top of page

La memoria de las víctimas de ‘falsos positivos’

Por: Julián Martínez Vallejo. Periodista Pares.


Luz Marina Bernal es la madre de Fair Leonardo Porras, una de las 6.402 víctimas de ejecuciones extrajudiciales durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, que fue asesinada el 12 de enero de 2008. Bernal fue escuchada el 17 de octubre de 2019, junto con otros catorce familiares de los jóvenes desaparecidos de Soacha que fueron presentados como guerrilleros muertos en combates con el Ejército en Norte de Santander, durante una audiencia pública de la Justicia Especial para la Paz, JEP.


Para conmemorar la memoria de las víctimas de ejecuciones extrajudiciales reproduzco la intervención de Bernal que muestra que estas mujeres que un día perdieron a sus hijos, para después encontrarlos muertos en supuestos combates a cientos de kilómetros de sus hogares, sufren las fatales consecuencias de vivir en un país en guerra.


La audiencia tuvo una duración de siete horas y cuarenta y un minutos y se puede ver en el canal de Youtube de la JEP.



Intervención de Luz Marina Bernal


«Mi nombre es Luz Marina Bernal, madre de Fair Leonardo Porras Bernal, joven de 26 años de educación especial. Muchos miran la foto de mi hijo y dicen ¿cuál es su discapacidad? En sí, tendría que contar que cuando yo tenía 5 meses de embarazo un carro me atropelló y desprendió el cerebro de mi bebé.


Él fue una persona que una personita que yo creo que él tenía una misión en este mundo él a pesar de ese accidente Dios le dio la oportunidad de nacer seismesuno y a los 3 meses de nacido le diagnosticaron una meningitis que lo dejó 7 meses en estado vegetal y, de esta manera es que mi hijo queda con una discapacidad, una dificultad de aprendizaje donde lamentablemente nunca pudo aprender a leer, ni escribir, ni a identificar el valor del dinero y le quedó una discapacidad en su brazo y pierna derecha.


Dios me regaló 4 hermosos hijos, los dos mayores eran hombres John Smith y Fair Leonardo y dos mujeres Toly Katherine y Liz Caroline. Para mí la discapacidad de mi hijo nunca se habló en la casa porque para nosotros él era una persona que la tratábamos normalmente porque no quería que mi hijo se sintiera menos que mis otros 3 hijos. Así es que, él a pesar de su discapacidad, era una persona muy sociable, persona que él ayudaba a todo el mundo, él tenía 26 años y como me dijo el especialista: su hijo puede llegar hasta los 100 años, pero con la misma mentalidad de un niño de 8 años.


Desafortunadamente mi hijo no tuvo la posibilidad de entrar en colegios de educación especial, así es que en las pocas instituciones que él estuvo eran de niños con síndrome de Down, donde allí no era el colegio o el sitio adecuado para una discapacidad como la que tenía a mi hijo.


Él fue una persona que, a pesar de su discapacidad, le ayudó a una comunidad de muchas formas y debido a ser con una gran inocencia, abusaron de él laboralmente donde muchas veces lo llevaban a trabajar desde las 5:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde por 500 pesos, pero el solo hecho de que mi hijo no conociera el valor del dinero creo que esos 500 pesos, él sentía que era lo que él se merecía de su trabajo.


Muchas veces le pagaron con moneda falsa donde eso sí me dolía mucho, era preferible que no le hubieran pagado nada, pero a pesar de eso ocultaba ese billete falso y le daba uno de verdad. Muchas veces decía madre quiero unas zapatillas voy a trabajar duro, él trabajaba, pero con esos billetes que le pagaban nunca pudo reunir esa plata así es que de mi bolsillo sacaba, le compraban las zapatillas y en la tarde llegaba con unos zapatos rotos y le decía: mi amor ¿qué pasó con las zapatillas? y él decía: madre es que mi amigo no tenía zapatos buenos, en cambio yo sí tengo más.


Yo creo que ninguno de nosotros haríamos una cosa de esas con unas zapatillas recién compradas. Mi hijo sí lo hacía porque a él no le importaba compartir lo que tenía.


Él desapareció el 8 de enero del 2008, yo no me encontraba en la casa. Hubo una llamada telefónica de mi hijo John contestó y lo hizo pasar y él solamente escuchó que dijo: patroncito ya voy para allá. Mi hijo tenía un respeto digamos con todas las personas que lo rodeaban y así es que almorzaron los dos, se despidieron a la 1:30 en la esquina de la casa. Mi hijo mayor manejaba servicio público y le dijo: Leonardo acompáñeme, le dijo: no, voy a ir a una cita con un patrón y ya vengo, vaya haga la primera vuelta y viene y me recoge.


Así es que nunca más se volvió a saber nada de él. Creo que la desaparición de un hijo es muy fuerte, ya que el solo hecho de que pasen los primeros días, uno se pregunta: ¿estarán comiendo, tendrán hambre, tendrán frío?”. Es una zozobra diaria y donde, lamentablemente tenemos que decir, que ningún servidor público nos quiso recibir las denuncias. En el caso de mi hijo era: déjelo debe estar con la novia en Girardot y usted aquí chillando por él.


Después nos interponen 72 horas para poderlos buscar. A las 72 horas uno va nuevamente y dice: y usted aquí chillando, ¿acaso usted tuvo a su hijo para usted o es que quiere tenerlo debajo de sus naguas? eso fue lo que me contestó la fiscal en el municipio de Soacha.


Así es que tuvimos que hacer una ruta de búsqueda en clínicas, hospitales, casas de albergue, incluso fui al INPEC, que allá me atendieron mucho mejor que cualquier institución, donde me dijeron: mamá ¿que viene a hacer acá?, yo le decía: es que se me perdió mi hijo, se desapareció y de pronto puede estar detenido en cualquier cárcel y me decía: díganos el documento de su hijo, yo les decía: pues 8000000721070. Ellos digitaban, dijo: vamos a hacer un rastreo nacional. Después me decía: no mamá váyase para la casa que su hijo no está detenido.


Luego de buscarlo palmo a palmo por calles, carreras en la ciudad de Bogotá, pensando que estaba durmiendo en la calle. Como no sabía leer ni escribir, de pronto se le pudo haber dificultado el regreso a casa. Así pasaron 8 largos meses, luego identificar a mi hijo en Medicina Legal, donde me leyeron la lista de 30 jóvenes y mi hijo era el número 1, allí se encontraba mi hijo con varios chicos de Soacha.

«Yo no entendía, no podía imaginar cómo mi hijo podía ser terrorista si lo desaparecieron el 8 de enero y lo asesinaron el 12 de enero. Cómo un joven con discapacidad en su más en su mano y pierna derecha pudo haber manipulado un arma atacando el Ejército. De esta manera creí que el solo hecho de llegar a Ocaña y hacer una exhumación donde fue entorpecida por 24 militares enviados por Álvaro Uribe Vélez y no me permitieron identificar a mi hijo si era o no era.» Fotografía: Pares.

El 23 de septiembre tuve la posibilidad de conocer a 3 familias más: la familia Oviedo, la familia Hernández y la familia Castro con las que viajamos a Ocaña, Norte de Santander a hacer la exhumación de los 4 muchachos que son los que destapan toda una política sistemática con el mismo modus operandi a lo largo y ancho del país.


Y allí llegando a la Fiscalía de Ocaña, llegué a las 9:00 de la mañana y el fiscal me pregunta que por quién voy. Yo dije que por Fair Leonardo Porras Bernal. Soltó la risa y dijo: ¡ah! usted la madre del jefe de la organización narcoterrorista.


Yo no entendía, no podía imaginar cómo mi hijo podía ser terrorista si lo desaparecieron el 8 de enero y lo asesinaron el 12 de enero. Cómo un joven con discapacidad en su más en su mano y pierna derecha pudo haber manipulado un arma atacando el Ejército. De esta manera creí que el solo hecho de llegar a Ocaña y hacer una exhumación donde fue entorpecida por 24 militares enviados por Álvaro Uribe Vélez y no me permitieron identificar a mi hijo si era o no era.


Cuando me di cuenta que me entregaron unos restos totalmente avanzados de descomposición y mi hijo había sido asesinado solamente 8 meses, donde a todas las madres de Soacha le entregaron a sus hijos completamente enteros ¿por qué el mío estaba incompleto? sin brazos, sin piernas y mi pregunta es: ¿es verdad que esos restos sean realmente los de mi hijo?


Esto causa un daño físico y psicológico, no solamente en una madre, sino a un núcleo familiar, pero también a una comunidad porque nuestros hijos vivieron en una comunidad.


Lamentablemente hoy veo que solamente se habla del caso Soacha y yo he tenido que representar a más de 10.000 familias por crímenes de Estado, sin pretender quitarle la voz a nadie, porque lamentablemente tenemos que decir que, por un lado, somos afortunadas porque fue un caso emblemático en su momento y de esta manera destapamos lo que dicen algunas madres ‘una olla podrida’ que había dentro de las Fuerzas Armadas de Colombia o que hay, porque lamentablemente esto no ha parado, aún continúa.

Y fuimos emblemáticas por esto porque nosotros no le tuvimos miedo a las amenazas, a pesar de que hubo una gran persecución a muchas familias.


En el caso mío, mi hijo mayor fue perseguido por dos años. El último panfleto era: lástima que usted se tiene que morir, pero es de la única manera que su mamá se tiene que callar.


Desde este momento hay una ruptura familiar, sueños y proyectos de todo lo que se construye dentro de un hogar. Hoy en día de 4 hijos, no tengo ninguno, tenía 36 años de matrimonio, no tengo un matrimonio, pero lo que me impulsa a seguir frente de esto, no es solamente el caso de Fair Leonardo, es el cúmulo de familias que se encuentran en el país”.


Nosotras tuvimos la oportunidad de ser escuchadas, pero ¿qué pasa con este cúmulo de víctimas que se encuentran todo el país y que no han sido escuchadas por miedo, porque han sido amenazadas, porque ningún servidor público ha tenido la delicadeza de escuchar a estas víctimas o porque no conocen sus derechos?.


Yo sí he tenido que ir a las regiones de todo el país a compartir con ellas, a brindarle mi hombro a aquellas familias y hoy me pregunto ¿será que algún día ellas serán escuchadas por una institución como esta?


A nuestros hijos les robaron su rostro, les robaron su nombre y su identidad completa porque en el momento que los desaparecieron fueron indocumentados y quedaron como NN’s. Si nosotros no hubiésemos sido persistentes en la búsqueda, este era el momento que era un número más en aquellas personas, que son más de 120.000 personas que están desaparecidas.


Hoy quiero invitar a la JEP a una investigación ardua, a una responsabilidad institucional como es el Ejercito Nacional de Colombia. No es solamente los que tuvieron que sentarse en una silla de acusados, donde tuvimos que mirar aquellos audios donde supuestamente ellos están diciendo la verdad. Es como si hubieran hecho una lección similar para decir las cosas. Unos pueden de pronto decir algo más, otros no. Pero yo creo que a mí esos audios realmente no me convencieron y aquí estamos hablando solamente de verdad y ¿qué pasa con la justicia?.


En el caso mío, fueron cinco años casi de proceso y hubieron dos instancias. En la primera instancias, fueron condenados el mayor Marco Wilson Quijano a 53 años; el teniente Diego Aldair Vargas Cortés, el cabo segundo y 3 soldados profesionales a 35 años y los absolvieron del concierto para delinquir que porque no estaba demostrado que dentro de las Fuerzas Armadas existiera una agencia o un grupo criminal.


Claro, en ese entonces hablábamos de 3.800 personas asesinadas gente campesina, afro, indígena, raizal, palenquera. Claro que ya era una sistematicidad, una política sistemática que ya se hablaba de ella.

Apelamos a esa primera instancia y, en la segunda instancia, fueron condenados el teniente Diego Aldair Vargas Cortes, el cabo segundo y los 3 soldados profesionales a 54 años y el mayor Marco Wilson Quijano a 53 años, pero él fue evadido dos años, dos años que no se sabía aparentemente dónde estaba, pero él vivía en Cúcuta y fue detenido después de 2 años porque él golpeó a su esposa y su esposa lo demandó y lo capturaron, pero ya tenía orden de captura.


En los videos nos dice que esto lo hizo fue por su familia. Cuando uno ama a una familia lo mínimo que tiene que hacer es no torturarla, no golpearla. Entonces está contradiciendo lo que él dijo en el video.

Pienso yo que muchos piensan que nosotros estamos luchando por buscar dinero. Yo creo que un hijo es el ser invaluable, ni todo el oro, ni toda la plata del mundo no los trae a la vida, así es que no es dinero, nosotros no luchamos por dinero, luchamos es porque no se sumen más familias a este dolor que ya tenemos.


En esta universal de víctimas que tenemos en el país, que muchos dicen que es mentiras, que simplemente las madres de Soacha nos encargamos de dañar la imagen, el uniforme y la institución. No es eso, porque nosotros no parimos hijos ni para una guerra, ni para venderle a nadie, pero ellos siguen negando: que fueron cosas que sucedieron a sus espaldas, que solamente fue un solo caso.


Y yo sí creo que a ellos les falta entender un poco el dolor de una madre. Hay viudas, hay huérfanos, pero cómo se le dice a una madre cuando ha perdido un hijo o cuando se lo han asesinado. No hay calificativo para eso.


Entonces yo sí pediría que ustedes tengan en cuenta la responsabilidad de toda una institución, el señor Marco Wilson Quijano, él dice que desde 1998 había escuchado la práctica de legalizaciones y asesinatos, incluso usaba la palabra ‘matar gamines’, ‘eran vuelteros’.


Nuestros hijos nuestros hijos fueron señalados como vuelteros, como extorsionistas y pienso yo que al señor Marco Wilson Quijano que él mismo entregó parte de su hoja de vida que decía que: desde el 93 al 95 estuvo en el batallón Cazadores en San Vicente del Caguán como comandante de pelotón de infantería, 18 meses en el batallón de contraguerrilla número 21 de la Brigada móvil 1 en el Páramo de Sumapaz – Chingaza, 6 meses en la escuela de ingenierías área norte de Bogotá, en 1998 a julio del 2000 batallón de infantería número 7 en Popayán como oficial de inteligencia y comandante de la compañía de infantería, en la zona del Norte del Cauca 6 meses en la escuela de armas y servicios de Bogotá.


De diciembre del 2000 al 2002 batallón de infantería número 21 en Antioquia como oficial de inteligencia 6 meses y el resto de comandante de una unidad de combate batallón contraguerrilla número 36 en Villavicencio, Meta. 6 meses en el batallón que fue asignado a la Brigada móvil 22 en Peñas Coloradas Caguán y Macarena en Meta, entre otros. Durante un año como comandante de compañía y operaciones de combate batallón de infantería número 13 en Pamplona, Norte de Santander. Del 2006 al 2007 escuela de armas y servicios para el ascenso a mayor durante 6 meses. De diciembre del 2006 hasta el 2008 plan vial meteoro como comandante y comandante de la brigada 5, división en Bogotá hasta diciembre del 2010 que sale de retiro.


Yo quisiera pedirles un favor a ustedes, si él dice que solamente en su hoja de vida tiene que reconocer solo el caso de Fair Leonardo, yo quisiera que ustedes hicieran un rastreo de todos estos sitios donde él prestó su servicio, si realmente en estos batallones o en estas brigadas no tuvo nada que ver el señor marco Wilson Quijano.


Ahora veo que el señor Sandro Pérez tiene una lista muy bien ubicada de días y fechas correctas. Dice que el 7 de diciembre fue el primer asesinato de Camilo Andrés, chico que su familia vivía en Pereira, pero se lo llevaron de Soacha. Luego sigue el caso de Fair Leonardo Porras, cómo lo asesinaron el 12 de enero del 2008.


Luego el caso de Elkin Gustavo Verano Hernández y Joaquín Castro. Pero se le pasó algo por alto, que no nombraron el caso de Julio César Mesa Vargas y de Jonathan Soto Bermúdez que fue el 26 de enero del 2008 y luego nombra el caso de los 3 chicos de Jaime Estiven Valencia, de Diego y de Daniel. Él tiene un orden y la responsabilidad que él tenía.


Ahora que ellos nos digan la munición, ¿cómo era el sistema de la munición dentro de estos combates? el armamento que sacaban para ponerle a los muchachos.


Ahora, ¿un perdón? ¿con quién tengo yo que reconciliarme, a quién tengo yo que perdonar? ¿Al que disparó, al que se lo llevó, al señor Pérez que pudo haber detenido las muertes de todos nuestros hijos, a las instituciones que no nos quisieron atender?.


Yo quisiera pedirles un favor de una investigación a servidores públicos, tanto el Ejército, como forenses, jueces, fiscales abogados de la defensa de los militares, porque en el momento de levantamiento de cadáver se cometieron muchos errores. Nos demoramos en conseguir a nuestros hijos porque un cotejo de huella dactilar no fue a tiempo, fueron 8 meses después porque era un guerrillero. Parece que hubiera víctimas de primera y segunda clase en este país.


Pienso yo que el trato a la investigación forense estuvo muy mal practicada porque ahí faltaron muchas pruebas dentro de estos procesos. Nosotros como víctimas siempre nos interponen un tiempo mínimo para nuestras intervenciones ¿cómo vamos a hablar en 20 minutos de un cúmulo de víctimas que tiene el país y la forma en que ellos actuaron? pero ellos sí tuvieron 18, 6 horas para hablar, pero listo, será así.


Yo sí pido la investigación de todas estas personas. Quería agregar algo: que el señor Álvaro Uribe Vélez es el pleno responsable y el señor Juan Manuel Santos y los altos mandos, no solo los que se sentaron en las audiencias o las pocas audiencias que hubieron en estos casos.


En el 2015 el señor Álvaro Uribe Vélez dijo que en una reunión en la casa de Nariño con las madres de Soacha, sus madres confirmaron que sus hijos eran delincuentes. Yo lo demandé por injuria y calumnia para que me mostrara cuántas madres habían confirmado que sus hijos eran delincuentes porque aquí se meten con un hijo y se meten con un grupo, cúmulo de familias y, no sólo del caso Soacha, sino de cualquier parte del país.


Como mi tiempo es limitado, quiero dejar constancia que radicaré en un documento en el tiempo permitido para ampliar mi intervención. Ahora yo quiero leer esta frase: las doctrinas políticas del Ejército no deben promover los homicidios y las desapariciones forzadas de los ciudadanos, exigimos auténticas garantías de no repetición.


Como homenaje simbólico de Fair Leonardo Porras Bernal y de los jóvenes, quiero aportar la primera y la segunda instancia del proceso dónde el primer caso de falso positivo fue reconocido como crimen de lesa humanidad. Esto es lo que obliga a tener en cuenta que todos los crímenes de Estado cometidos por parte del Ejército Nacional de Colombia se tienen que declarar como crímenes de lesa humanidad, muchas gracias.«


Commentaires


bottom of page