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Así afecta la pandemia el mundo del trabajo

Por: Redacción Pares


La pandemia de COVID-19 es una emergencia sanitaria inmediata. Las medidas para hacer frente a la pandemia también tienen un impacto directo en los mercados, la oferta: producción de bienes y prestación de servicios, la demanda: consumo e inversión y el mundo del trabajo.


Los confinamientos y las interrupciones de los negocios que estos provocan, las restricciones de viaje, los cierres de colegios y otras medidas de contención han tenido repercusiones repentinas y drásticas en los trabajadores y las empresas, según la Organización Internacional del Trabajo -OIT. A menudo, los primeros en perder sus empleos son aquellos cuyo empleo ya era precario, como, por ejemplo, vendedores, meseros, personal de cocina y encargados del aseo doméstico.


En un mundo en el que sólo una de cada cinco personas tiene derecho a recibir prestación de desempleo, los despidos suponen una catástrofe para millones de familias. Los trabajadores informales, que representan alrededor del 61 por ciento de la fuerza de trabajo mundial, son particularmente vulnerables durante una pandemia.Los trabajadores del sector informal de la economía ya se enfrentan a mayores riesgos de seguridad y salud en el trabajo y carecen de protección suficiente.


Al trabajar en ausencia de protecciones como la licencia por enfermedad o las prestaciones de desempleo, los trabajadores pueden verse obligados a elegir entre la salud y los ingresos, lo que supone un riesgo tanto para su salud como para la salud de los demás, así como para su bienestar económico.


Salarios y protección social


Además del desempleo y el subempleo, la crisis también repercutirá en las condiciones de trabajo, los salarios y el acceso a la protección social, con efectos particularmente negativos en grupos específicos que son más vulnerables a los resultados adversos del mercado de trabajo.


Las epidemias pueden tener también un impacto económico desproporcionado en ciertos segmentos de la población, lo que puede empeorar la desigualdad que afecta principalmente a algunos grupos de trabajadores como:


-Las personas con problemas de salud subyacentes. -Los jóvenes, que ya se enfrentan a tasas más elevadas de desempleo y subempleo. -Las personas de edad, que pueden correr un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud graves y también pueden sufrir vulnerabilidades económicas.

-Las mujeres, que están sobrerrepresentadas en ocupaciones en la primera línea de la lucha contra la pandemia y que soportan una carga desproporcionada en las responsabilidades de cuidado, en caso de cierre de colegios o sistemas de atención.

-Los trabajadores sin protección social, en particular los trabajadores por cuenta propia, los ocasionales y los que llevan a cabo una labor esporádica en plataformas digitales, que no tienen derecho a bajas laborales remuneradas o por enfermedad.

-Los trabajadores migrantes, que pueden no tener acceso a sus lugares de trabajo en los países de destino ni pueden regresar con sus familias.

Miedo a perder el empleo


Según la OIT, en las situaciones de emergencia, las personas pueden reaccionar al estrés de diferentes maneras. Los cambios psicológicos pueden incluir un aumento de la ansiedad, un estado de ánimo bajo, una baja motivación y pensamientos depresivos.


Durante un brote como el de COVID-19, toda la población está sometida a niveles de estrés elevados que pueden tener efectos graves en la salud mental, especialmente en los casos en que se impone el aislamiento obligatorio en el hogar. Los trabajadores pueden verse afectados por los peligros psicosociales derivados de la incertidumbre presente y futura de la situación laboral o de los cambios en los procesos y disposiciones laborales.


Muchos de estos trabajadores están en trabajos que, de por sí, ya conllevan niveles relativamente altos de estrés. Durante un brote, a menudo se les exige que trabajen en turnos más largos y consecutivos que la típica semana laboral de 40 horas.


El aumento de la carga de trabajo y la reducción de los períodos de descanso pueden afectar también a otros trabajadores, como los que participan en la producción de bienes esenciales, en el reparto y el transporte o los que velan por la seguridad y la protección de la población.


La Declaración del Centenario de la OIT, adoptada en junio de 2019, declaró que las condiciones de trabajo seguras y saludables son fundamentales para el trabajo decente. Esto es aún más significativo hoy en día, ya que garantizar la seguridad y la salud en el trabajo es indispensable en el manejo de la pandemia y la capacidad de reanudar el trabajo.

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