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El Futuro del ASI: entre el Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza

Por: Juan Sebastián Hernández  Asistente de investigación Pares – Línea de Democracia y Gobernabilidad  


El partido Alianza Social Indígena (hoy partido Alianza Social Independiente) nació en 1991, en el municipio de Chaparral, Tolima. Aquel evento convocó a líderes y lideresas indígenas de departamentos como Cauca, Antioquia y Tolima que venían confluyendo en un proceso social que integraba sectores campesinos con el fin de buscar una representación étnica en la política local y nacional. Aunque el partido tuvo un origen fuertemente marcado por el componente indígena, en diferentes procesos electorales avaló a personalidades políticas que no pertenecían a estos grupos, tal como ocurrió con Antanas Mockus en el año 2000, cuando fue elegido alcalde de Bogotá, y con Sergio Fajardo en 2003, elegido alcalde de Medellín.


Para las elecciones al Congreso de la República en 2006, la ASI lanzó a su candidato Jesús Enrique Piñacué Achicué por la circunscripción especial indígena. En aquellos comicios logró conseguir la curul a Senado y el partido obtuvo 43.903 votos, casi duplicando la votación del segundo partido indígena, Autoridades Indígenas de Colombia (AICO), que obtuvo 21.624 votos. En 2010, el partido ASI replicó la misma estrategia y decidió lanzar una lista para conservar la curul indígena en Senado. En aquellos comicios alcanzó 27.453 votos, lo cual representó una reducción significativa con relación a la elección inmediatamente anterior, pero que aún lo mantenía como la colectividad por circunscripción indígena más votada.


En 2011, a petición de integrantes de la colectividad, el Partido Alianza Social Indígena decidió cambiar el nombre por Alianza Social Independiente, avalado por el Consejo Nacional Electoral. Con la intención de ampliar el proceso de vinculación al interior del partido, el cambio de nombre buscaría integrar a más sectores de la sociedad civil con el proyecto político representado por esta colectividad que busca ser una alternativa al poder tradicional. No obstante, la estrategia para mantener la personería jurídica en 2014 fue la misma que utilizaron en las dos elecciones nacionales inmediatamente anteriores. En Senado se jugaron su carta con Marco Aníbal Avirama, quien consiguió 12.161 votos (el 35,46% del total de los votos del partido ASI). Adicionalmente, en 2014 no solo lograron conservar su personería jurídica con Avirama, sino que también lograron conseguir una curul en Cámara de Representantes, por el departamento de Guainía, con Edgar Alexander Cipriano Moreno, quien obtuvo 1.001 votos (de los 46.789 votos que obtuvo el partido en el territorio nacional).


A pesar de conseguir dicha curul, en 2017 el Consejo de Estado le decretó pérdida de investidura a Cipriano Moreno. Esto luego de comprobar que el congresista incurrió en tráfico de influencias al solicitar dinero a cambio de nombramientos. Al parecer, habría feriado la dirección del SENA y del Departamento de Prosperidad Social (DPS) en el departamento de Guainía, junto con los consulados de San Fernando de Atabajo (Venezuela) y Manaos (Brasil), a tres personas de Santander. Moreno habría pedido 30 millones por los consulados y 20 millones por las direcciones. Finalmente fue reemplazado por Pablo Eladio Alba Media, quien terminó el periodo.

Un partido con votación Nacional, pero sin cuadros políticos propios


Desde que se creó el partido ASI, la colectividad se identificó en un espectro político de “centro” y, dado que buscaba ser una alternativa política, se distanció de alianzas con partidos tradicionales. Sin embargo, esto no impidió que en sus listas ingresaran personas con cuestionamientos e investigaciones judiciales, tal como ocurrió con Edgar Cipriano.


Para las elecciones de 2018, el partido ASI formó parte de la Coalición ‘Lista de la Decencia’ (Decentes), integrada también por el partido MAIS y la Colombia Humana-Unión Patriótica. En dichos comicios, la coalición obtuvo 523.686 votos que le dieron acceso a 4 curules en Senado de la República. Las personas elegidas fueron: Gustavo Bolívar, Aída Avella, Jonatan Tamayo y Gloria Inés Flórez. Aunque el partido ASI decidió cambiar de estrategia y conseguir una curul a Senado sin ocupar la circunscripción indígena, su ficha en la lista, Jonatan Tamayo —también conocido como ‘Manguito’—, se declaró como disidente de la coalición, mostrando su afinidad con el Gobierno nacional y expresando que él representaba al partido ASI y no a la coalición por la que fue escogido.


Pese a que la curul de ‘Manguito’ fue demandada por congresistas de su coalición debido a una presunta violación del régimen de inhabilidades y de conflicto de intereses, el congresista está a punto de terminar su período, respaldando en cada votación a la coalición de gobierno. Aunque conservó su curul, en diciembre de 2020 la dirección del partido ASI decidió expulsar al senador de la colectividad, por lo que en 2022, en caso de que decida volver a lanzarse, lo deberá hacer por otro partido.


La experiencia con Jonatan Tamayo obligó a la dirección nacional del partido a pensar en un mecanismo que sirviera como filtro para evitar la repetición de una situación similar. En efecto, en 2020 el partido creó su propio centro de pensamiento con el propósito de definir un ideario propio y de establecer unas directrices político-ideológicas para evitar que se filtren en sus listas personas distantes con el proyecto de la colectividad.


La Fundación Paz y Reconciliación conversó con Rusell Ramírez, director del Centro de Pensamiento del partido ASI, para conocer la apuesta de la organización de cara a las elecciones de 2022. Ramírez manifestó que la ASI es una organización política de “centro-izquierda”, por lo que, en las próximas elecciones, al igual que en 2018, apostarán por lanzarse en una coalición. Aún no han definido si será por el ‘Pacto Histórico’ o por la ‘Coalición de la Esperanza’, pero allí esperan obtener la votación suficiente para conservar la personería jurídica.


Con respecto a la situación de ‘Manguito’ y a los mecanismos que se utilizarán en el proceso de inscripción de las precandidaturas para evitar pasar por un episodio similar, Ramírez expresó que el partido decidió realizar un proceso de preinscripción y capacitación de las personas registradas para dar a conocer los lineamientos del partido, pero también para hacer un proceso de evaluación de las hojas de vida de las y los aspirantes —que hasta el momento, y según Ramírez, son 111 en todo el territorio nacional—. Aunque no se revelaron nombres de las precandidaturas, el director del Centro de Pensamiento de la ASI expresó que, con el resultado en las elecciones locales de 2019, donde consiguieron alrededor de 1.100 corporados en todo el país, esperan aumentar su caudal electoral en las elecciones de 2022.


Para cerrar, Ramírez mencionó que una de las grandes apuestas del partido es incentivar la participación de las mujeres, dando cumplimiento a la ley de paridad, la cual “establece que las listas donde se elijan cinco o más curules para corporaciones de elección popular, sean conformadas como mínimo en un 50% por mujeres; mientras que, en las listas de menos de cinco curules, el porcentaje es como mínimo del 30%”.


Como se mencionó anteriormente, ASI no tiene grandes cuadros políticos que figuren en el panorama nacional o local; por el contrario, es una colectividad que se ha dedicado a mantener su personería jurídica a través de la entrega de avales, apostando desde 2006 hasta 2014 a que sus principales candidatos ocupen la curul indígena en el Congreso. Aunque en 2006 su senador representó el 55,11% del total de los votos, en 2010 el 23,19% y en 2014 el 35,46%, sus vocerías no hicieron eco en el Senado y su caudal electoral se mantuvo entre los 27.000 y 44.000 votos (suficientes para mantener la personería jurídica y recoger los réditos en las elecciones locales).

Gráfico no. 1 


Por lo tanto, en 2018 se vio que, al renunciar a su aspiración a la curul indígena, la alternativa para conservar su curul en Senado fue integrarse a la lista de ‘Decentes’ debido a que, con las votaciones obtenidas en 2018, la tendencia en el número de votos que venía obteniendo el partido no habría sido suficiente para conservar la personería jurídica. Aunque resulta difícil calcular cuántos votos aportó el partido en las elecciones de 2018, Jonatan Tamayo —que fue el tercer senador más votado de la lista— tan solo obtuvo 14.885 votos, es decir el 2,84% del total de la lista, viéndose beneficiado por la votación obtenida por Gustavo Bolívar.

Gráfica no. 2


Finalmente, la estrategia reciente de ASI (sumarse a una coalición alternativa para seguir sobreviviendo en la política nacional) seguirá siendo el mecanismo que más les beneficie para seguir entregando avales en las elecciones locales. Y, en ese sentido, la única forma de alcanzar independencia —si es lo que se quiere— será fortaleciendo sus bases electorales y trabajando en cuadros políticos que representen el ideario del partido.


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