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El último ministro

Por: Isaac Morales. Coordinador de Línea de Seguridad Urbana y Crimen Organizado. Pares.


Diego Molano, quien, hasta el pasado lunes había sido el Director del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (DAPRE), fue designado esta semana por el presidente Duque como nuevo Ministro de Defensa de Colombia. Molano ocupó la dirección general del ICBF, fue concejal de Bogotá y ha ocupado otros cargos públicos, sin embargo su aproximación a los temas del sector defensa y seguridad son mínimas o inexistentes, seguramente como concejal revisó reportes y estadísticas de seguridad para algún debate en el Concejo y por lo que presenta la página del Comando General de las fuerzas militares, “Desde la Dirección General del ICBF, donde ejecutó un presupuesto de 5 billones de pesos y tuvo a su cargo 11 mil personas, el nuevo Ministro de Defensa coordinó con la Policía Nacional los esfuerzos para la protección de la infancia y adolescencia.”


Ese esfuerzo y lo que mencionó el presidente Duque durante su posesión como ministro, parecen ser su mayor mérito para dirigir la cartera de defensa. Siguiendo la tradicional rotación en los altos cargos del gobierno, no olvidemos que Carlos Holmes Trujillo había sido primero Canciller y muchos ejemplos se han visto, como el vaivén de Alicia Arango.


Molano se convierte en el tercer, y muy seguramente último ministro de Defensa en la administración Duque. Primero fue Guillermo Botero, quien al igual que Molano poca o nula experiencia en defensa y seguridad tenía. Salió del ministerio tras varios escándalos relacionados con el retorno de los mal llamados falsos positivos y el bombardeo donde murieron ocho (8) menores en zona rural de San Vicente del Caguán.


El segundo fue Carlos Holmes Trujillo, quien era muy cercano al presidente y como mencioné, había dirigido las relaciones internacionales de Colombia. Digo que Molano será el último ministro porque le queda un año y medio a Duque en el poder, además seguramente el uribismo buscó a alguien que no tuviese pretensiones presidenciales (que sí tenía Trujillo) y que durara en el cargo.

Independientemente de su inexperiencia y de su futuro estable o no en el ministerio, Molano debe asumir diversos retos que trae consigo este cargo. Podría decir que sus principales retos o desafíos se dividen en dos componentes: unos aspectos muy generales de la gestión como ministro y aquellos en términos operativos propios de la Fuerza Pública, en su totalidad a cargo del MinDefensa.


En cuanto a los desafíos generales resaltaría cinco grandes retos. En primer lugar debe apropiarse y priorizar acciones para mitigar la sistematicidad en los asesinatos a lideres y lideresas sociales a lo largo y ancho del país, aunque al gobierno no parece preocuparle, es uno de los temas que mas cala a nivel internacional.


De igual forma debe asumir el papel que tiene el ministerio en el proceso de estabilización y consolidación para el desarrollo real del acuerdo de paz. En tercer lugar y que le ocupa realmente, será la forma en la que los miembros de la fuerza pública serán vacunados contra el COVID para así poder garantizar el acompañamiento de las fuerzas a este proceso complejo de llevar las vacunas a zonas tradicionalmente olvidadas por el Estado.


Un cuarto reto será recuperar la confianza de la ciudadanía en las fuerzas, especialmente de la Policía cuya imagen se vio muy desprestigiada después del asesinato de Ordoñez y las jornadas de protesta en septiembre de 2020; en quinto lugar, la relación con la nueva administración de Biden en los Estados Unidos, será un gran reto pues esta se ha visto muy alejada de la posición del Gobierno colombiano.


En términos más operativos y puntuales, Molano deberá enfrentar varios desafíos. En primer lugar la reconfiguración tanto estructural y orgánica, como de presencia en los territorios de los GAO y GDO, incluso de la importación de conflictos en cabeza de organizaciones delincuenciales de origen venezolano; la defensa de la soberanía nacional a través del control de fronteras porosas como la venezolana que enfrenta expresiones de violencia cada vez mas graves muy bien documentado por PARES.


En tercer lugar, se ubica la reconfiguración general de los fenómenos delictivos tras la pandemia expresados de forma atípica en varios territorios del país, especialmente en el surgimiento de nuevas formas de operar por parte de estas organizaciones, que al parecer han migrado a nuevos escenarios como el ciberespacio.


Molano también debe enfrentar el fenómeno de las economías ilegales y los mercados criminales, la explotación ilegal del oro cada vez más en auge por el alto precio en los mercados internacionales, así como todas las fases de la cadena del narcotráfico, desde la siembra hasta su comercialización en pequeñas o grandes cantidades. Así mismo deberá asumir otros hechos que afectan la seguridad y convivencia ciudadana y que persistente como los feminicidios, los casos de violencia intrafamiliar, el aumento de los hurtos a personas en varias ciudades capitales del país, en general se enfrenta a una gran cantidad de desafíos que deben ser atendidos con prontitud.


Finalmente, podría a atreverme a decir que la gestión del nuevo ministro Molano no será significativa, no parece tener intenciones ni experiencia en la posibilidad de generar un cambio estructural en un órgano del estado como lo es las Fuerzas Militares y de Policía, seguramente será el último ministro de defensa de Duque y solo por eso pasará a la historia.


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