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“Podrán callar mi voz, pero se alzarán mil más”

Por: Juan Arturo Gómez Tobón, Colaborador Pares


“Mi universo eran los 205 mil kilómetros cuadrados de Belén de Bajirá, pero se redujo a escasos metros. Añoro la vida de campo. Me hace falta que me invada el olor de la libertad, que no huele a otra cosa que a selva; rememoro navegar por las aguas del Atrato en una pequeña champa, pescar en sus caños. Mientras los bandidos andan tranquilos por las calles de Colombia, un simple campesino como yo, un líder social que solo pide vivir con dignidad y que le respeten su cosmogonía, tiene que andar enjaulado y temeroso”.


Pares habló con Henry Chaverra, líder social del Bajo Atrato, actualmente amenazado. Chaverra es un negro de hablar recio y fuerte cuando se trata de defender los derechos de su raza. Para este líder, el tema de Belén de Bajirá es una cuestión más de pertinencia que de pertenencia. Para él, la tierra y sus recursos no son un bien de donde se extraen recursos para atesorar, es más una cuestión de arraigo y ancestralidad.


Su inconformidad fue creciendo poco a poco: los desmanes contra su gente, por parte del Ejército durante la operación Génesis y la posterior arremetida, a sangre y fuego,de las Autodefensas Unidas de Colombia, le fueron creando un tarugo en la garganta y el alma que explotó una mañana de 2007, cuando el Consejo de Estado anuló la creación del municipio chocoano de Belén de Bajirá. Ese día despertó el negro cimarrón que lleva en sus genes y, hombro a hombro con Leopoldino Perea, empezó la gesta por defender la pertenencia de Belén Bajirá al Chocó.


Mientras terminan los pormenores de la marcha Por la Vida, en Riosucio, Chocó, Henry Chaverra lanza una expresión: “¡Fueron asesinados en el 2017 y todos eran cercanos al Comité Prodefensa de Belén de Bajirá!”. Un silencio expectante llena el recinto.


El año 2017 fue crucial en la disputa por Belén de Bajirá. Después de 17 años de alargues y maniobras jurídicas, en enero de ese año la Comisión de Ordenamiento Territorial del Congreso decidió la no existencia de un diferendo limítrofe entre Antioquia y Chocó por los territorios de Belén de Bajirá, Macondo, Blanquicet y Nuevo Oriente, y de esa forma devolvió el expediente al Instituto Agustín Codazzi. En el mes de junio, este organismo publicó el mapa de Chocó, con base a la ley 13 de 1947 que creó este departamento; en dicho mapa se incluyen los territorios en disputa. Y entonces arreciaron las amenazas.


Dice Henry Chaverra que miembros del comité recibieron panfletos con amenazas: “En años atrás a los líderes del Chocó que defienden a Bajirá, que dejaran eso quieto, porque si Antioquia perdía el territorio lo pagarían muy caro. Hoy sabemos que por la joda que cogió Leopolindo y Genry Chaverra (sic) el territorio le quedó al Chocó. Prepárense que por Antioquia matamos y nos hacemos matar”.


Lápiz en mano, Chaverra empieza a escribir: Luis Hernando Bedoya Úsuga, miembro de Conpaz; Juan de la Cruz Mosquera, líder del Consejo Comunitario Tamboral, Efrén Santo, Consejo Comunitario Pedeguita-Mancilla; Moisés Mosquera Moreno, del Consejo Comunitario de Tamboral; Jeiler Chalá, del Consejo Comunitario de Domingodó y Mario Castaño Bravo, líder de Restitución de Tierras del Consejo Comunitario Jiguamiandó, La Larga Tumaradó, Pedeguita. Todos asesinados.


Este líder social chocoano sufrió un atentado el pasado 21 de mayo en la vía que conduce de Nuevo Oriente a Belén de Bajirá. La noche de ese día, mientras regresaba de reuniones con los consejos comunitarios, el vehículo recibió siete impactos de bala disparados desde la manigua. “Estoy vivo gracias a Dios, a la pericia del conductor y a la valentía de mis escoltas de la UNP”.


Pares: ¿Qué ha representado para un negro atrateño tener que usar chaleco antibalas y escoltas?


Henry Chaverra: El chaleco huele a azufre y muerte, mi Chocó huele a libertad. Como campesino, ese aparatejo estorba para sembrar la mata de plátano y el puño de arroz. Los escoltas se han vuelto mis compañeros, a ellos le debo la vida. Son unos héroes.


No puedo decir lo mismo de la Unidad nacional de protección -UNP. Después de informar y de solicitar un vehículo nuevo, me asignan uno convencional; mi respuesta fue negativa y, ante esto, lo que recibo de UNP es el formato de un acta para que yo desistiera del esquema de seguridad, firmada por Luis Ignacio Acosta González, coordinador del grupo de vehículos de protección.


Vivo en constante zozobra, la vida de mi familia cambió. Mientras los bandidos andan tranquilos por las calles de Colombia, un simple campesino como yo, que solo pide vivir con dignidad y que le respeten su cosmogonía, tiene que andar enjaulado y temeroso. Para nosotros, el río, las montañas, los animales no son un medio para enriquecerse. Todo lo contrario, son nuestro universo y nosotros somos una parte más de ese universo, si le hacemos daño, el mal se nos devuelve.


Pares: ¿Cuándo cambió la vida de Belén de Bajirá y su gente?


H.Ch: En 1997, después de la operación “Génesis”, ingresa el Bloque Elmer Cárdenas al mando de alias “Alemán”; ellos entraron gritando: “Negros hijueputas, esta tierra ahora es de nosotros, venimos a sembrar palma y quien no venda, le compramos a la viuda”. Miles de hectáreas fueron despojadas por personajes y familias prestantes como los Gaviria, los Uribe y los Moreno. También estuvo implicada Sor Teresa Gómez, hermana de crianza de los Castaño, y su Ejército Antirestitución de Tierras.


Fue una época dura, desaparecidos asesinatos. La consigna, en las cuencas de Jiguamiandó y Curvaradó, era “La palma se siembra con sangre”. El negocio fue redondo en su momento, para empresas como Urapalma, porque a la par que se hacían a ricas tierras, fueron beneficiados con Recursos de Agro Ingreso Seguro. Fredy Rendón Herrera, alias ‘Alemán’ en su momento reconoció esta realidad y esto nos permitió recuperar nuestras tierras.


Fueron alrededor de cuatro empresas que ingresaron a la región. Sus gerentes fueron a la cárcel, pero los verdaderos cerebros y quienes en verdad se beneficiaron, siguen libres.


Pares: ¿Quiénes son esos cerebros?


H.Ch: Las familias nombradas antes y un personaje funesto, que está libre en el exterior, gracias a las élites de este país, su nombre es Javier Daza.


Después de que se recuperaran las 4.000 hectáreas usurpadas, esas élites llegaron con una propuesta de explotación, ya no éramos “el bollo para perfumar”. Lo que querían era un modelo de esclavitud moderno y dijimos, “¡No!”.


Pares: El atentado fue hace dos meses, ¿qué hechos recientes cree usted que motivaron este?


H.Ch. Algo real es que las élites y gamonales políticos de Mutatá y Antioquia se verán afectados por los 6.500 votos, porque las mesas de votación de Belén de Bajirá, Macondo, Blanquicet y Nuevo Oriente inciden ahora en el Chocó y Riosucio.


Pares: ¿Cuáles son esos gamonales?


H.Ch: En el orden departamental, vuelve y juega la familia Gaviria, Luis Horacio Gallón y Luis Pérez Gutiérrez, quien ganó en las pasadas elecciones de Belén de Bajirá; en Mutatá, el concejal Marco Fidel Pérez Martínez y el actual candidato a la alcaldía de Mutatá, Richard Guevara Soto.


Estoy seguro de que el mayor fenómeno de trashumancia electoral en Antioquia, para estas elecciones, se dio en Belén de Bajirá; en las inscripciones de cédula, eran cinco y seis buses que salían diario hacia Mutatá. Son 6.500 votos, eso elige varios concejales y son significativos para alcaldía, gobernación o asamblea.


Pares: ¿Existen otros intereses en Belén de Bajirá?


HCh: Claro, esta es una región muy rica, estratégica geográficamente no solo para Colombia, también para el mundo. La biodiversidad es nuestro mayor activo y es lo que buscamos proteger como negros. Pero el oro, el agua, la madera, el petróleo son lo que quieren explotar. Mire, de seguro nuestras próximas luchas se darán contra las multinacionales mineras como la Anglogold Ashanty, no sé cómo irá hacer el gobierno nacional con los títulos mineros en el Cerro el Cuchillo, de propiedad de esta empresa y que fueron vendidos por Santiago Uribe.

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