
Las condiciones en las que venían los 110 inmigrantes colombianos expulsados por el gobierno Trump y que vivían en las ciudades de San Diego California y Houston Texas, eran infrahumanas. No había precedentes de que estos connacionales fueran devueltos en anteriores gobierno llegaran en condiciones tan infames. La respuesta de Petro fue impedir que estos aviones aterrizaran en Bogotá hasta que lo hicieran en condiciones dignas. Trump respondió, como es su costumbre, de manera desproporcionada. Canceló las visas de los funcionarios del gobierno Petro, cerró la oficina de visados de la embajada en Bogotá y amenazó con subir los aranceles a los productos colombianos hasta un 50%. La crisis duró cerca de 18 horas y se pudo apaciguar gracias a la gestión del saliente canciller Luis Gilberto Murillo. Trump aceptó que aviones de la Fuerza Aérea Colombiana fueran los encargados de recoger, y bajo las condiciones del presidente colombiano, a los 110 repatriados.
El presidente, sin nombrar la nacionalidad, se burló de la medida de Petro de criticar que nuestros paisanos vinieran esposados. Así ironizó el presidente norteamericano «Él dijo: ‘Esta no es manera de tratar a la gente’. Tendrías que decir que estos son asesinos, narcotraficantes, pandilleros, las personas más duras que jamás hayas conocido o visto. ¿Qué te parecería ser piloto de ese avión?»