sometimiento que incluya una desmovilización automática de lo que era la Farc y la guerrilla del ELN; un sometimiento en el que no se produzca ningún tipo de cambio sustancial y de reformas profundas en el país.


Esperan una especie de milagro que pueda producir la desactivación de todos los factores de violencia en la sociedad colombiana; eso sin que haya ningún proceso que ponga en riesgo la impunidad con relación a los crímenes de lesa humanidad que se han cometido también del lado del Estado y de los sectores políticos que están precisamente en esa orilla de la extrema derecha del país.


Está demostrado hasta la saciedad que la paz requiere cambios y que la paz no vendrá si no se producen esas reformas de las que habla el acuerdo que fue suscrito en noviembre de 2016 por el estado colombiano y lo que era la guerrilla de las Farc.


Como eso no va a ocurrir, lo que quiere la extrema derecha es que nos preparemos hacia una continuidad y profundización del conflicto armado acompañado de un modelo militarista y autoritario, que es precisamente el tipo de modelo que han intentado imponerle a la sociedad colombiana desde hace muchos años.


Ahora, hay un agravante adicional, y es que esta nueva fase de esa política se enmarca en un contexto internacional difícil, y por lo tanto también aparece en el horizonte la posibilidad de un conflicto armado trasnacional, que en este caso se desarrolle, en un primer momento, entre Colombia, Venezuela y Estados Unidos.


Pares: ¿Considera que este Gobierno, en lugar de buscar consensos y acuerdos políticos con sectores diversos, está jugado con el uribismo?


I.C.C: Sí, por supuesto. Duque no ha tenido una base social propia, sino que depende de los seguidores y de las redes políticas del uribismo, entonces es obvio que lo que intenta es congraciarse con esos sectores y abrirles paso para que aumenten su cuota de poder en los próximos años, tanto en las corporaciones públicas locales, es decir en las elecciones que se van a dar en el mes de octubre, como también van a ir diseñando una estrategia de cara a las elecciones del año 2022.


Sin embargo, en Colombia se está aclimatando un tiempo distinto al del odio, la inequidad y la falta de democracia que quieren los sectores de extrema derecha.


Es muy alentador ver que toda la oposición, desde el centro hasta la izquierda más radical, esté en una foto respondiéndole al Presidente acerca de las objeciones a la JEP. Eso es una clara muestra de que ya estamos listos para gobernar este país.


Pares: ¿Cómo analiza la situación actual de la JEP y también de qué manera recibe la decisión de la Jurisdicción de investigar el caso del genocidio contra la Unión Patriótica?


I.C.C: Yo creo que la JEP es un sistema que está en construcción y que además tiene enemigos muy poderosos, así que hay que ayudar a fortalecerla y creo que el papel de las víctimas en este momento es defender la Jurisdicción a pesar de sus limitaciones, de sus problemas que, por supuesto, pueden ser subsanados.


Este es el momento de defender la existencia de la JEP y de ayudar para que su trabajo se haga de la manera más eficaz posible. De la consolidación de la paz depende el futuro de Colombia. Hay sectores que le tienen pavor a todos estos cambios que se están presentando, y por supuesto eso incluye a la Jurisdicción.


Yo creo que en lo que concierne al genocidio contra la UP, esa es una decisión trascendental porque es un capítulo ineludible de la verdad que hay que construir en Colombia.


El genocidio contra la Unión Patriótica es un caso paradigmático de persecución política e intento por exterminar una fuerza política en el que se presentaron todas las formas de criminalidad, de persecución y de exterminio que fueron empleadas por un sector del Estado en complicidad con estructuras paramilitares.


Ese es un capítulo que no puede ser negado o simplemente omitido en un proceso de verdad y justicia como el que se está dando en el contexto del Sistema Integral creado en el Acuerdo Final de Paz.


Pares: En el último informe de la ONU sobre la situación de derechos humanos en Colombia, hay una revelación muy preocupante sobre los asesinatos y las amenazas que se vienen realizando contra los líderes sociales.


I.C.C: La situación de los líderes sociales es de persecución y de criminalización sistemática contra ellos. Eso obedece precisamente a la contradicción y a la gran lucha que se está presentando en la sociedad colombiana, y que los líderes sociales son las figuras emblemáticas de la implementación del acuerdo de paz en los territorios.


Son mujeres y hombres que están luchando por una reforma rural, por la restitución de las tierras, luchan para que las víctimas de los crímenes que se han cometido puedan tener acceso a la justicia y para que se produzcan cambios políticos, es decir, la democratización de la vida local que está tomada por la corrupción, el clientelismo y el gamonalismo.


En muchos rincones del país imperan el autoritarismo y la mafia, y en contraposición a eso, los líderes que están siendo asesinados ocupan hoy en día la primera línea de esa lucha social y política.


Pares: Desde comienzos del año 2018 fue diagnosticado con cáncer y desde entonces ha librado una lucha contra la enfermedad ¿cómo es su estado de salud actual?  


I.C.C: En este momento ya atravesé un momento difícil que fue el de los tratamientos curativos y complementarios del cáncer que he padecido. Ahora estoy en un proceso de recuperación después de la quimioterapia y de las cirugías que me han practicado.


Ahora debo tener una vida lo más saludable posible, pero yo creo que ya he comenzado una fase menos difícil que la anterior, aunque en este proceso siempre hay que estar muy atentos, el cáncer es una enfermedad que se puede desarrollar nuevamente en cualquier momento, hay que estar controlando. Puedo decir que ya pasé lo más difícil de mi proceso médico.

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