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Alertan sobre posible masacre en el Naya

Por: Laura Cano. Periodista Pares.

Desde el pasado 23 de agosto a través de redes sociales y del portal Comunidades Construyendo Paz en Colombia, se alertó sobre la posibilidad de una masacre en el Territorio Colectivo del Rio Naya, donde se ubican 73 comunidades que conforman el Consejo Comunitario de la Comunidad Negra del río Naya (Cauca y Valle del Cauca).


Esta alerta fue hecha bajo tres contextos: el primero ante una creciente ola de violencia que solo en agosto ha dejado el saldo de, por lo menos, 10 masacres cometidas, 48 personas asesinadas en éstas, las cuales se han realizado en 6 departamentos.


· 02 de agosto: Santander de Quilichao, Cauca. Brayan Stiven Guetio Ipia (18 años), Manuel David Larrahondo (24 años) y Lizardo Collazos Findo (23 años).

· 03 agosto: Puerto Santander, Cúcuta, Norte de Santander. Seis personas asesinadas.

· 12 de agosto: Llano Verde, Cali, Valle del Cauca. Luis Fernando Montaño (15 años), Álvaro José Caicedo (14 años), Jean Paul Cruz Perlaza (16 años), Jair Andrés Cortés Castro (14 años) y Léider Cárdenas (15 años).

· 15 de agosto. Santa Catalina, Samaniego, Nariño. Brayan Alexis Cuarán (25 años), Sebastián Quintero (23 años), Laura Michel Melo Riascos (19 años), Byron Patiño (25 años), Óscar Andrés Obando (23 años), Rubén Darío Ibarra (20 años), Daniel Steven Vargas (22 años) y Elian Benavides (19 años).

· 18 de agosto: Pialapi Pueblo Viejo, Ricaurte, Nariño. 03 jóvenes indígenas asesinados.

· 21 de agosto: La Uribe, El Tambó, Cauca. 06 personas asesinadas.

· 21 de agosto: El Caracol, Arauca. 05 personas asesinadas.

· 22 de agosto: Guayacana, Tumaco, Nariño. Jorge Alexander Cortes (22 años), Eduar Everi (50 años), Duvan Erney Quiroz (22 años), Eduard Quiroz (24 años), Jesús Casanova (37 años), Diego Roney Acosa (17 años).

· 24 de agosto: Venecia, Antioquia. Yornan Dávila Henao (18 años), José David Velásquez Rojas (19 años), Juan David Mesa (15 años).

· 25 de agosto: Ábrego, Norte de Santander. 3 personas asesinadas.


El Naya es una comunidad compuesta por 22.814 habitantes dividida en Alto Naya, Medio y Bajo Naya. Como se había advertido desde Pares hace algunos meses, la comunidad del río Naya atraviesa una situación compleja; integra una ruta del narcotráfico que une el norte del Cauca con Jamundí, que actualmente es disputada por el ELN, las disidencias de las FARC, carteles colombianos y los carteles mexicanos de Jalisco y Sinaloa.

Por otra parte, se hace en el marco de una serie de publicaciones que han circulado por redes sociales en las que se afirma: “¡ATENCIÓN! Según una fuente podría haber una masacre en Naya, Buenaventura, Valle del Cauca, Colombia. Llegarán sicarios mexicanos por tomarse esa ruta de la droga. ¡Por favor, medidas de prevención para esta zona del país!”.


Y, además, teniendo como marco histórico la masacre ocurrida en 2001, cuando en medio de la conmemoración de Semana Santa más de 100 miembros del Bloque Calima, en cabeza de José Hebert Veloza alias ‘HH’, asesinaron, según cifras oficiales, a 30 personas. Mientras que la comunidad dice que esta cifra es mayor a las cien personas, pues muchos cuerpos, ante la sevicia del hecho, no fueron reconocidos ni hallados.


De este caso hay que decir que El Naya empezó a ser víctima del Bloque Calima desde mayo de 2000, cuando fueron creados el Frente Pacífico y el Frente Farrallones, los cuales además de llegar a la zona para atacar al Frente 30 de las Farc y al ELN, también lo hacían, por orden de Carlos Castaño, para crear el Bloque Pacífico con el fin de tomar el control desde las costas de Nariño hasta las de Chocó, y así apoderarse de las finanzas que dejaban el cobro de gramaje a los narcotraficantes que sacaban drogas por ese corredor.


Con esta grave situación de seguridad el 11 de abril, días antes de la masacre, organizaciones de Derechos Humanos habían denunciado el riesgo en el que estaba la comunidad. No obstante, las autoridades no se refirieron al respecto, incluso en las versiones dadas en Justicia y Paz por Armando Lugo, alias ‘El Cabezón’, uno de los jefes del Bloque Calima, contó que consiguió material de guerra para la incursión de El Naya en el Batallón Pichincha, con sede en Cali.


Además, también se afirmó que a través del, para entonces, coronel Tony Alberto Vargas Petecua, se recibieron entre 10 y 15 millones de pesos. Adicionalmente, se habría coordinado con los retenes de la zona para que pudieran pasar hacia la zona del Naya sin complicaciones.


Esta información cobra relevancia ahora, pues justo en este momento las alarmas también están encendidas por organizaciones sociales y de Derechos Humanos que informaron la llegada de grupos dedicados al narcotráfico que estarían planeando asesinatos múltiples para tomarse las rutas de salida de droga, pues hay que recordar que por esta zona del país sale cerca del 70%. A este miedo se suma las masacres que se han reportado en este mes, pues muchas de estas han sido en departamentos vecinos.


¿Qué pasa en el Naya?


El Naya es una comunidad compuesta por 22.814 habitantes dividida en Alto Naya, Medio y Bajo Naya. Como se había advertido desde Pares hace algunos meses, la comunidad del río Naya atraviesa una situación compleja; integra una ruta del narcotráfico que une el norte del Cauca con Jamundí, que actualmente es disputada por el ELN, las disidencias de las FARC, carteles colombianos y los carteles mexicanos de Jalisco y Sinaloa.


Además, la comunidad enfrenta el miedo de sufrir un irreversible daño ambiental sobre sus territorios por 5 concesiones mineras que advierten se han otorgado en el alto del río violando la normatividad existente que protege los territorios colectivos.


A este panorama se suma, como lo expone Dennis Arley Huffington, investigador Regional Pares-Pacífico que en la zona tienen presencia “las Fuerzas Unidad del Pacífico y Defensores del Pacífico, que están en disputa. Mientras que por el lado de Yurumaguí y Cajambre viene bajando la columna Jaime Martínez y ésta al parecer ha hecho alianza con las Fuerzas Unidas del Pacífico. Mientras que Defensores del Pacífico, que maneja la frontera entre el Cauca y Buenaventura y parte de la cordillera con Jamundí, tiene alianza con el EPL. Ese es el enfrentamiento que se viene dando, al que se le suma la reciente llegada del ELN, que tiene presencia en la parte alta de Cajambre. Se habla también de actores extranjeros, que podría ser el Cartel Nuevo Jalisco que tiene presencia en Jamundí”.


Aquí hay dos puntos importantes de señalar: también desde Pares se alertó a principios de 2020 sobre la situación de Jamundí, municipio que se convirtió en el centro de disputa violenta entre carteles y grupos armados ilegales por su posición como corredor estratégico y centro de negociación para los grupos ilegales, al punto que allí se instalaron los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco, quienes disputan el control de las rutas del narcotráfico con las disidencias de las FARC y el ELN.


Adicionalmente, Yurumanguí, corregimiento de Buenaventura, sigue siendo un territorio libre de cultivos ilícitos, una razón más, sumadas a las anteriores, por las que expone Huffington que en efecto es posible una masacre en esta zona, pues “el narcotráfico es uno de los principales motivos de disputa, por los que incluso se han amenazado y asesinado a líderes”.


Hay que decir que una vez hecha pública la situación el alcalde de Buenaventura, Víctor Vidal, citó a un consejo de seguridad con voceros del territorio, en donde además de hacer el llamado al Gobierno Nacional y a los organismos internacionales de verificación, también informó que la Unidad Nacional de Protección está trabajando con los líderes sociales de la zona. Además, dijo que “la Fuerza Pública hoy nos ha dado un parte de tranquilidad, no hay indicios reales en que se pueda presentar este evento, de igual manera, se están tomando medidas preventivas, cautelares y protección colectiva para evitar cualquier acto violento en la comunidad Naya”.


“Las medidas que se tomaron han sido adecuadas, pues no están esperando que suceda algo para ahí sí actuar, sino que desde ya se hicieron los llamados y acciones correspondientes. Hay que decir que en la entrada de El Naya hay una base de la Armada, pero la misma gente dice que por al frente suben y bajan las lanchas de la guerrilla. Con esto lo que se pide es que más que militarizar el territorio realmente se controlen las entradas de éste”, concluyó Dennis Arley Huffington.

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