Los ‘falsos positivos’ no solo sacaron a la luz pública una práctica perversa y sistemática del Ejército Nacional que hacía pasar a civiles por guerrilleros caídos en combate para luego reclamar incentivos. También le enseñó al país que, en muchas ocasiones, detrás de cada víctima hay una madre, una hermana, un familiar, dispuesto a hacer hasta lo imposible por conocer la verdad y dejar en limpio el nombre de su ser querido.
La lucha de las mujeres de Mafapo se ha construido desde la pérdida y la ausencia. En septiembre del 2008, muchas de ellas empezaron a reunirse en la plaza central de Soacha impulsadas por Fernando Escobar, en ese entonces personero de ese municipio y una de las primeras personas que denunció la existencia de los “falsos positivos”. Él las animó a unirse y les aconsejó buscar abogados dada la complejidad de los casos. Para ese momento varias de ellas, después de una búsqueda exhaustiva, habían sido notificadas de que sus hijos y familiares estaban registrados como guerrilleros abatidos en lugares del país que ni ellas ni ellos conocían.
Le solicitamos a la @JEP_Colombia no acoger a militares que no dicen verdad o se burlan de nosotras. El caso concreto es el del señor Montoya. Sería una burla para nosotras. Durante la comandancia del general (r) Mario Montoya Uribe, se presentaron 2429 asesinatos de civiles presentados como bajas en combate. En versión voluntaria ante la @JEP_Colombia responsabilizó a soldados de las ejecuciones, por ser analfabetas y pobres.
Artículo por: Redacción Pares @ | Publicado: Hace 1 año
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