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Pandemia y corrupción: la tragedia humanitaria en Tumaco

Por: Lina Macías y Daniel Abello. Investigadores nacionales, Pares.


En medio de una de las pandemias más impactantes que ha vivido en los últimos 30 años la humanidad y que ha redefinido la forma de vivir de manera individual y colectiva para muchas naciones, el 25 de mayo el mundo entero se conmocionó por los actos de agresión y brutalidad policial hacia un afroamericano estadounidense, George Floyd, poniendo sobre la mesa el problema histórico del racismo, las nuevas formas de discriminación que viven estas comunidades y la inequidad económica, social y política que condiciona su experiencia de vida.


En Colombia, si bien es uno de los países que consagra más derechos a comunidades afrodescendientes, también es donde más se violan y se incumplen los mandatos constitucionales y legales para la garantía de sus derechos, situación que perpetua la pobreza, el subdesarrollo y la exclusión social de estas poblaciones, condiciones que se encuentran fuertemente ligadas a prácticas históricas de violencia y discriminación racial.


Un ejemplo de esta afirmación ha sido la nefasta experiencia de estas comunidades en la atención oportuna frente al COVID-19, coyuntura que ha evidenciado el enorme abandono estatal de los territorios afrodescendientes, su marcada situación de vulnerabilidad y las maquinarias de corrupción que se movilizan en medio de esta tragedia humanitaria.


La Fundación Paz y Reconciliación junto a fuentes territoriales presenta a continuación un informe especial de uno de los territorios donde se evidencia claramente esta condición estructural de vulnerabilidad ante la pandemia y de desigualdad social: el municipio de Tumaco, departamento de Nariño, escenario donde confluyen diferentes conflictividades sociales como son grupos armados, narcotráfico, cultivos ilícitos, falta de servicios públicos, corrupción estatal, entre otros y que hoy día se enfrenta “con las uñas” a la expansión progresiva de la pandemia, pero también a una crisis humanitaria inminente de proporciones aun incalculables sobre las cuales es necesario hacer eco a nivel nacional.


Las cifras alarmantes del COVID-19 en Tumaco


Según el Instituto Departamental de Salud de Nariño, IDSN, Tumaco tiene a la fecha del 11 de junio el 56,22% de los casos reportados en el departamento, con la dolorosa cifra de 1.143 personas contagiadas, siendo el municipio con mayor propagación del virus (Instituto Departamental de Salud de Nariño, 2020)


Reporte cifras COVID-19. Tomado de página oficial de la Gobernación de Nariño (Junio 11 de 2020).

El aumento de los contagios en el municipio es foco de preocupación tanto departamental como nacional y a pesar de que gobernador de Nariño, Jhon Rojas ha pedido al gobierno nacional desde principios del mes de mayo pruebas rápidas y dotación de hospitales para diagnosticar y atender a pacientes.


Especialmente en Tumaco, solo hasta el 2 de junio fue entregado al hospital de San Andrés de Tumaco “15 unidades de cuidado intensivo y 9 ventiladores” dotación que sigue siendo ineficiente para el número de habitantes contagiados y que no tiene en cuenta las condiciones en las que se encuentran los habitantes de la zona rural de Tumaco, los desplazamientos y los costos que implica para familias que actualmente se debaten entre la enfermedad y la búsqueda del sustento diario.


El panorama es desalentador, según Manuel Arboleda Caicedo, concejal del partido MAIS en Tumaco, expresa que la población tumaqueña no sigue las recomendaciones de autocuidado debido a la situación de trabajo informal que caracteriza el municipio. Alrededor del 80% de la población subsiste por medio de la economía informal, venta de alimentos, mototaxismo, entre otros, lo cual implica que deben salir de sus casas para buscar el sustento de sus familias, dejando a la población tumaqueña entre el contagio en las calles o el hambre en el confinamiento en sus casas.


Para el concejal, la falta de empleo para la población tumaqueña está atravesado por la inexistente inversión privada:


“…ha sido bastante difícil la contención en ese tema y más difícil cuando usted le dice a alguien quédese en casa, esa persona es cabeza de familia y pues tiene que salir, a las calles a buscar los alimentos para su grupo familiar…” (Caicedo, 2020).


La gran mayoría de la población vive en grupos familiares grandes donde se comparten cuartos con miembros de la familia, un aislamiento de una persona con COVID19 positivo tiene una enorme dificultad aplicarse y eso implica que un núcleo familiar este potencialmente en riesgo de contagio.

Eso por parte de las zonas urbanas de Tumaco, pero según fuentes del territorio de PARES, el virus ya ha llegado a la zona rural, a algunos consejos comunitarios fronterizos así como a un resguardo indígena, comunidades que viven sin las condiciones necesarias para evitar la propagación del virus.

El siguiente gráfico muestra el número de dormitorios del total de la población tumaqueña, donde evidenciamos que alrededor del 69% de la población vive con solo 1 o 2 dormitorios, lo cual hace insostenible la medida del confinamiento.


Tomado del Geoportal, (DANE, 2020).

Sumado a este contexto de precariedad material real que viven esta comunidad, según la Fundación Misión Libertad (2020) la pandemia llegó a la cárcel judicial de Tumaco, localizado en el sector Buchely, a una distancia de 19 kilómetros del perímetro urbano de Tumaco, en donde se han identificado por lo menos 19 personas del centro penitenciario de mediana seguridad contagiados con el virus entre los cuales se encuentran personal de sanidad y guardias, las cuales aún no se han aislado del resto de la población en general.


Según este medio, el juzgado de ejecución de penas y medidas de Tumaco ha hecho caso omiso a la aplicación de los decretos presidenciales de este tema y genera preocupación una posible emergencia sanitaria dentro de este centro carcelario.


La incapacidad de gestión institucional


En el transcurso de la evolución de esta pandemia, ha sido evidente la dificultad para el gobierno local para articular de manera eficaz las medidas internas necesarias para evitar los contagios, procesos permanentes de pedagogización a los ciudadanos, así como una lenta respuesta por parte del gobierno nacional para atender una situación que desborda las condiciones de este municipio.

Como lo manifiesta Luis Alfonso Escobar, el ex gerente del Plan Todos Somos Pazcífico “No hay control, Tumaco es un caso fallido de articulación institucional en los tres niveles del gobierno, sumado al desconocimiento y la baja cultura ciudadana” (El tiempo, 2020).


La administración de la alcaldía de Tumaco en cabeza de María Emilce Angulo en este periodo de aislamiento preventivo ha sido duramente cuestionada por los tumaqueños y otras administraciones locales por la poca efectividad de las acciones emprendidas, muchas de ellas de manera tardía en la frontera con Ecuador además de estar envuelta en un escándalo por sobrecostos en productos de primera necesidad como bolsas de agua, arroz y la contratación con IPS Global Salud Ltda.


Según fuentes territoriales, la alcaldía reparte las ayudas humanitarias a conveniencia política, dejando por fuera a la gran mayoría de la población tumaqueña. Ejemplo de este malestar fue el cierre del centro de Tumaco por sus habitantes el día 15 de mayo del presente año, los cuales denunciaban que la alcaldesa estaba repartiendo las ayudas alimentarias solamente a personas y familias cercanas a su gobierno.


“Lo que ha pasado, es que, si se mira los reportes de La Silla Vacía y las investigaciones que se hicieron, nosotros estamos en el top 10 de los contratos con más sobre costos a nivel nacional … sobre costos en tanques, en motobombas, es decir, la pandemia en vez de integrar a Tumaco, lo que ha hecho es generar una serie de desigualdades sociales”. (Fuente territorial PARES).


Lo que se puede constatar es la incapacidad del gobierno local para establecer control, monitoreo, generar conciencia, sobre el COVID19. Es tal la desarticulación institucional que, ante las colosales cifras de contagios en Ecuador, se conoce que grandes números de personas ingresaron a Tumaco provenientes de los pueblos ecuatorianos por medio marítimo y terrestre, hipótesis confirmada por el concejal Caicedo, quien cree que ha llegado población proveniente de Cali, Bogotá, sobre todo de Ecuador, a través de Ipiales y por vía marítima.


“…ha sido un problema de difícil control para las autoridades, tanto la administración municipal, departamental y nacional como las autoridades se han quedado cortos en contener, porque ya habían los reportes que en Ecuador la propagación del virus tenía cifras inmensas, era obvio que Tumaco estando tan cerca al vecino país de Ecuador y donde allá los hospitales ya estaban colapsados, el sistema de salud colapsado, y que es una realidad que muchos tumaqueños estaban viviendo en ese país y se vinieron a Tumaco y no tuvieron ninguna restricción para el ingreso y pues es posible que esos ecuatorianos hayan hecho que las cifras de COVID-19 sea tan alta en Tumaco.”


La falta de coordinación institucional repercute directamente en la profundización de brechas sociales dentro de la población tumaqueña, la cual cada vez más está sometida al hambre, al virus y a la inoperancia del Estado.


Sobre la gestión departamento-nación, cabe anotar que si bien el gobierno nacional respondió al requerimiento de la gobernación y alcaldía de apoyo apenas el 2 de junio con la instalación del Puesto de Mando Unificado – PMU en el Municipio de Tumaco, después de casi dos meses de avance de la pandemia, este punto de atención no resuelve la complejidad de la situación del pacifico nariñense: el Hospital San Andrés es el único centro médico de segundo nivel referente de 12 municipios de la costa de Nariño.


Según el llamado urgente del Obispo de Tumaco, Monseñor Orlando Olave Villanova portavoz del «Comité Tumaco, Unidos por la vida y la justicia» ante la falta de infraestructura hospitalaria y de personal médico y paramédico en estos municipio remotos es urgente habilitar hospitales móviles que realicen pruebas diagnósticas y proporcionen equipos de bioseguridad para garantizar la pronta atención y traslado de los pacientes, ya que ir hasta Tumaco implica recorrer distancias entre 4 y 6 horas de viaje y las poblaciones no cuentan con recursos para esta tarea.


Estas condiciones estructurales de abandono estatal que se ven profundizadas con el surgimiento de la pandemia visibilizan una relación compleja de reconocimiento y atención de las necesidades así como plenas garantías de derechos fundamentales de la costa pacífica nariñense por parte del gobierno departamental, donde según líderes y lideresas del municipio permanece la exclusión social de las comunidades negras de la gestión pública:


El gobernador vino que iba a invertir en unas camas, hace como 15 días, y vino a tomarse la foto con dos lanchas que trajo la superintendencia de salud, pero no hizo nada más. También se está generando una xenofobia en Pasto en referencia a la gente que proviene de Tumaco. Porque tenemos un alto número de contagios, hay muchos mensajes racistas, de cerrar la vía, porque los negros somos desordenados llevamos el virus, no hay garantías de nada, una xenofobia grande, mientras en Ipiales es contra los venezolanos, en Pasto es contra los tumaqueños, y los pastusos han dicho en redes sociales, que les estamos llenado el hospital, y que si seguimos así les vamos a colapsar el hospital. Entonces esto ha sido un problema histórico, porque se sabe que la costa pacífica no ha tenido la posibilidad de integrarse debidamente a Pasto, y eso ha hecho que haya unas brechas sociales que no se han disipado, y se requiere una transformación profunda para que eso se haga realidad (Fuente territorial PARES).


Tumaco y los males anquilosados de la corrupción


A partir del informe “Tumaco, territorio de caciques, sin cacique”, en el marco de las elecciones del 2019, es posible dar una mirada amplia del espectro político que caracteriza a San Andrés de Tumaco. El municipio se caracteriza por ser un botín electoral para los llamados “caciques” políticos locales, donde las ultimas administraciones han estado envueltas en investigaciones y condenas por corrupción.


De las estructuras políticas, la que logro ganar la alcaldía fue la de Neftalí Correa Díaz, quien de la mano del ex alcalde Nilo del Castillo y Alberto Escrucería, logro concentrar un poder representativo en Tumaco. En 2011 y 2015 logró posicionar a sus candidatos, Víctor Arnulfo Gallo y María Emilsen Angulo Guevara. En el informe, se detalla la trayectoria política, rodeada de apoyos cuestionados, como la administración del hospital Divino Niño de Tumaco, la cual, según el informe “usa como caja menor de su proyecto político conocido como “La Unidad Regional” el año pasado aposto por la candidatura de Emilsen Angulo a la alcaldía.


Según una fuente de PARES, la alcaldesa es reconocida como ficha de Correa, el cual tiene alianzas con el senador Eduardo Enríquez Maya:


“Ellos tienen una agenda muy particular, una agenda que está representada en sus intereses sectoriales y que no responde a las necesidades de Tumaco, sino a un grupo político cada vez más reducido, y esa es la respuesta de que mucha gente ha salido a protestar, porque no son tenidos en cuenta para las ayudas, porque es una administración que gobierna para los pocos que la eligieron” (Fuente territorial PARES).


La falta de control de las fronteras pudo ser uno de los factores por los cuales Tumaco es el municipio con más contagios de Nariño, donde es notable la ausencia de articulación con la gobernación, según nuestra fuente territorial


“La gobernación está trabajando desarticulada con la alcaldía, no están haciendo nada en conjunto, es triste y lamentable que eso ocurra. Aparte de eso, el gobierno es aliado de la alcaldía, se encarga de entregarle las ayudas a la alcaldía, y la alcaldía se encarga de repartirlas políticamente, y eso es lo que causa la situación social que vemos en este momento (…) aquí la ciudad cada día se pone más en crisis, lo que está haciendo es que nos reconciliemos menos como sociedad, y la pandemia, está dejando una factura muy grande en Tumaco, y yo creo que es importante como podemos sanar” (Fuente territorial PARES).


De esta situación fronteriza, la Fundación Paz y Reconciliación ya ha hecho un llamado de la crítica situación en Ipiales (Macias, 2020), donde la falta de control, la xenofobia y los numerosos de contagios, están llevando a la población a la crisis social. El gobierno nacional ha realizado varios pronunciamientos, pero lo que más se necesita es acciones, inversión y alivios humanitarios a la población tumaqueña, ya golpeada por años por parte de los grupos armados ilegales.


Esfuerzos conjuntos para solucionar la emergencia


Como conclusión, la Fundación Paz y Reconciliación realiza un llamado al gobierno nacional para que desarrolle una estrategia sólida y permanente de acompañamiento al municipio de Tumaco y toda la costa nariñense para mitigar el impacto de la pandemia en sus comunidades a través del aumento de infraestructura hospitalaria, personal en salud capacitado y controles efectivos en las fronteras aplicando los debidos protocolos internacionales que respeten el derecho humanitario y el debido tratamiento en salud con medidas de protección.


Exhortamos a la Procuraduría, Contraloría y a la Fiscalía, para la realización de una investigación y seguimiento exhaustivo sobre la gestión de los recursos públicos dentro del municipio y el departamento, garantizando que las ayudas humanitarias e inversión de recursos llegue a estas comunidades.


Sin embargo, todo esto será posible siempre y cuando se realice de manera dialógica y concertada con las organizaciones sociales, líderes y lideresas del territorio, articulándolos a los procesos de prevención y protección ante el virus y no desde la imposición de las medidas por parte de la fuerza pública.


Hacemos un llamado a la alcaldía y sus funcionarios para que construyan escenarios de diálogo con las comunidades para diseñar colectivamente estrategias que permitan mitigar los impactos de la pandemia, mediando prácticas culturales ancestrales y atendiendo las situaciones de necesidades básicas insatisfechas de manera democrática para toda la población afectada. Como lo refiere Nilson Estupiñán, líder social de Tumaco, sobre la demanda que le hacen a la administración local:


“Hablé con los líderes que son los que conocen realmente el territorio, dialoguen como se va a tener en cuenta cada uno de estos parámetros, de lo que sucede en el territorio, que podemos contrarrestar, que se puede hacer, que ideas tienen, ustedes que conocen (…) hablar con los presidentes de las juntas de acción comunal, con los líderes, definir quienes necesitan las remesas, y que el mismo pueblo sea garante para que la gente no salga. Nos hace una región que soportamos mucho, por lo mismo que compartimos nuestras penas y glorias con mucha alegría”.

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