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Ninguna lucha vale más que otra: las mujeres en el paro

Por: Lina Gaitán Mateus. Investigadora Pares.


La participación de las mujeres en el marco del paro nacional se ha visibilizado a partir de la multitudinaria marcha que tuvo lugar el pasado 25 de noviembre en Bogotá, y otras ciudades del país, y de las múltiples versiones del performance ‘Un violador en tu camino’ que se han llevado a cabo a lo largo y ancho del territorio nacional. Sin embargo ¿cuáles son las exigencias y las propuestas tras estas expresiones? ¿se han logrado posicionar debates sobre las problemáticas que vivimos día a día las mujeres en la agenda pública?


Más que una canción


Aunque la letra y la coreografía de Un violador en tu camino son transgresoras al ser una denuncia pública de las violencias sexuales y de género que diariamente sufrimos las mujeres, parte de su impacto no se debe a ello, sino al momento coyuntural en la que se presenta. El escenario que se vive actualmente en muchos de los países latinoamericanos, en donde se exige un cambio del modelo político y económico neoliberal, ha hecho resurgir demandas de grupos que tradicionalmente hemos sido relegados, como es el caso de las mujeres. Lo que se proclama en cada estrofa ha sido denunciado históricamente, pero no ha recibido una solución por parte de los gobiernos.


Lo anterior no niega que este acto ha sido transformador por la manera en que interpela a quienes ejercen esas violencias contra nosotras, y a quienes callan frente a escenarios de discriminación y vulneración. Nos ha confrontado como sujetos y como sociedad sobre la posición de comodidad que hemos tenido frente a estas agresiones, y cómo esa posición ha permitido que se sigan dando.


Paralelo a la postura de quienes ridiculizan el performance argumentando que señala a todos los hombres como agresores y exagera las situaciones que vivimos las mujeres, ha sido evidente para quienes nos hemos movilizado en las últimas semanas que la posibilidad de sufrir una lesión física o de no volver a nuestras casas es un escenario real; como lo señaló la Fundación Paz & Reconciliación en un artículo anterior sobre el resurgimiento de las desapariciones forzadas. Entonces, el miedo y la zozobra con que las mujeres habitamos las calles es hoy compartido por todas las personas que se manifiestan y expresan su inconformismo ante el gobierno actual. Esto ha generado una identificación entre las mujeres que no participan de ninguna organización, colectivo o grupo feminista, potenciando la participación y la movilización desde los roles cotidianos.

La igualdad de género es un derecho. Cumplir este derecho es nuestra mejor oportunidad para enfrentar algunos de los retos más importantes de nuestro tiempo, desde la crisis económica y la falta de atención médica, al cambio climático, la violencia contra las mujeres y la intensificación de conflictos. Foto: Pares.

Adicionalmente, el performance ha demostrado que las consecuencias del patriarcado son tan severas como las del capitalismo. Incomoda porque, mientras existen demandas generalizadas como la garantía de un salario digno, las mujeres jugamos diariamente nuestra vida e integridad física en el espacio público, en nuestros hogares y en nuestros territorios, y éstas son situaciones que se ignoran. Esta canción y el baile que le acompaña se disputan la priorización y jerarquización de las necesidades que se incorporan en los espacios de negociación y de planeación de futuras políticas públicas.


La movilización como sujetas


La organización de las mujeres ha sido un pivote para el Paro Nacional porque no nos ha limitado al lugar de participantes, sino que hemos aportado desde la proposición de ideas, la planeación, la gestión de recursos, y la generación de formas de cuidado y de protección hacia quienes hacen parte de las movilizaciones.


Recuperamos nuestro derecho a las calles abanderándonos como estudiantes, maestras, profesionales, sindicalistas y artistas; y con esto se ha permitido un reconocimiento de los distintos actores y sectores que confluimos en el paro nacional, resaltando la posibilidad de ejercer acciones políticas desde las individualidades y los sentires.


Una muestra de ello fueron los hechos ocurridos en la noche del martes 10 de diciembre, tras los enfrentamientos que se presentaron en la Universidad Nacional de Colombia entre manifestantes pacíficos y el Escuadrón Móvil Antidisturbios, cuando mujeres de tercera edad residentes del sector conocido como el Parkway salieron en defensa de los jóvenes a quienes la Fuerza Pública pretendía detener y judicializar.


Sucesos como este y los momentos en que las abuelitas han salido a dar agua a quienes marchamos permiten afirmar que las expresiones de las mujeres en el paro no han dependido de una planeación ni de la adscripción a grupos o colectividades, sino que han surgido también desde el rol que socialmente nos han designado como seres maternales, movilizando los lugares que tradicionalmente hemos ocupado y generando cuidados revolucionarios.

En la inmensa mayoría de los países, el principal riesgo de violencia sexual para las adolescentes procede de su pareja o expareja, ya sean novios, compañeros sentimentales o maridos. Como sabemos por la labor que realizamos sobre otras formas de violencia, el hogar no es un lugar seguro para millones de mujeres y niñas. Foto: Pares.

El movimiento de mujeres ha permitido evidenciar que son varios sectores los que se están disputando en este momento condiciones de vida digna y posiciones de poder para fiscalizar y hacer parte de los cambios que garanticen dichas condiciones; garantizando que las mujeres tengamos presencia y participación política en la toma de decisiones colectivas. Ha demostrado que existen divisiones internas desde la cuales se pueden reconocer potencialidades, especialmente en el marco de un pliego de peticiones, y que no estamos dispuesta a no ser incluidas en él.


Re-posicionando exigencias


Tras la asistencia masiva de personas a las marchas y manifestaciones con motivo del Día Internacional de la Eliminación de las Violencias de Contra la Mujer, grupos y colectividades feministas, organizaciones de mujeres y mujeres decidieron organizarse a través de las redes digitales para pensar una forma de incluir las exigencias que cada una plantea al pliego de peticiones que se está presentando ante el gobierno nacional. Como resultado de este ejercicio se produjo el “Documento de aportes desde el enfoque de Derechos Humanos de mujeres diversas a las exigencias sociales en el marco del Paro Nacional de Colombia”.


El texto plasma exigencias que se han presentado con anterioridad, como el acceso a servicios de salud con un enfoque de género, la participación de las mujeres en la implementación del acuerdo de paz firmado en 2016, y la eliminación de las violencias sexuales y de género mediante el cumplimiento de la jurisdicción internacional.


Pero también incluye discusiones en torno a la reforma tributaria, uno de los motivos centrales del Paro Nacional, mostrando la necesidad de contar con un enfoque diferenciado al momento exigir la mejora de las condiciones de vida y situando demandas específicas para las mujeres.


Mediante cifras de estudios académicos y organismos internacionales, explica como la profundización de políticas de austeridad del gasto público derivadas de la posible privatización de empresas públicas con la creación del Holding Financiero aumenta el trabajo de cuidados no remunerado asumido por las mujeres, en tanto nosotras suplimos la deficiencia estatal de servicios educativos, de salud y de cuidado. También se expone cómo esta reforma profundiza la feminización de la pobreza y el desempleo femenino dado que en el país las mujeres somos las más pobres entre los pobres, el aumento de edad para pensionarse y su equivalencia entre géneros desconoce la carga de trabajo no remunerado que asumimos en el hogar y disminuye nuestras posibilidades de pensionarnos, y la tasa de desempleo afecta mayormente a las mujeres jóvenes.


Finalmente, el documento revela cómo, con un parágrafo del artículo 368 del Estatuto Tributario, la reforma da apariencia de legalidad a quienes se lucran mediante la explotación sexual a través de plataformas y estudios webcam. Legalizando como federación de comercio electrónico para adultos a los intermediarios que administran este tipo de economías y nombrándolos agentes de retención lo que se traduce en que cobrarían un impuesto a las mujeres a quienes explotan.


Un grito que también viene de las regiones


Sin embargo, las demandas de las mujeres no se han limitado a las grandes ciudades y a los espacios de movilización que ha posibilitado el Paro Nacional. En los territorios que continúan siendo azotados por el conflicto armado, la delincuencia común creciente y la violencia estatal, los liderazgos comunitarios son protagonizados e impulsados en muchas ocasiones por mujeres.


Un ejemplo de ello lo constituye Luz Marina Cuchumbe, oriunda de Inzá, Cauca, cuya participación en el evento El Campo Cuenta la Verdad organizado por la Comisión de la Verdad el viernes 13 de diciembre en Tolima, se ha viralizado en redes y expone el trabajo constante de las mujeres en el campo colombiano.


Aunque se han constituido como escenarios que reflejan los papeles que desempeñamos las mujeres en la movilización social, las expresiones ocurridas en el Paro no son los únicos lugares en los que participamos y construimos sociedad y ésta coyuntura no ha sido el único momento en que hemos disputado y desempeñado posiciones de representatividad.

Una de cada tres mujeres en todo el mundo sufre maltrato. La violencia contra las mujeres es sorprendentemente habitual y, en ocasiones, podemos presenciar comportamientos no consensuados o violentos. Foto: Francesco Tetti.

El movimiento de mujeres en Colombia es sumamente amplio y diverso, y el posicionamiento que nuestra participación ha tenido en las últimas semanas debe llevar también a una reflexión sobre las desigualdades que experimentamos quienes nos movilizamos en la ciudad y quienes lo hacen desde el campo. Ello permitirá enriquecer nuestras exigencias y perspectivas, y garantizar la inclusión de las necesidades y realidades que vivimos todas las mujeres.


Lo cierto es que al dar cabida a las acciones individuales y recoger las luchas que las mujeres hemos llevado a cabo desde hace mucho tiempo, las diferentes expresiones del movimiento de mujeres en el Paro actual han permitido la conformación de una sujeta política que no necesariamente pasa por ser feminista y, a su vez, demuestra la pluralidad de los feminismos. Son muestra de que las mujeres hacemos parte de los escenarios de transformación desde hace años, y de que no seremos silenciadas por más tiempo.

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