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El uribismo es una banda delincuencial

Por: Joker


Esta es una grave y certera sentencia, que pretende de forma organizada evidenciar muchos acontecimientos que han marcado las conductas y las acciones ilegítimas del partido de gobierno. Pero antes debemos entender que el país se encuentra inmerso en una ola de emociones colectivas, muy predecibles de acuerdo a las penosas realidades sociológicas que se acrecientan con la pandemia y que agudizan más la vulnerabilidad de los colombianos sin abolengo, sin educación, sin tierra, sin pasado, sin presente y sin futuro.


También hay que reconocer que tenemos un modelo socio económico que agrava el escenario cuando protege exclusivamente a la misma minoría de siempre, ya que en nuestro territorio se protege la propiedad privada pero de unos pocos, se propicia el emprenderismo pero de unos pocos, se defiende la honra y los derechos constitucionales pero de unos pocos, y así sucesivamente se va desnudando la aterradora realidad de una patria institucional, abstraída en un libreto que omite y encubre todo con indiferencia.


Pero hay un claro y principal genitor de este desorden, que al mismo vaivén de su habladuría ramplona y chacharera, da pie y favorece a que todo el espectro de la institucionalidad se corroa y se vaya a pique; todo esto con el fin mezquino de lograr mantenerse a flote en medio del vendaval de denuncias y reclamos, que aumentan en el entorno social en la misma proporción en que este degradado protagonista se queda sin rumbo programático, sin capital político y sin ética ideológica.


Este actor principal sin ninguna duda es la colectividad política que gobierna, tendencia anacrónica que regocija funcionarios sin los estudios correspondientes, presos VIP como los casos de Andrés Felipe Arias y Santiago Uribe, candidatos con brazaletes de seguridad, robo de tierras, títulos falsos, acoso sexual y compra de votos, familiares condenados por paramilitarismo y corrupción gubernamental por mencionar algo del pasado inmediato, antes de pasar al turbulento presente.


Hoy es posible reconocer un gobierno mediocre, que arroja la nación al vacío estéril de la desesperanza, pues se vislumbra acéfalo, descoordinado, fraccionado, entelerido, sin fundamentos y sin rumbo, sin embargo, esta torpeza político administrativa, desnudó aún más el secuestro estatal que soportamos los colombianos.


En síntesis, el uribismo es un monstruo deforme de muchos tentáculos, que logró fusionarse y transmutar en un híbrido con la banca agiotista y acaparadora, que para subsistir tan sólo tiene que arrojarle monedas a una clase política tan sumisa como corrupta y que consiguió sodomizar a la justicia con el miedo, legitimando toda una cuadrilla de rufianes, muy dispuesta a saciar cualquier apetito y a cualquier costo.


También prostituye y deshonra a unos medios de comunicación que ya hacen parte de su nómina regular y que por supuesto siguen fieles al libreto encubridor salvaguardando a este leviatán de varias cabezas; por último y lo más peligroso en mi opinión, es que condicionaron a la fuerza pública a ser sus simples escoltas personales, a cambio de guardarle la espalda en una orgía de corrupción, como lo hacen lo viles secuaces de la delincuencia común. Recordemos al extinto DAS y toda la degradación de estas instituciones, donde se venden los lineamientos constitucionales, borrachos de la violencia, el dinero fácil y la represión hacia los civiles indignados.


Eventos recientes sobran, donde las garras y los dientes de estos demonios creados para mantener el statu quo de un establecimiento probadamente ineficiente, corrupto e incompetente, como la ridícula investigación que abre el CNE en contra del jefe de la oposición Gustavo Petro, aduciendo irregularidades en los aportes de unos docentes a la campaña de la Colombia Humana por un monto no superior a los 400 mil pesos, al tiempo que baja la mirada con indiferencia ante los miles de audios y decenas de fotografías, que prueban que el narcotraficante Ñeñe Hernández no solo compartía una estrecha amistad con Iván Duque, sino que financió con miles de millones de pesos esta campaña en muchos lugares del país.


Seguidamente una gran contradicción aflora apuntando a los dineros del chavismo, pues al parecer no ingresaron a la campaña de la calumniada Colombia Humana, sino que fortalecieron la candidatura del Centro Democrático con una donación de 300 mil dólares. ¡Recordemos que los uribistas son los más fieros querellantes del chavismo, hasta el arriesgado punto de convertirse en uno de sus más enconados conspiradores!


Satíricamente y saltando sobre piedras calientes como es común, miembros de esta colectividad salieron a decir que la contabilidad de esta campaña fue transparente y estuvo regida por los principios legales, tratando de omitir pruebas fehacientes que hoy están siendo evaluadas por los organismos de justicia competentes.


Con todo, para el grueso de los ciudadanos no hay mucha esperanza en estas investigaciones, ya que el Fiscal General de la nación es el jurista Francisco Roberto Barbosa Delgado, entrañable amigo del electo Duque quien antes de su designación fuera un aguerrido derrotero de la campaña uribista. Se puede decir que el fiscal es un árbitro purasangre, pitando penales a favor del uribismo en una contienda saturada de injustas infracciones, que no disminuirán hasta que vayan ganando el partido y puedan terminarlo.


Pero otro hecho que agrava al resto de la institucionalidad y que debe ser expuesto ante los ojos del mundo, es que el 9 de marzo de 2019, mientras Iván Duque expresaba en Saravena Arauca lo importante de la legalidad, el narcotraficante Hernández se desplazaba en una aeronave donada por el gobierno de EE.UU. con el fin de apoyar justamente la lucha antidrogas. El ejército colombiano confirmó la noticia aduciendo que la aeronave de matrícula EJC1136, sí desplazó al ciudadano José Guillermo Hernández Aponte desde Aguachica hasta Valledupar.


Los motivos que exponen son confusos y hacen parte de la investigación, entre otros que el personaje en cuestión para las fechas era conocido como un prestigioso ganadero. Esta información fue publicada por varios medios, tales como El País, El Heraldo y El Tiempo entre las fechas del 9 al 10 de marzo del 2020.


Todo es tan quijotesco y bochornoso, que la misma Embajada Norteamericana en Bogotá pareciera dormir apaciblemente encima del alud de pruebas, y de las descalificadoras circunstancias que envuelven al Centro Democrático y al Presidente; toda vez que también involucran a otras relevantes figuras del mismo gobierno, como los casos probados de los laboratorios de cocaína en finca del embajador Sanclemente y los vínculos de la vicepresidenta Marta Lucia Ramírez con memo el fantasma.


Pero afortunadamente esta misma degenerada corrupción, ya hizo que voces principales del congreso de los EE.UU. mayoritariamente demócrata y en cabeza del senador Patrick Leahy, quien es vicepresidente del comité de apropiaciones, pusieran a la luz de los hechos que en los últimos 3 años Colombia ha recibido la no despreciable suma de 450 millones de dólares, con el fin de contribuir con diversos programas en nuestro país. Pero manifiesta abiertamente, sentirse consternado por las múltiples violaciones a los derechos humanos perpetrados por el ejército y la actitud parsimoniosa de la justicia para investigarlos.


Se unieron inesperadamente los demócratas Jim McGovern y Alexandria Ocasio Cortez, redactando un par de enmiendas dirigidas al Comité de Reglas de la Cámara de Estados Unidos, exigiendo en su naturaleza jurídica al gobierno de Donald Trump condicionar y suspender las ayudas económicas a nuestro país.


Los fundamentos se entrelazan entre sí y se enmarcan en generalidades relacionadas con la violación de los derechos humanos: asesinatos sistemáticos y espionaje a líderes sociales, periodistas, representantes de la justicia y opositores políticos, configurando lo dicho como una actividad ilegal de inteligencia.


“Ningún equipo militar o de inteligencia o suministros transferidos o vendidos al Gobierno de Colombia bajo programas de asistencia en seguridad de Estados Unidos podrá ser usado para propósitos de vigilancia o inteligencia ilegal dirigida contra la población civil, incluidos defensores de derechos humanos, personal de justicia, periodistas u opositores políticos” manifiesta McGovern.

En otro aparte Ocasio Cortez menciona: “Ningún fondo destinado a la fumigación de cultivos ilícitos se podrá entregar a Colombia si no hay una demostración por parte del Gobierno de Colombia de que está cumpliendo las regulaciones del país en esa materia”.


Pero el nudo de tropiezos se sigue acumulando y todo pareciera no tener otro fin distinto al de una explosión advertida, las denuncias de soldados, mujeres y niñas indígenas violadas, las investigaciones que involucran a efectivos militares de EE.UU. en la venta de narcóticos y armas junto a paramilitares de nuestro país, coroneles protegiendo a narcos en bases militares, generales dando información vital a la oficina de Envigado, policías involucrados en microtráfico, secuestros y así un sinfín de descubrimientos desalentadores para el colombiano regular.


Es triste admitirlo y escribirlo, pero se puede asegurar que un colombiano siente el mismo miedo al encontrarse hoy al ejército o a la guerrilla en cualquier carretera rural de Colombia, o en su defecto a la policía en el sector urbano, pues las realidades nos muestran, que los otrora héroes de la patria, cada día se parecen más a los delincuentes que dicen combatir.


Pero como lo afirmé con anterioridad, todo esto es un caldo de cultivo propiciado por el Centro Democrático, quienes legalizan la represión y protegen cualquier intento de la ciudadanía de denunciar los abusos de la fuerza pública con los civiles, ellos con la experticia del belicista de oficina promueven la guerra y atacan la paz desde la comodidad de sus privilegios, nunca irán a la guerra o al campo de batalla y mucho menos sus descendientes.


El caso es que este partido de extrema derecha lo está pudriendo todo, sumando que el ocaso del malévolo expresidente se acerca y él está dispuesto a llevarse a la nación por el precipicio de su fracaso.


¡No triunfará, pues se estrelló con una nueva generación que no cree en discursos de culebrero!

Joker

28-julio-2020

Rio Cuarto.

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