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«El Presidente Duque nunca está para las víctimas»

Por: Laura Cano. Periodista Pares.


El pasado viernes 11 de septiembre desde la Alcaldía de Bogotá se promovió un acto de llamado a la reconciliación en la capital, luego que desde el 08 de septiembre se presentaran una serie de hechos violentos cometidos por la Policía, los cuales iniciaron con el asesinato de Javier Humberto Ordoñez, y siguió con la masacre de 13 personas (10 en Bogotá, 3 en Soacha), y, al menos, 209 civiles heridos/as.


El acto fue programado para el 13 de septiembre e iniciaba con una ceremonia ecuménica, en la cual llamó la atención la ausencia del presidente Iván Duque, quien no estuvo en este acto, aunque las familias de las víctimas habían solicitado y solicitaron durante el espacio la presencia y además el explicito compromiso de Duque para garantizar la justicia en estos hechos.


“Aquí hoy no solo debería estar la alcaldesa. Aquí debería estar el presidente, debería estar la Policía Nacional pidiéndonos disculpas y reconociendo este hecho que cometieron, porque como se ha mencionado hay muchas pruebas en donde se ve que ellos son quienes matan nuestros jóvenes. Son muchas preguntas que hay para la Policía Nacional, no solo de mi parte, sino de cada una de las personas que estamos acá: ¿quién dio las órdenes para que empezaran a disparar, para que acribillaran a nuestros jóvenes?”, aseveró durante la ceremonia Mayra Páez, pareja de Jader Fonseca, joven asesinado el 09 de septiembre.


Vale la pena mencionar que antes de la ausencia de Iván Duque se había comentado en medio de la alocución realizada por la alcaldesa el viernes que ella le había solicitado al presidente que “se avoque una reforma estructural a la Policía.


El presidente me dijo que él no consideraba que se debiera hacer una reforma legal o constitucional a la Policía. Cuando hablo de reforma me refiero a que de una vez por todas la Policía sea un organismo civil, que no tenga ni formación, ni operación, ni fuero militar, sino un organismo civil que responda ante la ciudadanía y ante la justicia ordinaria. El señor presidente me ha dicho que él descarta de plano esa reforma”, indicó Claudia López.


Luego de esto el hecho el siguiente fue la silla vacía por parte del presidente, que como representación envío al comisionado de Paz, Miguel Ceballos y a la consejera de Derechos Humanos, Nancy Patricia Gutiérrez. Sin embargo, era evidente la necesidad de su presencia allí, pues más allá de los otros compromisos, este era un espacio que merecía toda la atención, sobre todo institucional, por la gravedad de lo ocurrido en los días anteriores.


No obstante, no hay que dejar de lado que, en un acto de diálogo, además diálogo relevante, esta no es la primera vez que Duque deja de asistir. Vale la pena recordar que en abril de 2019 el mandatario, aunque llegó al Cauca donde se reuniría con indígenas, finalmente decidió no llegar al punto de Caldono donde miembros de la Minga lo esperaban luego de una estar protestando y bloqueando la vía Panamericana por días, exigiendo, entre otras cosas, la atención del presidente.


“Cada vez que hay problemas con comunidades, con víctimas a él no le gusta eso, a él le gusta su programa de televisión, las reuniones para conspirar y tumbar a Maduro, viajar a Washington, pero esto de reunirse con víctimas, comunidades, eso no le gusta. No era de extrañarse que él iba a hacer eso y que ese fuese el mensaje que le manda a las víctimas. Además, por ejemplo, su partido está liderando cuestionables procesos de la Ley de Víctimas, entonces no hay nada raro”, dijo Ariel Ávila, subdirector de Pares, en Semana.


Adicionalmente, hay que señalar que en el marco de protestas que se han venido realizando desde el asesinato de Javier Ordoñez, se promovió una al tiempo del acto de reconciliación, incluso terminando en la Plaza de Bolívar, donde inició la jornada ese domingo.


Sin embargo, estas como una radiografía de lo que ha estado pasando con la criminalización y estigmatización de la protesta social, también terminó en excesos de la fuerza del ESMAD, incluso cuando ese día el llamado era a la reconciliación y al retorno de confianza con la Policía.


Señalando, a su vez, que en medio de esa estigmatización lo que también se ha querido mostrar es la supuesta utilización de la protesta social por grupos armados ilegales como el ELN y las disidencias de las Farc. Todavía, titulaba el domingo El Tiempo: “CAI eran blanco desde marzo pasado, pero pandemia frenó plan”, agregando que:


“Tanto el Gobierno central como la administración de Bogotá, con vocería del secretario de Seguridad, Hugo Acero, le admitieron a EL TIEMPO que en el ataque feroz a estas estructuras públicas hubo organización y sistematicidad. Incluso, células criminales se trasladaron a diferentes sectores de la capital, con elementos incendiarios, para destruir un total de 68 de estas estructuras solo en la ciudad”.


“Esa teoría para los expertos parece ridícula, por decir lo menos. Habría que pensar dos cosas: las Farc en su mejor momento, en los 90 cuando se tomaban capitales departamentales, concentraban de a 500 guerrilleros, nunca logró hacer una cosa de esas en Bogotá. Significa, entonces, que si son disidencias y ELN hoy están más fuertes que en los años 90. Eso significaría que la política de seguridad es un fracaso”, agregó Ariel Ávila.

Hoy, 15 de septiembre, una nueva víctima mortal cobró la masacre perpetrada en Bogotá, se trata de Cristián Rodríguez un joven de 21 años que en la noche del 10 de septiembre recibió un impacto de arma de fuego en las calles de Engativá. Este hecho sigue mostrando la urgencia de una reforma a la Policía, pero también la necesidad de dejar desviar la responsabilidad de lo ocurrido hace unos días e instar para que las instituciones sean garantes de justicia, y no que brillen por su ausencia y por la estigmatización de la protesta social y de quienes protestan.

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