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Los leños prendidos del gobierno Duque

Por: Sergio Saavedra. Redacción Pares


La Fundación Paz y Reconciliación -Pares dió a conocer un informe en el que hizo un balance del año del gobierno de Iván Duque en materia de seguridad. León Valencia, director de Pares, señaló que la principal promesa de campaña de Duque fue la seguridad, compartiendo la bandera más representativa de su partido el Centro Democrático. En el primer año del retorno del uribismo hay unas disidencias armadas de las Farc en crecimiento y en alianza con las disidencias políticas.


Precisamente, León Valencia expone los cinco leños prendidos que mantienen en alerta a nivel nacional a las comunidades quienes son las que han tenido que sufrir los embates de la violencia. En este sentido, el presidente Iván Duque tendrá que tomar una serie de decisiones que permitirán que cese, o no, la alarmante victimización producto de la presencia del Clan del Golfo, carteles mexicanos, el ELN, Caparrapos, disidencias de Farc y demás actores armados en el territorio nacional.


PRIMER LEÑO PRENDIDO: EL REARME ANTICIPADO


El primer leño prendido que dejó el Acuerdo de Paz, según analizó León Valencia, tiene que ver con la conformación de las disidencias que, con el paso de los años, desembocó en dos tipos de disidencias. Una de tipo armado que, desde el principio de la implementación de los acuerdos, dejaban ver facciones disidentes que se oponían a las dinámicas y los procesos del posconflicto.


Este suceso, para el analista político, empezó a marcar un apartamiento del proceso de paz y de los compromisos con la justicia transicional. Resultó ser que, en efecto cascada, personajes como Romaña, El Paisa y, finalmente, Jesús Santrich fueron labrando un papel marginal en la implementación y, paralelamente, fortalecieron la idea de un posible rearme que se materializó el pasado jueves 29 de agosto, con la aparición del video de lo que se denominó como el surgimiento de “La nueva guerrilla”.


De manera anticipada, Valencia advirtió el pasado miércoles 28 de agosto, en el marco de la entrega del informe ‘Más Sombras que Luces: la seguridad en Colombia a un año del gobierno de Iván Duque’, sobre el riesgo que representaba ese leño prendido. Para el analista político, esta suma de eventos desencadenaría la unión de una disidencia política con la disidencia armada, lo que se conoce hoy como el rearme y la formación de una nueva guerrilla.


Sobre ese panorama, que no tardó en materializarse, León Valencia advitió que “en eso ha tenido que ver divisiones y decisiones mismas de las Farc, pero también el ambiente que se creó frente al proceso de paz por parte del gobierno Duque”, señaló.


Si bien, mediáticamente ha causado revuelo el anuncio del rearme de “La Nueva Guerrilla’, desde la Fundación Paz y Reconciliación se ha precisado que aún esta facción política disidente de las Farc no ha demostrado que, efectivamente, estén coordinadas con la presencia armada de las disidencias.


Además, en caso de estarlo, la presencia actual de las disidencias en Colombia a nivel municipal llega a 85, frente a los cerca de 300 municipios en donde hacían presencia en el momento de la firma del Acuerdo de Paz. Asimismo, en la actualidad las disidencias son cerca de 1.800 exguerrilleros y antes de la desmovilización eran alrededor de 13.000.


SEGUNDO LEÑO PRENDIDO: EL ELN


Para León Valencia, el segundo leño prendido tiene que ver con el ELN, debido a que el gobierno de Iván Duque —que lleva 13 meses— recibió una mesa de negociación en La Habana que había dejado el gobierno del expresidente Santos. Existía “una perspectiva de un acuerdo de cese bilateral de hostilidades, de hecho, ya se tenía un 80% del acuerdo de dicho cese. El gobierno de Duque le puso unas condiciones al ELN razonables para darle continuidad a la mesa y el ELN no aceptó”.


Esta fase demoró cerca de seis (6) meses, ‘un tira y afloje’, hasta que el ELN hace la brutal acción contra la Escuela de General Santander, rompiendo el proceso y marginando la idea que impulsaba fervientemente la sociedad civil sobre una ‘paz completa’.


Este error por parte del Gobierno en el manejo con el ELN, se evidenció en que “rompe el proceso sin tener un plan b, ya que en realidad no ha golpeado al ELN en nada desde este momento. Contrario a eso, el ELN ha estado creciendo. Está consiguiendo dinero y está consiguiendo apoyos internacionales”, expresó Valencia. Ahora bien, a la fecha —según datos Pares— el ELN hace presencia en 101 municipios.


TERCER LEÑO PRENDIDO: EL CLAN DEL GOLFO


El Clan del Golfo es el tercer leño prendido que tiene que atender el Gobierno Nacional con mensaje de urgencia. A pesar de que había un debilitamiento del Clan del Golfo por divisiones internas, tal como lo señala Valencia —divisiones que se acrecentaron con ataques que hizo el gobierno anterior y, que se desarrollaron por planes especiales a manos de las FFMM—; no hubo acción contundente del Gobierno Duque para someterlo.


Es más, Valencia precisó que existía una oferta de sometimiento a la justicia que generó que “una parte oficial de ese Clan del Golfo estaba dispuesto a dicho sometimiento y, con la llegada del gobierno de Duque, no se le dio continuidad a la iniciativa”.


En este sentido, con las decisiones tomadas por el gobierno de Duque, “el Clan del Golfo empezó a fortalecerse internamente y a resolver sus problemas. Hoy en día es una fuerza otra vez con mucho rigor y que ha establecido alianzas en muchas regiones del país”. Uno de los elementos más preocupantes, según el analista político, tiene que ver con su alianza con carteles mexicanos, como otro factor al que el gobierno de Duque debe prestarle especial atención.


La presencia del Clan del Golfo a nivel nacional se extiende en 250 municipios, según datos de Pares. Vale la pena recordar que, según como lo advierte el informe, la expansión municipal del Clan del Golfo no se ha dado “por el despliegue de contingentes armados destinados a la confrontación abierta y directa, sino que ha optado por vender la posibilidad de control territorial a grupos de menor escala. Este es el caso, por ejemplo, del Bajo Cauca Antioqueño o en Norte de Santander con la banda La Línea”.


CUARTO LEÑO: FRONTERA CON VENEZUELA


León Valencia se refirió a la zona fronteriza colombo-venezolana como el cuarto leño prendido que tiene que atender con urgencia el gobierno del Iván Duque. Máxime, por la forma en que Duque ha sorteado las situaciones que se desprenden del gobierno de Nicolás Maduro y la crisis que atraviesa el vecino país.


“La idea de Duque de empeñarse de encabezar una coalición internacional para tumbar a Maduro ha hecho más difícil cualquier relación con el gobierno venezolano. Quien, entre otras cosas, ha quedado con las manos libres para apoyar procesos internos de violencia de Colombia”, señala Valencia.


Desde la lectura que hace León Valencia, esto resulta indudable, puesto que la interpretación de Maduro sobre el empeño de Duque en tumbarlo, en llevarlo a la Corte Penal Internacional, ha producido una reacción por parte del gobierno de Maduro —ilegítima por demás— de apoyar actores armados, dar oportunidades y posibilidades de moverse en la frontera.


Es más, Valencia precisa que hay sectores en Venezuela “como el arco minero en alianza con las disidencias, que se convierten en lugares de extracción de recursos económicos enormes que contribuyen al fortalecimiento del conflicto interno colombiano, y que impulsan estas guerrillas hacia adelante”.


QUINTO LEÑO: SUBREGIONES QUE SUFREN VIOLENCIA


Justamente, León Valencia, ha señalado que el quinto leño prendido que el Gobierno debe apagar con prontitud tiene que ver con las cinco (5) regiones en donde la guerra azota a sus comunidades y es una auténtica crisis de derechos humanos. Para Valencia, el llamado al Gobierno tiene que ver con priorizar en estas cinco (5) que resultan claves para detener el conflicto.


Sobre el caso del Nudo de Paramillo, señaló que las autoridades deben tener una capacidad de reacción frente a una guerra ya extendida en esa región. Sobre Catatumbo, Valencia llamó la atención sobre el papel que juega en la crisis de la frontera colombo-venezolana.

Referente al Cauca, recalcó que el departamento enfrenta tres guerras: al Norte, al Pacífico y al Sur, con actores que están produciendo una victimización enorme sobre las comunidades indígenas, especialmente.


En la zona del sur del Vichada, Caquetá y Guaviare, León Valencia alertó de la presencia de las disidencias más antiguas de las Farc de este proceso de paz. Asimismo, señaló de la reciente conflictividad que se registra en la Sierra Nevada con actores que están incendiando esta zona.


En este sentido, el gobierno no puede entrar en un papel letárgico pues el riesgo que corren las comunidades en las cinco (5) subregiones señaladas por el informe, es latente. El copamiento criminal habla de la incapacidad del Estado para garantizar seguridad a los habitantes, pues la violencia nunca se fue, a pesar de estar en el marco del posconflicto.

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