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Tumaco, un puñado de saberes junto al fogón

Por: Sergio Saavedra. Redacción Pares


“Yo pronto me voy de aquí,/ Con mi mochilita al hombro/Yo pronto me voy de aquí/Con mi mochilita al hombro/Yo pa’ África me voy/Yo me marcho para el Congo”

Este arrullo se escucha en el barrio Esfuerzo en la zona de la ciudadela, en donde, cerca de 30 mujeres de Tumaco están construyendo un espacio entorno a los saberes y los sazones. El anterior arrullo es tradicional del Pacífico colombiano; uno de los tantos arrullos que componen un espacio de preservación de cultura. Este espacio esta compuesto por la Fundación Verde Humano, la Asosiación de Mujeres Con Futuro y, especialmente, por el Grupo de Sazones tradicionales de la Perla del Pacífico, en un proyecto denominado; Del Mar a la Olla.


Primeras reflexiones


Karen Gómez, quien hace parte de la iniciativa de la Fundación Verde Humano, cuenta que esta fundación se constituyó en 2013 para darle vida a los sabores y saberes populares de los y las campesinas. El camino inició en Sandoná, Nariño en 2015 tratando de dinamizar una biblioteca pública. Para 2016 lograron un apoyo de la Dirección Administrativa de Cultura por medio de un estímulo que desencadenó en el trabajo con niños y niñas alrededor de la promoción de la lectura.




Sin embargo, cuenta Karen, “yo siendo una mujer de la sierra, andina, de la montaña y una mujer que quizá ha priorizado el saber por medio de la lectura. Estas reflexiones de quién soy en contraste con Tumaco me llevaron a un proceso de reconocimiento sobre lo que hacíamos con la biblioteca”. Los niños y niñas también estaban interesados en la aprehensión del mundo de forma alternativa; por medio de cuerpo, la música, el movimiento, la oralidad. Es decir, otro tipo de acercamiento al conocimiento por medio del sentir, sostiene Karen.


Procesos de preservación


Desde ese momento, continúa narrando Karen, “empezamos a explorar desde otras formas de sentir que nos indicaban mayor acercamiento al Pacífico Nariñense. Desde la oralidad, “la historia de La tunda fue clave para ponernos en sintonía con los niños y niñas”, según cuenta Karen. Estuvimos investigando a la tunda y los procesos que nos permitía. Estas reflexiones han conducido que el proceso, por ejemplo, hay logrado un estímulo de la Dirección Administrativa de Cultura para el proyecto de Salvaguarda de la Décima Cimarrona un Canto de Paz.


Karen cuenta que emprendieron un proceso de formación en torno a hacer Décimas y trabajamos con alrededor de 150 niños, niñas, adolescentes y jóvenes. A finales de septiembre llevamos a cabo el primer torneo infantil y juvenil de la Décima Cimarrona. Esto, explica Karen, ha tenido un gran recibimiento por parte de la comunidad que está muy interesada en preservar la cultura Afro del Pacífico Sur, además, que le permite espacios de alternativa a los niños, niñas y jóvenes frente a la vinculación de las economías ilegales o los grupos delincuenciales.


El sentir de las mujeres


“Unas mujeres se nos acercaron y nos preguntaron, ¿ustedes por qué solo trabajan con niños y con nosotras no? Ahí fue que arribamos a las prácticas y saberes que permite la cocina en el pacífico”, recuerda Karen. Uno de los momentos más importantes fue encontrar el proceso de la Asociación de Mujeres con Futuro. Un conjunto de mujeres que han sido víctimas del conflicto armado, que se agruparon para denunciar la muerte de sus fijos, esposos y cuñados.



“Ahí nos articulamos a su proceso y a su experiencia de trabajo de base. Eso nos permitió conseguir recursos para los alimentos para empezar a consolidar el espacio. Fue entonces, para 201, cuando logramos fortalecer el proceso de cocina tradicional con las mujeres. En 2018 y 2019 continuamos cocinando y estamos a punto de legalizar el espacio ante la Cámara de Comercio, para darle autonomía a la iniciativa”, precisa Karen.


Una apuesta comunitaria


“La Fundación Verde Humano no tiene sede, sin embargo, trabajamos en la casa de una de las mujeres de la iniciativa —el barrio Esfuerzo en la Ciudadela—; se ubicaban en el patio, que allá colindan con la calle y permite acercar la iniciativa a la comunidad”, señala Karen. Ahora lograron hacer una alianza con la Junta de Acción Comunal del barrio Esfuerzo, lo que les permite trabajar en el comedor comunal, en una casa palafítica. Con la posibilidad del uso del dicho espacio, desde Verde Humano, contribuyen a mejorar los implementos y la cocina.


De esta forma, Karen cuenta que el Grupo de Sazones tradicionales de la Perla del Pacífico, por medio de la Fundación Verde Humano han podido conseguir recursos. Este año, se postularon con un proyecto al Ministerio de Cultura para el reconocimiento de las iniciativas comunitarias para transmisión de practicas alimenticias, lo cual resulta un gran avance.


Saberes, Sabores y fogón


Los espacios se desarrollan entre las tardes y las noches de los viernes y los sábados y, nos enfocamos en la cocina tradicional del Pacífico Nariñense. Encocado de concha, encocado de jaiba, de camarón, entre otros tanto, reza Karen. Además, cuenta que Sugar— quien es un cocinero de tradición y que ha investigado alrededor de la cocina del pacífico—; genera en el espacio un sincretismo entre la alta cocina y las tradiciones del pacífico. Por ejemplo, en los emplatados. Ahora, recalca Karen, Sugar y las mujeres insisten en el uso de alimentos de la región para salvaguardar la forma en que se cocina. Nada de conservantes ni condimentos artificiales.


“Las sesiones de cocina son amenas, hablan del origen del palto que van a cocinar, también los espacios permiten que las mujeres se amiguen y que permite que el tejido social del sector de la Ciudadela se reconstruya”, recuerda Karen. Es decir, relata que las amistades también permiten que se fortalezcan lazos entre las juventudes del sector. “Esto es un efecto muy poderoso porque permite el reconocimiento de los y las habitantes de la Ciudadela, genera confianza en los pobladores y abre posibilidades de procesos comunitarios. Generar comunidad es como le gusta denominar a Karen el poder de este espacio”.

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