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Las vías de hecho

Por: León Valencia, director – Pares


Decía el presidente Duque que no iría al Cauca a reunirse con los indígenas hasta que no levantaran el bloqueo en la carretera Panamericana y desistieran de las vías de hecho. Ha repetido una y mil veces que no negocia en medio de la presión, que no permitirá las vías de hecho. Esta idea es la almendra de una columna que le publica el diario El Tiempo este domingo 7 de abril. Veamos la fuerza de este argumento.


‘Vías de hecho’ es una expresión para denotar algo por fuera del derecho o mejor, algo contrario al derecho. La palabra derecho tiene en este caso una connotación amplia. Y miren la paradoja. Minga quiere decir para los indígenas, según lo explica Aída Quilcué, una de las líderes: “Caminar la palabra”. Minga es diálogo, es acuerdo. La idea de los indígenas del Cauca es que les han incumplido los compromisos, lo pactado con el Estado en diversas conversaciones del pasado.


El gobierno acepta esta afirmación de los indígenas y justifica el incumplimiento diciendo que el Estado no está en capacidad financiera de llevar a la práctica lo pactado. Esto quiere decir, sin lugar a discusión, que quien primero rompió las reglas, quien primero faltó a la palabra, quien primero recurrió a las vías de hecho, fue el Estado.


Las vías del derecho obligaban al Estado, en caso de que no pudiera cumplir con los compromisos, a sentarse a renegociarlos, a deshacerlos tal como los había hecho, en una mesa de conversaciones con las autoridades indígenas.


Esa es la razón de fondo que los indígenas tienen para exigir la presencia directa del presidente en la firma de los acuerdos. Creen ellos que, si el primer mandatario pone la cara y la firma, será una mayor garantía para que esta vez sí les cumplan.


Esta parece, desde luego, una discusión bizantina. Pero dado que el gobierno dice que la idea fuerza de su mandato es el respeto a la legalidad, obliga a quienes lo criticamos a entrar en ese terreno del debate. En realidad, Duque, en estos ocho meses, ha recurrido una y otra vez a las vías de hecho.


Ha roto los protocolos que el anterior gobierno firmó en las negociaciones con el ELN bajo la supervisión de garantes internacionales; ha dicho en varias oportunidades que algunos de los acuerdos firmados con las Farc no lo obligan y está incumpliendo de hecho compromisos establecidos; está incumpliendo los acuerdos de sustitución de cultivos con campesinos cocaleros; ha prohijado acciones abiertamente violatorias de la soberanía en el llamado cerco diplomático al régimen de Maduro. Cito estos ejemplos en los que ha habido un debate público que los lectores pueden recordar.


Ahora bien, en estricto sentido, Duque tampoco ha podido cumplir con la palabra de no negociar en medio de las vías de hecho de los indígenas. Duque envió a una delegación de alto nivel a buscar un acuerdo con la Minga y ahora se dispone a ir en persona a firmar el pacto sin que los protagonistas de la protesta hayan dicho que su levantamiento del bloqueo es definitivo. Lo que han dicho los dirigentes de la Minga es que suspenden temporalmente los bloqueos para dar lugar a la reunión con el presidente.


Esta decisión es buena, pero podría haberla tomado desde hace veinte días y nos habríamos evitado los muertos, los heridos, los golpeados en medio de la protesta y también las pérdidas millonarias de los empresarios de los departamentos afectados. Las organizaciones ilegales que tanto han golpeado a las comunidades del Cauca han estado felices con el caos que se ha generado en estos días de aguda disputa. Sin duda han pescado en ese río revuelto.


Nos habríamos evitado también la crueldad del racismo, de la discriminación, de los insultos, de las mentiras que han proliferado en las redes sociales, en los medios de comunicación y aun en los discursos oficiales. Decir que los indígenas tienen demasiada tierra, que las protestas son financiadas por el gobierno venezolano. Impulsar la división de las comunidades y de las familias indígenas auspiciando querellas públicas de los miembros de la organización indígena.


Aun si se firma el acuerdo, el saldo de rencor, de división, de dolor que va a quedar en el Cauca es pavoroso. Un gobierno no debía propiciar nunca una situación de estas.

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