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El lenguaje y la política

Por: Walter Aldana Político social alternativo

Dicen que en el vocabulario que utilizamos se explicita el tipo de sociedad que se quiere construir. Es por esto que, en el marco de las campañas electorales, llaman la atención expresiones no incluyentes, estigmatizadoras e incluso que desconocen el valor del otro. También sobresale el hecho de que ciertas ideas o conceptos parecen haberse tergiversado, desgastado o adquirido connotaciones contrarias a lo que sería la construcción de una democracia participativa integral. A continuación, recojo tres de estos conceptos que más llaman mi atención:

Coherencia: entendida esta como consecuencia entre las ideas y las acciones, aplicable en quienes comparten los preceptos de un partido o movimiento, y ahora exigida no a partir de principios básicos (o mínimos base del acuerdo), sino en búsqueda de asemejar o igualar posturas políticas.

Alianzas: hay quienes pretenden que este tipo de acuerdos se hagan de manera vergonzante, partiendo de la clasificación judeo cristiana de “buenos” y “malos”; nosotros los puros contra los aliados, los contaminados, los oportunistas, los acomodados, los que se juegan en sus intereses personales y de grupo.

Anticorrupción: este concepto es el mejor ejemplo del desgaste de una bandera que, por ser el centro discursivo alternativo, pasó a ser aceptado consciente o inconscientemente y parece volverse un lugar común. Convivimos con hechos que demuestran la necesidad de reafirmar y volver a darle valor a la bandera contra la corrupción, por ejemplo: el escándalo del MinTIC por el que casi 70 mil millones de pesos estarían embolatados y que le costó a la cabeza a Karen Abudinen, quien estaba al mando de dicho Ministerio.

Frente al mal uso de las palabras “coherencia”, “alianza” y “anticorrupción”, propongo que es necesario reivindicar expresiones tales como:

Conciencia colectiva: apuesta comunitaria, general y no individual, con programas concertados y estructuras organizativas que los respaldan.

Cambio: se refiere a las acciones enmarcadas en las banderas de exigibilidad de derechos con las cuales se pretende cautivar al elector. Esto en la medida que este se sienta interpretado en su pensar y querer.

Programa: determina los aspectos del quehacer y los temas a ser visibilizados y gestionados desde los espacios de elección popular que se ocupen.

Representación: cada actor político de una campaña desempeña un papel sin el cual no funciona el todo; es un piñón que hace que funcione la máquina de lo electoral; es lo que permite que una campaña sea la sumatoria de esfuerzos empoderados todos en la distribución social del trabajo. Por ello y para cambiar a Colombia, bienvenidas y bienvenidos, participantes de los más diversos colores, a construir un lenguaje, una forma de expresarnos desde la diferencia; tal como fue el sueño de Galán el comunero, de Policarpa Salavarrieta, María Cano, Gaitán, Jaime Garzón, Camilo Torres, Serpa, Bateman, entre otros.

* Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona a la que corresponde su autoría y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación (Pares) al respecto.



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