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Nudo de Paramillo: retrato del gobierno que negó la paz

Por: Sergio Saavedra. Periodista Pares.


El Gobierno Nacional está ignorando una guerra a sangre y fuego que durante los últimos tres (3) años se ha recrudecido en la gran región del Nudo de Paramillo, compuesta por Norte, Bajo Cauca, Occidente antioqueño y Sur de Córdoba. Guerra que ha dejado, entre otras tantas victimizaciones, cerca de 20.000 personas desplazadas de manera forzada, alrededor de 1.200 personas asesinadas y cerca de 60 líderes y lideresas asesinadas.


Según la Red de Organizaciones Sociales y Campesinas del Norte de Antioquia (REDOSC) —que alerta sobre el anterior panorama— para aproximarse a los recientes hechos que han ocurrido en el Norte de Antioquia y en Ituango; no se puede desligar, por ejemplo, a este municipio del Nudo de Paramillo y de sus dinámicas de violencia.


De hecho, Ituango tiene el 52% de su territorio entre el Paramillo. Esta gran región es una de las zonas de reserva natural más importante del país y cuenta con el Parque Natural Paramillo que tiene una extensión aproximada de 504.014 hectáreas y —según Parques Naturales— tiene “ecosistemas de selva húmeda tropical, planos inundables, bosques andinos y subandinos, humedales y páramos.” Precisamente, entre los actores que se disputan el Nudo de Paramillo se calcula que pueden haber cerca de 4.000 hombres, incluyendo la Fuerza Pública.


De acuerdo con la REDOSC, no se entiende porqué el Gobierno Nacional renunció al objetivo de paz en el Nudo de Paramillo. Recuperar esta región ha sido un tema de seguridad nacional durante años. La REDOSC insiste que es un territorio que lo han peleado todos los actores. Desde el EPL, ELN, las AUC, las FARC. Todos aquellos actores armados que se remontan, incluso, a la violencia conservadora y liberal.


Además, porque la extensión del Nudo de Paramillo representa el 4% del territorio nacional. Ese objetivo, ha significado miles de militares que han perdido la vida o que resultan heridos en la guerra. Una autentica masacre, por ejemplo, en lo que fue la expulsión y el intento de retoma del Nudo del Paramillo por parte de los paramilitares y los combates con la entonces guerrilla de las FARC -EP.


Para la REDOSC, las cosas que están ocurriendo no deberían haber vuelto a pasar jamás; el horror que parecía disparse nunca se fue. Estos fueron los vientos de una paz que no llegó, todo ello ante la desobligante mirada del Gobierno Nacional. De esta forma, la degradación de la violencia y el accionar de los grupos armados —explica la REDOSC— tienen a los procesos organizativos bajo amenaza, con restricciones de movilidad en los territorios, minados en sus procesos de denuncia. De hecho, según indican, incluso hay carnetización por veredas.


Cabe señalar que la región del Norte de Antioquia representa disputas sobre los hechos ocurridos con la cierta clase política antioqueña. La guerra está volviendo a tapar hechos como los de la masacre de La Granja, la masacre de El Aro, todas las afectaciones medioambientales y en contra de los procesos de memoria —por ejemplo— de la desaparición forzada detrás del megaproyecto de Hidroituango, los 12 Apóstoles, entre otros tantos.


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Hechos de los últimos 15 días


En la noche de este viernes 29 de enero de 2021 se encontró el cuerpo sin vida y degollado de Miguel Uribe, miembro de la Junta de Acción Comunal del corregimiento Ochalí, en el municipio Yarumal (Norte de Antioquia). Asimismo, en horas de la mañana las comunidades denunciaron que, presuntamente, un firmante de la paz y su familia tuvieron que salir desplazados de la vereda de Santa Lucía, en Ituango.


Por su parte, de acuerdo con información entregada en el territorio, tras escucharse disparos en el caso urbano de Ituango —el jueves 28 de enero— fue asesinado un joven. Según las autoridades, no ha podido dar con el cuerpo y lo mantienen registrado como desparecido. Ese mismo día las comunidades alertaron el desplazamiento de 11 personas, entre adultos y niños.

Además, el pasado 23 de enero fue asesinado Juan Carlos Correa, firmante de la paz, mientras se dirigía en motocicleta del corregimiento de Valle de Toledo a San Andrés de Cuerquia. De acuerdo con la información brindada por la comunidad, en cercanías al sector conocido como Los Naranjos el firmante de paz fue retenido y posteriormente asesinado.


El 22 de enero, se registró el desplazamiento del presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda El Cedral. En compañía de su familia tuvieron que huir de Ituango. Asimismo, la REDOSC alertó que en la madrugada de ese día un grupo armado, al parecer el Grupo Armado PostFarc (GAPF) Frente 18, atacó una base militar ubicada en el corregimiento de SantaRita. Esto tras un combate que se registró en veredas aledañas con las AGC.


El pasado 20 de enero fue asesinada la lideresa social Linda Díaz, en el sector conocido como Guarumo en el municipio de Cáceres, en la subregión del Bajo Cauca Antioqueño. La lideresa hacía parte de la Asociación de Campesinos y Agricultores de Villa San Roque.


Por esos días, se registraron combates entre GAPF Frente 5 y el Ejército Nacional en zona rural de Sabanalarga en límites con Ituango. En este hecho, según la Décima Séptima División del Ejército, fue asesinado alias ‘Dumas’ quien es señalado por las autoridades por ser el segundo al mando de dicho frente. De acuerdo con las autoridades, alias Dumas pertenecía al Frente 18 pero se había traslado a coordinar acciones del Frente 5. Asimismo, la Décima Séptima División señaló que habrían puesto a disposición del Instituto de Bienestar Familiar (ICBF) a una menor de edad que, presuntamente, había sido reclutada de manera forzada. Tras el hecho, se registró la quema de una lancha.


Cabe señalar que se han registrado combates en la vereda Las Cuatro, durante días, a mediados de enero de 2021; entre las AGC y el Ejército Nacional, así como entre Frentes de los GAPF y uniformados del Ejército. Estos hechos afectaron la escuela de la vereda y amenazaron con el desplazamiento forzado de 200 personas.


El horror que se repite


En la región, las comunidades están enfrentadas al siguiente escenario: los embates de la violencia producto de la disputa entre los Grupos Armados PostFarc (GAPF) y las AGC o Clan del Golfo. Además, de acuerdo al seguimiento de los hechos de violencia; todo parecería advertir que la guerra la estarían ganando los GAPF, quienes se han fortalecido durante en este tiempo. Actualmente, hacen presencia los Frentes 18, 36 y, recientemente, los Frentes 52 y 5.


A pesar que por parte de las autoridades haya cierto escepticismo por la presencia del Frente 52; lo cierto es que han circulado panfletos firmados por el Frente 18 y 52 de manera conjunta. Hecho ocurrido en los primeros días de 2021.

Incluso, tras conocerse la denuncia por la circulación de este panfleto, desde la cuenta de Twitter de José Luis Bastidas Moreno Comandante de la Décima Séptima Brigada del Ejército de Colombia, los uniformados anunciaron acciones para mitigar las acciones de dicho grupo.


De acuerdo con el seguimiento a los hechos por parte de Pares, se puede decir que las AGC están haciendo presencia pero no están logrando ejercer control. Esta situación ha generado, por ejemplo, que estos grupos paramilitares la estén emprendiendo en contra de las comunidades. Su repertorio de violencia va desde masacres, desplazamientos y asesinatos selectivos; que evocan una serie de masacres por parte de los paramilitares, entre 1997 y 2002, buscando expulsar a la otrora guerrilla de las FARC -EP.


Justamente, en la actualidad se han registrado casos como la masacre perpetrada en la vereda Quebrada del Medio a manos de paramilitares en el municipio de Ituango. Ese 6 de junio de 2020, fueron asesinados Camilo Sucerquia de 15 años —hijo de la firmante de paz Nidia Sucerquia, Carlos Barrera que era un menor de 17 años y William Pérez de 48 años. Esta masacre, se dio cuando las AGC perdieron el control del Cañón de Santa Lucía.


Fronteras del municipio de Ituango y el Nudo del Paramillo


De acuerdo con el panorama que ha podido establecer Pares:


La frontera Norte, en donde se encuentran Ituango y los municipios que hacen parte de la zona de amortiguamiento, actualmente es controlada por las disidencias de las FARC del Frente 36 y el 18 con el denominado ‘Comando Paramilitar’.


La Frontera del Bajo Cauca, que va desde el municipio de Tarazá hasta San José de Uré, está siendo objeto de una disputa; en donde las AGC se han visto debilitadas. Allí opera el Bloque Virgilio Peralta o Caparrapos que advierten una alianza con las disidencias del Frente 18 para combatir a las AGC en dicha frontera.


En Frontera del Sur de Córdoba hay fuerte presencia del Frente 18 de las disidencias, Los Caparrapos y la disputa con la AGC.


La disputa se está concentrando en la frontera de occidente


Ahora bien, es necesario llamar la atención sobre lo que viene sucediendo en la frontera de Occidente que comprende los municipios de Peque, Mutatá, una parte de Dabeiba y una parte del Urabá antioqueño. En esta frontera las AGC no tenían un enemigo claro. Allí llegaban muchas personas armadas de las AGC hacia Ituango. Hoy por hoy, esta es la frontera, del Nudo de Paramillo, que está más en disputa.


La veredas que limitan con dicha frontera son las más propensas a las violaciones de Derechos Humanos, según la REDOSC. Es decir, las comunidades asentadas en las veredas de La Miranda, Santa Ana, Georgia, Las Cuatro, Bajo Ingles, El Cedral, Singo, Palo Blanco, El Naranjo, Cortaderla, La Hundida, El Amparo, San Luis, Peña, El Tinto, La Honda, Los Gaigos, El Río, La florida, Guacharaquero.


El riesgo es latente de que ocurran más masacres, se han registrado combates como el ocurrido en la vereda ‘Los Cuatro’, se produjo el asesinato de un miembro de la asociación de campesinos, asesinato de mototaxistas. Ha habido patrullajes y reuniones de las disidencias de las FARC en dicha frontera.


Por ejemplo, señala la REDOCS, en los límites del corregimiento que se llama ‘El Oro de Sabanalarga’, que limita con Ituango, fue en donde —hace ocho (8) días— se presentó un combate entre una de las estructuras de las disidencias que se denominan Frente 5.

Tras Ituango


Bajo la lectura de la REDOCS, los centros poblados para los grupos armados son vistos como posibilidades económicas y de logística. En este sentido, las disputas se han centrado no necesariamente a través del combate sino por medio de asesinatos selectivos.

De tal suerte, lo que se está viviendo en la región es que los asesinatos son por cuenta de “unos acusando a los otros de apoyar al enemigo”. En este sentido, las comunidades están bajo un inminente riesgo; jóvenes, las personas que trabajan en transporte, comercio, cualquiera.

De hecho, según la REDOCS, se han presentado situaciones muy complejas en donde se han detonado artefactos explosivos, de bajo poder, en los cascos urbanos cerca de las casas donde los grupos armados suponen residen las personas que trabajan con grupos enemigos. Se han escuchado disparos. Hay una desestabilización de la vida cotidiana por acciones de guerra.


La REDCOS llama la atención en que hace un tiempo las disputas se centraban a las áreas rurales. Por ejemplo, a ocho horas del pueblo. Ahora son disputas que tienen lugar en cercanías o, incluso, al interior del pueblo.


Apuestas de disidentes y paramilitares en el Nudo de Paramillo


Es una guerra para hacerse control del Nudo de Paramillo. Tal como lo ha advertido la REDOSC, para las AGC lograr el control significaría una hegemonía militar en Antioquia, con la posibilidad de expandir nuevos territorios. Asimismo, ya que las AGC están en guerra en el Bajo Cauca y en el departamento del Chocó; consolidar su poder en el Nudo de Paramillo los ubicaría estratégicamente en un lugar que les da capacidad de maniobra entre los dos frentes de guerra.


Por su parte, de acuerdo con la REDOSC, para los GAPF que operan en esta región; hacerse al control del Paramillo significaría “el inicio de la reconstrucción del antiguo Bloque Efraín Guzmán y el inicio de la retoma de las subregiones del Norte, Occidente, Nordeste, Urabá, parte del Bajo Cauca y el Chocó.”

Hechos que anteceden


De esta forma, de acuerdo con el recuento de los hechos en el último tiempo, los repertorios de violencia de los GAPF y las AGC se han desarrollado de la siguiente manera:


La guerra entre las AGC y las ‘Disidencias’ de las FARC la empezaron a perder los paramilitares. Esto llevó a que las AGC reforzaran su gente y sus posiciones a través de la denominada ‘Operación Mil’. La cuál, básicamente, era la introducción de muchos hombres en el Nudo de Paramillo para hacerle frente a las ‘disidencias de las FARC’.


La respuesta de las disidencias fue el despliegue de lo que ellos denominaron ‘Comando Anti paramilitar’ en una de las zonas de frontera en el Norte del Nudo de Paramillo. De esta forma, lograron el fortalecimiento y consolidación en estos territorios; lo que les permitió defenderse hasta los límites del occidente con el municipio de Ituango.


Ahora bien, de acuerdo con la REDOSC, el pasado 23 de febrero de 2020 con el desplazamiento de 12 veredas en Ituango se configuró el reacomodamiento y ofensiva de los GAPF. Asimismo, según su análisis, los GAPF cambiaron significativamente su operatividad en el momento en que la Segunda Marquetalia asumió el control.


Asimismo, la REDOSC alertó la llegada del autodenominado comando Anti Paramilitar cuando se conoció que fueron ejecutados los campesinos Jaider Erney Villa Vélez , Edwin Felipe Olarte Posada (menor de 15 años) y Nelson Cortez, a manos de dicho comando.


No reducir la conflictividad a un tema de narcotráfico


Por supuesto en la guerra el narcotráfico actúa como un tanque de oxígeno para lo grupos armados. Sin embargo, para la REDOCS esta situación es más compleja. Por ejemplo, porque el control que ejercen los grupos armados también es a través de las economías lícitas con delitos como la extorsión, amenaza. Es decir, hace parte de la guerra, pero no es el fin.


Por otra parte, un ejemplo que resulta ilustrador y que pone en tensión la premisa de que la conflictividad se reduce al tema de drogas y que más bien obedece al interés de controlar el Nudo de Paramillo; tiene que ver con lo siguiente:


Bajo la lectura de REDOCS, las AGC controlan todos los puertos del Urabá; hacia el Pacífico y al Chocó. También, por el Bajo Cauca que tiene salida por Córdoba hacia el Caribe. En este sentido, si fuera por las rutas de control del narcotráfico, las AGC no tendrían la necesidad de atravesar el Bajo Cauca y todo el Nudo de Paramillo para llegar al Urabá. Entre otras cosas, porque Ituango produce menos coca que la que se produce en el Bajo Cauca. Es decir, hacerse al control de las fronteras va más allá del interés por las rutas; tiene que ver con no dejarse sacar y hacerse a la retoma del Nudo de Paramillo, concluye la REDOCS.


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