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El enroque de Álvaro Uribe

Por: Sergio Saavedra. Redacción Pares


El pasado viernes 14 de junio, el expresidente Álvaro Uribe sorprendió a la opinión pública tras el anuncio de apelar a un Estado de Opinión en busca de mitigar la mala hora del uribismo. Precisamente, el malestar en las toldas del Centro Democrático se acrecienta con los continuos pulsos que han perdido con las altas cortes.


Justamente, esas derrotas suceden, paralelamente, con una mala percepción que tiene el país en torno a la gestión del presidente Iván Duque. De hecho, según la encuesta Polimétrica —realizada por la firma Cifras y Conceptos en abril— la imagen desfavorable el presidente es de 58% y, según la encuesta Gallup Poll del mes de mayo, la desaprobación del gobierno de Duque llegó al 60%.


En este sentido, la maniobra de Uribe sobre el Estado de Opinión parece advertir que, por un lado, hay una angustia sobre el devenir del presidente Iván Duque y las decisiones políticas que representan el partido Centro Democrático.


Por otro lado, que al cumplirse un año de los comicios que marcaron el regreso del uribismo y los 11 meses que completa Duque en la Casa de Nariño, Álvaro Uribe se erige como presidente máximo del Centro Democrático para buscar hacer realidad la frase que expresó en noviembre del año pasado: “Necesitamos que Duque enderece, porque si Duque no endereza nos va muy mal”.


La defensa del dragón


La defensa del dragón es el nombre con el que se le denomina a una de las variantes más complejas de la Defensa Siciliana, jugada de vieja data en el ajedrez. De hecho, es considerada como una de las defensas más agresivas, además de ser reconocida por la capacidad de ataque y contrataque que permite, aunque no deje de advertir un gran riesgo. Esta comparativa de una estrategia en un tablero de ajedrez, pretende ilustrar la avanzada del uribismo, con respecto a la búsqueda del Estado de Opinión, que, para el expresidente Uribe es la “expresión de superior” del Estado de Derecho.


Según las cuentas de Uribe con respecto al panorama actual, el Estado de Opinión presenta como una oportunidad de apelar a participación de la opinión publica para declinar el ordenamiento jurídico en favor de los intereses del gobierno y del Centro Democrático. Es más, el expresidente ha reiterado —con ahínco— que la característica más predominante de un Estado de Derecho reposa en la alta participación y el papel de la opinión pública.


La teoría de la aguja hipodérmica en tiempos de redes


La semana pasada, la Registraduría del Estado Civil le otorgó el aval a un grupo de civiles en cabeza de Herbin Hoyos, quien abandera el Movimiento Libertad y Orden, para que a lo largo de seis meses recojan más de 1’800.000 firmas y de esta forma puedan convocar un referendo que tiene serias intenciones de modificar la institucionalidad. En síntesis, la intención de esta iniciativa pretende derogar la Jurisdicción Especial para la Paz e incluso revocar las cortes; generando incertidumbre por el equilibrio de poderes y la implementación del Acuerdo de Paz.


A pesar de que falta recorrido para que esta iniciativa sea votada por los y las colombianas, teniendo en cuenta que la misma debe pasar por la lupa del Congreso de la Republica y de la Corte Constitucional, se están reviviendo capítulos como los del plebiscito. Justamente, la Oficina de

Comunicaciones del expresidente Álvaro Uribe el pasado 15 de junio emitió un comunicado a Revista Semana en la esgrimió las siguientes declaraciones:


“El plebiscito es expresión del ESTADO DE OPINIÓN, es Constitucional, sin embargo, el Gobierno Santos alteró el umbral para ganar, pero perdió y lo desconoció. Esta conducta es la violatoria del Estado de Derecho (…) La consulta, el plebiscito, el referendo, las firmas, son instrumentos constitucionales para que la ciudadanía se manifieste, hacen parte del ESTADO DE OPINIÓN que es la expresión superior del Estado de Derecho”.


En este orden de ideas, la polémica se viene acrecentando bajo los lineamientos de la avanzada de Uribe de buscar respaldo en la opinión pública por medio del voto, para dar un cambio al rumbo de las decisiones que se desprendieron de las altas cortes. Así las cosas, es necesario hacer hincapié en que esta iniciativa del uribismo parece emerger del anacronismo de la teoría de la aguja hipodérmica; una refutada teoría de comunicación que centraba su atención en el concepto de masa y que priorizaba la comunicación como una herramienta propagandística para conseguir una conducción en la opinión pública.


Campañas entre agujas y redes


En este sentido, el hecho de revivir un capítulo como el del plebiscito no pasa inadvertido, puesto que dicha elección estuvo marcada por una campaña promovida por el NO que dejó unos rezagos de como desde los partidos políticos se moviliza a la opinión pública para ejercer el voto. De hecho, vale la pena recordar parte de las declaraciones de Juan Carlos Vélez, gerente de la campaña del No del Centro Democrático:


«En emisoras de estratos medios y altos nos basamos en la no impunidad, la elegibilidad y la reforma tributaria, mientras en las emisoras de estratos bajos nos enfocamos en subsidios. En cuanto al segmento en cada región utilizamos sus respectivos acentos. En la Costa individualizamos el mensaje de que nos íbamos a convertir en Venezuela. Y aquí el No ganó sin pagar un peso. En ocho municipios del Cauca pasamos propaganda por radio la noche del sábado centrada en víctimas».


Ahora bien, hay preguntas que se circunscriben al panorama próximo, ¿logrará el uribismo articular una estrategia de comunicación que cale en la movilización de la opinión pública para reversar a las altas cortes, frente a las dinámicas de la sociedad civil en las redes sociales?


El revés de la defensa del dragón


Tal como se advirtió, la puesta en marcha de la defensa del dragón representa un riesgo y visos de ello anidan en el revés que le plantó el periodista Daniel Samper Ospina a la intención del uribismo de un referendo. En el plano simbólico, el ajedrez político se disputa un capital y no en vano las nuevas formas se comunicarse tienen una importancia en ese sentido.


Daniel Samper, ha explorado distintas formas de relacionar el contenido periodístico de orden político a la forma en como la sociedad civil se acerca a estos temas a través de las redes sociales. Es recordado su incursión como ‘youtuber’ o la participación de la canción denominada ‘El reguetón de la corrupción’ que pretendía apoyar la Consulta Anticorrupción de agosto de 2018. De acuerdo o en contra, resulta interesante analizar el interés que ha logrado despertar.


Para su última exploración, decidió hacer una suerte de anti-referendo virtual por medio de la plataforma Change.org., bajo el #FirmoParaQueUribeSeRetire y que ha logrado que más de 360.000 colombianos, en sólo 4 días, hayan logrado firmar la petición. Asimismo, el periodista señaló que hacer que dicha colecta de firmas sea la más grande en la Change.org.; es “una forma de expresar nuestra opinión y de ejercer sanción social ante este intento por acabar el estado de derecho…”


Así las cosas, estás disputas sobre la opinión que circunda en redes sociales se configuran como una instancia de interés frente a qué papel tiene la sociedad civil en el presente gobierno y en el rumbo del país. El regreso del uribismo en términos de gobernabilidad tiene un actor activo, no una masa; tiene una sociedad civil que se relaciona de múltiples formas con lo que pasa a nivel político.

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