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Las izquierdas de cara al 2022

Por: León Valencia, director – Pares


La campaña por la presidencia en el 2022 está arrancando muy temprano. Quizá por la grave crisis desatada por el Covid-19. Quizá por la decadencia del uribismo y del presidente Iván Duque y la certeza de que no continuarán en el poder. En todo caso, ya empiezan a aparecer candidatos presidenciales por todos los lados.


En las toldas de las izquierdas la agitación es mayúscula porque saben de la probabilidad de llegar por primera vez a la Presidencia de la República. Lo que ocurrió en el 2018 abrió esas puertas. Se rompió la costumbre de que los competidores definitivos eran dirigentes políticos de las estructuras políticas tradicionales.


La izquierda se coló a segunda vuelta con Gustavo Petro, un candidato caracterizado por posiciones duras de izquierda. Pero hay más. En la primera vuelta de esa campaña los candidatos del centro izquierda y la izquierda obtuvieron más votos que los candidatos de la derecha y la centro derecha juntos.


En el 2022 es muy probable que se repita la historia. En la segunda vuelta estará un candidato de las derechas y uno de las izquierda. La enorme crisis económica y social que dejará la pandemia valoriza aún más las candidaturas de izquierda. En los últimos cuarenta años el tema central de la agenda política colombiana era la seguridad y el péndulo se movía de propuestas de paz a propuestas de seguridad, y en esa oscilación la izquierda no pintaba. Ahora, que irrumpe con fuerza en la agenda nacional la angustia social, la izquierda sí pinta, y mucho.


También puede ocurrir que las izquierdas cometan tantos errores, que desperdicien otra vez la oportunidad de llegar al poder para asumir la tarea de cambiar la historia del largo predominio de la derecha en la vida colombiana. No les resulta difícil cometer el error de desatar una feroz campaña entre los dirigentes y grupos de esta corriente que dé al traste con la legitimidad de sus personeros, y haga imposible los acuerdos y la unidad en los momentos definitivos.


Ahora, mal contados, hay ocho partidos o grupos representativos de la izquierda: El Partido Verde, la Colombia Humana, el Polo Democrático, Compromiso Ciudadano, La Unión Patriótica, sectores del Partido Liberal, el Partido Farc y Fuerza Ciudadana. En su seno hay dos candidatos definidos: Gustavo Petro y Sergio Fajardo y seguramente saltarán a la escena muchos más. Todos los que se presenten tendrán en la conciencia la máxima de que el primer gran reto es ganar el tiquete a segunda vuelta. En esa primera batalla los rivales a vencer son, quizá, los más cercanos en ideas, es la competencia para mostrar que se tiene el mejor perfil y el mejor programa para derrotar a los candidatos de las derechas.


En segunda vuelta la cuestión es a otro precio. Si se da el escenario de un candidato de las derechas y uno de las izquierdas, ahí, en esa instancia, jugarán las habilidades para seducir a los votantes que se ubican más en el centro del espectro político y para tejer las más diversas alianzas. Fue lo que ocurrió en las elecciones de 2018. Duque pasó a segunda vuelta ganando en 512 municipios y luego, para llegar a la Presidencia, obtuvo la victoria en más de ochocientos municipios. El aumento fue considerable, porque ganó el favor de los partidos tradicionales y recogió el voto de centro. En cambio Petro sumó los votos de las izquierdas y no pudo ir más allá.


Esta es la primer lección que deben aprender los candidatos de las izquierdas. En primera vuelta tienen que armar las coaliciones que impidan que las derechas los saquen de segunda vuelta. Pero deben asegurar también que, en la competencia definitiva, en la segunda vuelta, tengan margen de maniobra para buscar alianzas con todos los sectores políticos que se queden rezagados en la primera vuelta.


Ahora bien, el tono del debate entre Petro y Fajardo no parece tener en cuenta las lecciones de 2018. La descalificación entre estos candidatos es muy preocupante. Sin duda, son más duros, más incisivos, más exagerados Petro y sus seguidores y obligan a Fajardo a cerrar todas las puertas de algún entendimiento futuro. Pero las descalificaciones los perjudican a los dos, los pueden deslegitimar a los dos. Eso deben tenerlo en cuenta.


Para decirlo en plata blanca, no es absolutamente necesario que las izquierdas se agrupen en primera vuelta alrededor de un solo candidato, es probable que aún teniendo dos candidatos en competencia, uno de ellos pase a segunda vuelta, porque también las derechas tendrán dos más candidatos en este instancia.


Pero es de suma importancia que las izquierdas no se despedacen en la campaña, que no deslegitimen a los competidores de la misma corriente, que guarden las buenas maneras en el debate, que presenten con ardor, pero con decencia sus diferencias.

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