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“La propiedad como bisagra de la equidad de género”

Por: María Victoria Ramírez. Columnista Pares.


-¡Tomad la tierra! -desde su alto asiento

dijo a los hombres quien pobló el vacío-.

-Para cumplir mi soberano intento

habedla en fraternal compartimiento,

que os la doy como herencia y señorío.

Ya más correr, por acudir primero,

cada mortal al llamamiento vino,

y cuanto pudo sometió a su fuero:

los frutos de la tierra, el campesino;

la selva, do cazara el caballero.

Colma la troj el mercader y el arca;

se adueña el monje del viñedo umbrío:

¡y, ya fuerte sintiéndose el monarca

sendas y puentes con barreras marca

diciendo; -¡El diezmo! porque el diezmo es mío.

Poema La partición de la tierra de Friedrich Von Schiller.


En julio de 2010, tuve la ocasión de asistir a la Undécima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, convocada por la CEPAL en la ciudad de Brasilia. Una de las ponencias estuvo a cargo de la profesora y feminista de la Universidad Nacional de Colombia Magdalena León, cuyo título he tomado prestado para nombrar mi columna de hoy. El planteamiento central de la ponencia era que, para avanzar en la justicia de género, hay que integrar redistribución y reconocimiento. La propuesta de León, con base en estudios feministas previos y en los suyos propios es que en América Latina “la propiedad puede representar la bisagra que une la redistribución y el reconocimiento en cuanto a justicia social con perspectiva de género.”


En dicha ponencia se reconocía que en las primeras etapas del feminismo no se tuvo como prioridad el tema de la propiedad, que hubo un énfasis en el reconocimiento del aporte de las mujeres a la construcción de sociedad y en hacer posible su acceso al trabajo remunerado. León argumenta la idea de que el acceso a la propiedad, no solo la tierra sino en general a los activos, es una fuente de bienestar que se extiende en muchos casos a la familia, puesto que:

“Existe cada vez más evidencia en la región de que es más probable que las mujeres compartan, para beneficio de la familia, cualquier ingreso que devenguen individualmente. Por el contrario, es más probable que los hombres gasten en su consumo individual parte de los ingresos que devengan, y que sólo contribuyan con una porción de ellos al fondo familiar.”


En el documento final de la undécima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, en la que Magdalena León presentó su disertación, denominado Consenso de Brasilia, los gobiernos de los países participantes, representados por ministras, delegadas y delegados del más alto nivel dedicados a la promoción y defensa de los derechos de las mujeres, reunidos para discutir el tema de los logros y desafíos para alcanzar la igualdad de género con énfasis en la autonomía y el empoderamiento económico de las mujeres, tuvieron dentro de sus considerandos:


“(…) que el derecho a la propiedad de la tierra, así como al acceso al agua, bosques y biodiversidad en general, es más restringido para las mujeres que para los hombres; que el uso de esos recursos naturales está condicionado por la división sexual del trabajo; que la contaminación ambiental tienen impactos específicos sobre las mujeres en la ciudad y el campo, y que es necesario que el Estado reconozca el aporte de las mujeres a la conservación de la biodiversidad, implemente políticas de acción afirmativa y garantice el ejercicio de sus derechos en este ámbito.”

Acordaron múltiples acciones en materia de autonomía económica y laboral para las mujeres, dentro de las cuales quiero citar dos atinentes a la propiedad:


· Adoptar el enfoque y medidas de igualdad de género, raza y etnia, en relación con la política económica, fiscal y tributaria, la reforma agraria, el acceso a la propiedad de la tierra, la vivienda y otros recursos productivos, para asegurar la redistribución equitativa de la riqueza;

· Garantizar el derecho y acceso de las mujeres a la propiedad de las tierras y las viviendas concedidas mediante los programas habitacionales de los gobiernos, con título de propiedad, respetando el derecho de las mujeres de los pueblos indígenas a su territorio, ya que es la base para el desarrollo económico y cultural.


Toda esta discusión de hace 10 años, la traigo a colación porque tiene una enorme vigencia, dado que los desequilibrios de género aún persisten y se han agravado en esta pandemia. Debo reconocer una preocupación por parte de la Alta Consejería para la Equidad de la Mujer de Colombia en promover iniciativas de empoderamiento económico de las mujeres, dado que se sabe, por los datos del DANE, que son las mujeres las más vulnerables y las más afectadas económicamente en esta emergencia sanitaria, tanto en el sector formal como informal de la economía.


Controlar los activos propios y los ingresos es de la mayor importancia para minimizar la vulnerabilidad económica de las mujeres y de sus hijos. La propiedad de activos económicos, además de generar ingresos en su uso, también guardan y acumulan valor a través de la vida.


Por tanto, son un elemento clave en relación con la seguridad de la familia. Los bienes económicos se pueden vender o hipotecar en situaciones de emergencia y sirven como garantía para obtener crédito para emprender actividades económicas. La construcción de cualquier estrategia para disminuir la pobreza debe tener en cuenta el control autónomo de la mujer sobre propiedad e ingresos.


Pero no solo debemos aprender a generar ingresos, a construir un patrimonio propio, sino también a mantenerlo, puesto que la titularidad de los bienes no garantiza que podamos mantenerlos.

En la dirección de empoderar a las mujeres económicamente, debo resaltar la iniciativa reciente de la Alta Consejería para la Equidad de la Mujer de la Vicepresidencia de la República, denominada Seminario Web Mujeres de Negocios en el que han logrado convocar alrededor de 600 mujeres en todo el país que o bien, son empresarias o aspiran a serlo.


Esta estrategia se adelanta en alianza con la EAN (Escuela de Administración de Negocios) de Bogotá. Es un ciclo de videoconferencias en las que se puede interactuar con los panelistas sobre 12 temas, dentro de los cuales se encuentran Segmentos de mercado, Propuesta de valor, Relaciones con los clientes, Fuentes de ingresos.


Es cierto, solo si somos dueñas de nuestro propio patrimonio, si tenemos control sobre nuestras finanzas, si no renunciamos a la autonomía económica, se concreta una dimensión vital de la equidad. De lo contrario, se está a merced de terceros: los padres, de los hijos o de las parejas que, tengan la seguridad cuando llegue el momento, en la mayoría de los casos, tomarán partido por ellos mismos y no desaprovecharán la oportunidad de sacar ventaja; lo digo con conocimiento de causa, o como diría un tío mío: “Yo todo eso lo he vivido”.

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