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«Hay que educar para cuidar la vida y el medio ambiente»

Por: Carlos Castelblanco Pinedo – Redacción Pares


«Nuestra lucha contra el tema del prohibicionismo sobre el consumo de sustancias psicoactivas no es para pasarle el negocio del narcotráfico, del que vive el prohibicionismo, a la industria farmacéutica si lo convertimos en una cuestión de salud pública. Es decir, si se trata como una enfermedad, hay 350 millones de personas que consumen en el mundo, es duplicar el negocio para la industria farmacéutica. La solución debe ser construir un proyecto cultural a plazo indefinido que tenga por objetivo el embellecimiento de la vida diaria, de tener un conocimiento, unas actitudes y unas prácticas que estén directamente relacionados con el cuidado de la propia vida, de la vida de los demás y del medio ambiente que compartimos.»


Pares habló con el doctor e investigador en neuropsicología Juan Daniel Gómez Rojas. Doctorado en Psicología Clínica, Neurofisiología y adicciones, y en Etnología de la Universidad de Munich, Instituto Neurológico Grosshadern, Instituto de Estudios Etnológicos e Instituto Max.Planck, Alemania; estudios de doctorado en la Universidad Erasmus Rotterdam, Medicina Social y Preventiva, Holanda.


Ha realizado estudios de Postdoctorado en Investigación sobre adicciones y en Neuroimagen Funcional, procesos cognitivos y adicción (Center for Addictions and Mental Health, Universidad de Toronto, Canadá y en la Universidad de Lund e Instituto Karolinska, Suecia. Tiene una experiencia de más de tres décadas en tratamiento de adicciones y conocimiento de plantas sagradas y es profesor titular en la Universidad Javeriana.


A propósito de la conversación sostenida con el doctor Gómez Rojas, vienen a la memoria estos versos del poeta antioqueño Porfirio Barba Jacob:


«La Dama de cabellos encendidos transmutó para mí todas las cosas,/y amé la soledad, los prohibidos huertos y las hazañas vergonzosas./¡Qué intenso el fruto de las tinieblas!/¡Qué grato el beso de un labio en llamas!/Y oía un trino y su espiral me abría caminos de ilusión al claro monte,/al claro cielo absorto en la extensión…» La Dama de cabellos ardientes.


Pares: ¿Cómo analiza la propuesta del senador Álvaro Uribe de introducir, en las elecciones de octubre, una papeleta para promover la prohibición del consumo de sustancias psicoactivas?


Juan Daniel Gómez Rojas: El expresidente Uribe dentro de su modo de hacer incidencia sobre la opinión pública lanza una serie de cápsulas, o unos flash informativos que promueven algo que tiene que ver con el estado de opinión en el que involucra el tema del consumo de drogas, que es un tema que desde hace muchos años en Colombia estaba zanjado por la Corte Constitucional como un pilar del libre desarrollo de la personalidad.


Y es una polémica que no es banal. El tema no es, ni el prohibicionismo ni mucho menos que consumir droga es una enfermedad. No, es un asunto de educación, pero no de aleccionamiento sobre los peligros y los riesgos etc., sino un gran proyecto cultural. La cultura es la manera que tenemos los seres humanos de embellecer la cotidianidad en la casa, en el trabajo, en el restaurante, en el parque y en todos los ámbitos del mundo.


Están hablando de prohibiciones, ¿por qué no le dice a la gente que no tome trago delante de sus hijos? ¿acaso eso no le parece que es una conducta negativa? Dicen que los consumidores de sustancias psicoactivas son potencialmente peligrosos y habría que aislarlos; entonces ¿aislemos a los padres que son corruptos, a los padres que están metidos en negocios feos, a los padres que están haciendo política y favorecen los intereses del capital en detrimento de la miseria y de la pobreza de cantidades de colombianos? ¿y a los homofóbicos y machistas, no deberían aislarlos también?


No es excluyendo y prohibiendo, sino es a través de la inclusión de una manera comprensiva, modelando y educando las conductas que atentan contra la propia vida la vida de los demás o el medio ambiente que compartimos. Hemos olvidado que lo fundamental en la sociedad tiene que ver con la educación consciente, amorosa ,respetuosa de los demás, incluyente; y eso no está ocurriendo en nuestro país.


Las actitudes comprensivas en tema de drogas funcionan mejor que las represivas. Vuelvo al tema de “piensen en cualquier color menos en el morado”, eso es absurdo. Generalmente se cree que el que requiere apoyo es el muchacho que consume, y no siempre es así, pues seguramente hay un problema familiar más complejo, que lo sobrepasa a él. 


Pares: En los pueblos ancestrales uno diría que no se ven adictos, no hay gente que esté consumida y destruida por las sustancias psicoactivas ¿Qué relación ha establecido el ser humano con las drogas o sustancias psicoactivas a lo largo de la historia?


J.D.G.R: El ser humano siempre ha usado drogas; han estado y estarán siempre con nosotros. Los registros arqueológicos demuestran que la Cannabis sativa era una planta conocida y cultivada en Oriente hace miles de años. Hace un par de semanas un estudio publicado en la revista Science Advances describe el hallazgo en China de diez braseros de madera de hace 2.500 años, la prueba más antigua hasta ahora de la utilización de esta planta por sus propiedades psicoactivas.


No existe la dependencia de las drogas, la dependencia es dependencia de nuestros propios neurotransmisores que se sobreactivan cuando consumimos drogas. Esto nadie nos lo va a quitar del organismo, ni el deseo de ensanchar nuestra mente. Hay personas que son proclives genéticamente a la dependencia. Es decir que esos neurotransmisores que adquirimos en la evolución biológica de la especie sufren una desregulación y a la persona le puede faltar alguno de ellos, especialmente la dopamina.


Se llama el Síndrome de Disregulación Dopaminérgica y provoca que la gente sea tendiente a buscar recompensas adicionales a las que le da uno el dinero, el sexo, comer, jugar, etc. Y entonces la gente busca más trabajo, más sexo, más consumo, más marihuana, más cosas. La Organización Mundial de la Salud indica que solo 30 millones de personas son consumidores problemáticos de los 350 millones que hay.


Por eso me gusta la sabiduría ancestral indígena, porque han mostrado que es posible relacionarse de una manera ética y saludable con las sustancias psicoactivas. Son nuevas identidades, nuevas formas de relacionarnos con esas formas de celebrar la vida de una manera tranquila, y si me lo permite, bella.


Si usted sabe que no es una persona proclive a la adicción, es muy probable que diga “¿para qué meto?”, o que aprenda a tener un consumo moderado. Es posible el consumo moderado en los que no son enfermos, no necesitan reducción de daños, necesitan una cultura del consumo y son moderados y funcionales. 


Pares: Un número creciente de estudios explora los posibles daños y beneficios de las drogas psicoactivas. Sin embargo, la mayoría de investigaciones acuerdan en que cuando se trata de la salud del cerebro, el alcohol es mucho más dañino que la marihuana ¿es así?


J.D.G.R: El alcohol es una droga infinitamente más fuerte y más dura que la mariguana. Yo le pregunto a todos los moralistas, a los adictos al poder, a todas estas personas que están pensando la prohibición ¿por qué ustedes no dicen lo mismo del alcohol que toman delante de sus hijos en la casa?


Hay que diseñar un gran proyecto cultural, no de largo aliento sino indefinido, en donde los colombianos aprendamos a relacionarnos con todo lo que nos hace daño, incluido el azúcar. Cada uno de nosotros debería tener su manera pensada de relacionarse con las sustancias. Y sobre todo, quienes optan por el libre desarrollo de la personalidad deberían conocer cuál es el nivel de consumo mínimo que no genera problemas, que le permite ser funcional. 


No me imagino a Uribe diciendo que se prohíba vender alcohol en una zona de restaurantes o que se prohíbe consumir cerveza en un café. Entonces esa propuesta tiene una intención electoral y que mueve la moral de una cantidad de gente, pero no me parece que sea muy claro lo que está proponiendo.


Nos hemos olvidado, como dice el tango Cambalache de Santos Discépolo ‘lo mismo un burro que es un gran profesor’. Los académicos, las personas que entendemos este asunto, no podemos plegarnos a que el día de mañana, con argumentos peregrinos, otros muevan una moralidad pública de manera mezquina y mal informada. Soy un neurocientífico, me he informado y soy una persona que quiere la reconciliación y el bienestar. Me interesa que con base en argumentos y razones científicas conversemos y hagamos un proyecto colectivo que finalmente haga de Colombia un país libre.


Pares: El escritor y filósofo británico Aldous Huxley en su libro «Las puertas de la percepción» narra un viaje dentro de los mundos inexplorados de su mente tras ingerir mescalina, un alcaloide derivado del peyote, un cactus usado por culturas indígenas ancestrales en sus rituales cosmogónicos. Va describiendo un recorrido a través de la experiencia humana relacionada con los estados a los que se llega cuando se abren otras puertas de la percepción que las habituales de la sobriedad ¿Sectores reaccionarios de la sociedad pueden temer a estas experiencias del individuo?


J.D.G.R: Prohibir permite controlar y lo que necesitamos en Colombia es más libertad y la experiencia psicológica privada es probablemente imposible de controlar. Los alemanes tienen una canción que dice «Los pensamientos son libres ¿quién los pueda alcanzar? nadie les puede disparar, pueden ponerles pólvora pero nadie puede destruirlos».


Precisamente lo que se pretende con estas estrategias es llegar a ese espacio de la experiencia psicológica privada y poderla fiscalizar y controlar, porque es al único punto donde las estrategias de control no han podido llegar. A usted lo pueden perfilar porque se mete a páginas de sexo o porque se mete a páginas de moda, pero nadie se puede meter en sus pensamientos y determinar exactamente qué es lo que usted siente y piensa, y cuáles son sus experiencias mágicas y místicas; cuáles son sus deseos más íntimos.


La conciencia no está en el sistema nervioso sino que es parte de la estructura, es la capacidad que tiene el cerebro de acceder a una información que está en la estructura fina del universo. Claro que estas sustancias psicoactivas producen experiencias maravillosas que le permiten a uno ampliar la conciencia y el conocimiento; nos permiten pensar mundos mejores, como una sombrilla donde quepamos todos, inclusive los otros, los que piensan distinto a uno.

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