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Música y construcción de paz en el norte del Cauca

Por: Memnxi Kiwe, Carimba y Vanessa Useche Acevedo.


El norte del Cauca, conocido como una de las zonas del país más afectadas por el conflicto armado, también ha sido foco de continuas y renovadas formas de violencia luego de la firma del Acuerdo de paz entre el Estado colombiano y las extintas FARC-EP, en 2016. Al mismo tiempo, las poblaciones afrodescendientes, indígenas y campesinas son reconocidas por sus valiosos procesos organizativos y sus aportes a la construcción de paz en los múltiples sentidos que le asignan a este concepto, trascendiendo aquella definición predominante que asocia la paz con la ausencia de violencias armadas. Una joven nortecaucana, resalta por ejemplo, que su concepto de paz “se basa en convivir en una sociedad que edifique una armonía en mí y en los que la conforman, de manera que evite cualquier clase de conflicto”.


Desde distintos sectores y procesos comunitarios, las poblaciones rurales del norte del Cauca vienen construyendo espacios de cohesión alrededor de iniciativas musicales y artísticas que generan reflexiones acerca de las realidades violentas en el norte del Cauca, al mismo tiempo que promueven la creatividad, la sanación y las iniciativas de adultos y niños para mejorar las problemáticas con las que conviven cada día.


La Fundación Artística y Cultural Carimba trabaja desde el año 2017, principalmente como una iniciativa de jóvenes de La Toma, Suárez, para formar en ámbitos artísticos a otros jóvenes de la región. Foto: Cortesía.

“Mediante el arte podemos poner nuestro punto de vista, y como ustedes saben, la música es un lenguaje que traspasa fronteras, que cualquier persona lo puede sentir”, destaca Jeimy Valencia, mujer indígena nasa que hace parte de la agrupación musical Memnxi Kiwe; una iniciativa que tiene alrededor de un año dentro del Tejido Mujer de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Cxhab Wala Kiwe- ACIN). Por su parte, Michel Stiven Lucumi, joven artista afrodescendiente, director de la Fundación Artística y Cultural Carimba, explica que en su labor «no solo se forman seres artísticamente, estamos formando seres capaces de vivir en paz con el mundo”.


“Mediante el arte podemos poner nuestro punto de vista, y como ustedes saben, la música es un lenguaje que traspasa fronteras, que cualquier persona lo puede sentir”, destaca Jeimy Valencia, mujer indígena nasa que hace parte de la agrupación musical Memnxi Kiwe.» Foto: Cortesía.

Memnxi Kiwe: luchas que reivindican mujeres indígenas


Representamos, conformamos y estamos vinculadas a la organización política de Chxab Wala Kiwe y a su vez el Tejido Mujer ha venido avanzando junto con nosotras. Memnxi Kiwe tiene un enfoque político, espiritual y artístico y lo que buscamos también es reivindicar la voz de la mujer.

Nosotras venimos culturalmente de una forma de organización donde la mujer antiguamente era muy valorada; nuestras ancestras han estado relacionadas con el territorio, porque el territorio para Memnxi Kiwe, para los pueblos indígenas, es el centro.

Por eso nuestro nombre Memnxi Kiwe, alude al “Canto de la tierra”. Kiwe es “tierra” y “mujer” al mismo tiempo, porque provee todas las condiciones para que los humanos podamos vivir en ella, es decir, la fertilidad viene de la madre tierra. Y de ahí esa relación tan estrecha entre la mujer y la tierra. Imagen: Cortesía.

En ese mismo sentido, el territorio para nosotras toma vital importancia y es lo que queremos reivindicar aquí también: la tierra como un ser vivo, como un ser material y como un ser sin el cual no podemos vivir.


Memnxi Kiwe se conformó en este contexto del Acuerdo de paz. Particularmente, el norte del Cauca en 2019 y 2020 ha tenido los índices de violencia más alta. De ahí que el ejercicio de liderazgo de la mujer representa serios riesgos, muchos problemas.


Y el arte se convierte para nosotras en una forma de protección, en una forma de cuidado. Es decir, a través del mensaje que estamos transmitiendo en nuestras letras, en nuestras canciones, estamos diciendo los dolores que estamos padeciendo, pero también los sueños y también los anhelos de alcanzar una vida distinta a las violencias.



El respaldo que hemos tenido por parte del Tejido Mujer de Chxab Wala Kiwe ha sido en parte porque se requería y se requiere aún, que nosotras aportemos a la construcción de todo lo que se está avanzando en materia de paz.


De hecho, parte de la formación política de la mujer nasa pasa por eso, por comprender el proceso de paz, cuál es el contexto que se está viviendo en el país, qué ha pasado con el Acuerdo de paz, cómo está avanzando el capítulo étnico.


Un poco de lo que hemos venido haciendo nosotras como aporte a la apuesta de paz, es la composición de letras que motiven a nuestro pueblo a sanar, a reivindicarnos, a ganar más resiliencia porque hemos comprendido que la violencia no deja sino más violencia y que hay muchas comunidades que tienen muchos dolores internos.


Nosotras hemos reconocido que hay que sanar y parte de la sanación la hacemos espiritualmente porque la espiritualidad también atraviesa todo el tema artístico.


En general, a lo que nosotras estamos tratando de apostar con esta acción, es a movilizarnos como mujeres, poder llenarnos de fortaleza para decir lo que no está bien, rechazarlo, reconocerlo, primero que todo, porque nosotras mismas hemos naturalizado la violencia, nosotras mismas la hemos hecho parte de nuestra cotidianidad porque no la leemos como una violencia. La construcción de paz pasa por reconocer qué le ha pasado a mi cuerpo, qué me ha pasado a mí y cómo yo, como mujer, intento sanar esto con los recursos que tenemos en el territorio.


Carimba: apuestas de los jóvenes afrodescendientes


La Fundación Artística y Cultural Carimba trabaja desde el año 2017, principalmente como una iniciativa de jóvenes de La Toma, Suárez, para formar en ámbitos artísticos a otros jóvenes de la región. El objetivo es salvaguardar nuestras culturas afro ancestrales, especialmente las del norte del Cauca. Ahorita estamos enfocados en las danzas y la música, pero en la visión de Carimba no está solo eso. Por ejemplo, estamos por iniciar el proyecto Ceja y el proyecto Puchicanga, que recogen toda la parte minera artesanal y la parte de tejidos.


Ensayos Fundación Artística y Cultural Carimba. Foto: Cortesía.

Vemos que siempre cuando hablan de paz, la gente piensa en actores políticos y actores armados, pero la paz para nuestras comunidades significa poder convivir en el territorio, poder llevar esa vida ancestral que se ha llevado. La paz no es solo entre las personas, la paz es con el territorio, con los animales, con las plantas, conmigo mismo, con el espíritu, con los dioses. Para nosotros eso es paz. Entonces, en la Fundación Carimba tratamos de fortalecer esos procesos del ser corporal, del ser espiritual.


En el momento en que nosotros emprendemos la formación de cada integrante que llega a la fundación, no lo hacemos solo con el fin de formarlo en lo artístico, en lo cultural, sino que formamos seres humanos para el mundo. Cuando hablamos de seres humanos, no nos referimos a la denominación que se nos da por la anatomía, sino cómo esa persona se relaciona con el mundo, con el entorno, con los demás seres, humanos o no.


En muchos momentos se nos ha amenazado de desalojo. Nos han querido desalojar basándose en que somos invasores de tierras, mineros ilegales. Diferentes intereses se han puesto sobre los lugares que habitamos, pero hemos podido demostrar que estas tierras nos pertenecen porque las estamos habitando hace más de 300 años.


¿Cuál fue la prueba de eso? Esas culturas que aún yacen, esas culturas que aún siguen vivas. Eso nos dice que nosotros pertenecemos a este territorio por ancestralidad y si dejamos que esa ancestralidad se pierda quedamos en la nada, porque ya no hay nada que nos defienda.

Participación de integrantes de Carimba en el espacio de Refugio Humanitario. Bogotá. 2019. Foto: Cortesía.

Además, al estar en la Fundación Carimba creamos vínculos entre nosotros los jóvenes, nos relacionamos más, interactuamos de formas diferentes. Eso disminuye las tensiones que muchas veces tenemos, porque es un espacio en el que podemos desahogarnos y relacionarnos mejor.

La música, la danza, el teatro, el dibujo, la escultura, la pintura y todas las demás expresiones artísticas, además de ser una expresión del cuerpo, son el lenguaje del alma. No sería bueno dejar que se pierdan estas actitudes que pueden ayudar a liberarnos y armonizar nuestra sociedad.

En medio de las dificultades y de la actual agudización de la violencia que atraviesa el norte del Cauca, colectivos como Memnxi Kiwe y Carimba trabajan día a día para transformar sus realidades locales desde concepciones que valoran la vida, la convivencia y el territorio.


La música y otras artes son vitales para sus apuestas de encuentro, solidaridad, sanación y construcción de alternativas para mujeres, hombres, jóvenes, niños y niñas de la región. Nos muestran que no solo es posible, sino necesario, imaginar y aportar a iniciativas que dignifiquen y valoren nuestras vidas y nuestras colectividades.

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