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«La verdad de las víctimas atemoriza a unas castas políticas»

Por: Juan Arturo Gómez Tobón, Colaborador Pares.


Fernando Jaramillo se considera “una marica que lucha por la igualdad en Urabá”. Su voz gruesa y su mirada penetrante se quiebran cuando habla de su secuestro y violación. A sus 61 años organiza plantones para protestar contra la violencia sufrida por la población LGTBI. “Nos golpean, nos apuñalan, nos amenazan y nos matan. Ser líder y gay es un peligro mayor en Urabá”.


Pares habló con este líder LGTBI de Urabá. Fernando no olvida esa madrugada de noviembre de 1985 cuando miembros de las FARC-EP lo sacaron a rastras de su casa en Chigorodó. Aunque las huellas en su cuerpo, su salud y su alma siguen vivas, Fernando es un activo defensor de los acuerdos, tan es así, que su sueño es ser Juez de Paz en su pueblo y casi lo logra, pero lo dicho por dos hombres: “¡Marica hijueputa, te callas y dejas de hacer política o te matamos!”, mientras lo amenazaban con un revólver. Ese recuerdo se volvió una pesadilla.


PARES: ¿Quién es Fernando Jaramillo?


Fernando Jaramillo: Luis Fernando Jaramillo Medina, es un líder comunitario en la subregión de Urabá y lidera la corporación Todos Somos Iguales. Mi lucha en la subregión es por la dignidad de la población LGBT. Es triste que en pleno siglo XXI, aún no seamos reconocidos como seres humanos y sujetos de derechos. Sufrimos discriminación por las iglesias, en los hospitales y en algunas oficinas del Estado. Cuando escuchan el tono de nuestra voz, la respuesta inmediata es una actitud de rechazo y hasta de asco.

34 años después de ser secuestrado y violado por dos meses por miembros de las FARC-EP, Fernando visitó la JEP y se convirtió en la primera persona en hablar sin censura sobre la violencia sexual contra hombres ante este tribunal. Foto: Lina María Díaz.

PARES: ¿Qué acciones concretas ha liderado?


F.J: Desde la corporación damos charlas de salud sexual, asistimos en la enfermedad sin distingo de género. Luchamos por el derecho a la vida de la población, no es justo que después de recoger a una transexual tirada en la calle, casi muerta producto de puñaladas, nos toque hacer plantones para que la sociedad se conmueva.


Cansado de la indiferencia social y política, logré que cinco, de los seis candidatos a la alcaldía, firmaran el compromiso de la creación de una política pública para la población LGBT. Sin embargo, solo el señor Edgar Payares no lo firmó, ni se dignó asistir a la cita. Está iniciativa se está regando por Urabá y pronto haremos algo igual en Mutatá. Eso de que a las maricas solo nos busquen para inflar bombas y tender los manteles en los actos protocolarios, se tiene que acabar.


PARES: ¿Cuáles son tres puntos principales incluidos en el documento?


F.J: Son múltiples exigencias: ser tratados como personas, respeto a los Derechos Humanos, acceso a la justicia, a la salud, a la recreación, a la cultura y al trabajo sin discriminación por identidad de género. Pero también ser incluidos en programas de vivienda. A la marica le toca putiar para pagar una pieza o conseguirse un bocado de comida. Lo que busco es el reconocimiento de nuestros Derechos Constitucionales y una vida social digna.


PARES: ¿Es difícil ser gay en Urabá?


F.J: Ser marica, transexual, lesbiana o bisexual declarado en Urabá es un acto heroico. Históricamente hemos sufrido maltrato por todos los actores del conflicto, nos matan, nos violan y hasta les han exigido vacuna a las maricas que se prostituyen. Todo esto ante la mirada complaciente de las autoridades y de indiferencia de la sociedad de la región.


La voz de Fernando se rompe, hay un silencio, respira profundo, como intentando sacar a flote las palabras desde lo más profundo de sus miedos y continua: la noche del 19 de octubre de 1985 tocaron a mi puerta, al abrirla recibí un golpe en el vientre, me pusieron un costal en la cabeza y me subieron al Trooper verde en el que desparecían a las personas. Horas después desperté en un cambuche con el grito del comandante: “¿esta es la marica famosa de Chigorodó? Quítenle la ropa, ahora se va a saber lo que es tener un hombre encima”.


Por tres meses fui víctima de vejámenes, que hasta pena da relatar. Hubo noches que fui violado hasta por tres hombres. Tengo secuelas en la piel, sufrí daños irreparables en anillo rectal y aún hoy siento temor cuando un hombre me acaricia.

El 29 de marzo, Fernando, al lado de transexuales, lesbianas, gais y bisexuales entregó a la JEP dos informes sobre la violencia en contra de 879 personas de la población LGBT. Foto: Lina María Arias.

PARES: ¿Ha llevado su caso ante la JEP?


F.J: Sí, pero lo más importante es que estoy colaborando para que la verdad de la población LGBT sea incluida en el marco de posacuerdos. Hemos logrado que la JEP haya venido dos veces a Urabá a escuchar la población LGBT y fuimos con 120 víctimas de violencia sexual de la región a una audiencia ante este tribunal en Bogotá. Ya pusimos a rodar la ruleta y dejaremos de ser tratados como ganado de feria.


PARES: ¿Teme por su vida?


F.J: Fernando Jaramillo solo puede andar por los alrededores de su casa, si tiene que ir al médico o a una reunión debe buscar acompañamiento de la policía. Dos hombres encapuchados llegaron a mi casa a las 5:30 de la mañana, tocaron la puerta y apenas abrí, me dijeron: “¡Marica hijueputa, te callas y dejas de hacer política o te matamos!”. Cuando yo cerré la puerta, pensaron que me había ido, dijeron un nombre, ese nombre está en conocimiento de la fiscalía.


PARES: ¿De dónde cree que vienen esas amenazas?


F.J: Yo me lancé como candidato para ser juez de paz del municipio de Chigorodó, saqué la mayor votación, pero acá existe una clase rancia en la política que quiere manejar todo. En medio de una coyuntura electoral, ellos vieron en mí una amenaza.


En este momento no le estoy haciendo proselitismo político a ningún candidato a la alcaldía, sí estoy haciendo política en favor de la población LGBTI, para que el próximo alcalde creé la política pública para esta población; solo uno no lo firmó.


PARES: ¿Cuál cree usted que sean las causas de esas amenazas?


F.J: Urabá es el territorio más golpeado por la violencia en Colombia. El 86% de la población es víctima del conflicto armado, acá es normal acallar con balas a quien busca la verdad. Mire, que una marica vieja y que no tenga donde caer muerta haya ido a la JEP a denunciar su caso, genera impacto en el resto de las víctimas y pone a andar la rueda de la verdad en la región.


Como ya dije, en Chigorodó y Urabá hay castas rancias en la política que se han beneficiado del conflicto, que las víctimas pierdan el temor a hablar, los atemoriza y les quita el sueño, la tranquilidad.

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