
Después de que se firmara la paz con el gobierno de Juan Manuel Santos en 2016, hubo grandes zonas al sur del país que no fueron copadas por la fuerza pública. Estas zonas fueron copadas por los hombres que venían de México. Otra vez, una fuerza invasora exterior, aparecía dominando la tierra que alguna vez les perteneció a los indígenas. En algunas partes del Valle y del Cauca se hablaba en mexicano. Entre 2024 y 2025, las autoridades capturaron a 35 ciudadanos mexicanos vinculados presuntamente al Cartel Jalisco Nueva Generación. Este grupo se estableció en Colombia no solo para reforzar sus redes de narcotráfico, de oro, sino también para incursionar en otras actividades criminales como la trata de personas. Este grupo criminal estaba, además, atento a reclutar jóvenes para la guerra. La incursión del Cartel de Jalisco explica la cantidad de mujeres colombianas que han sido secuestradas y algunas desaparecidas en México.
El cartel de Sinaloa es otros de los grupos que alimentan con plata y armas a las disidencias. Ellos tendrían negocio dentro del cañón del Micay, uno de los lugares en donde la coca se expande y crece con mayor facilidad en el mundo. Según la Oficina de Naciones Unidas contra las drogas y el delito en Colombia, hay sembradas 253.000 hectáreas de coca, tan solo en el Cauca se concentran 31.844 hectáreas, lo que constituye el 12,5 % de la cantidad de plantíos de coca en el país. Según lo ha afirmado por el propio presidente Petro, es innegable que, en un lugar como El Plateado, en donde desde hace décadas no existe otra ley que la de los violentos, el dominio del cartel de Sinaloa. En abril de este año, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, ha dicho sobre esto: “El cartel de Sinaloa compra la coca que les venden los grupos armados en el Cauca”.
Según nuestro coordinador de la línea Paz y Posconflicto de la fundación Pares, Francisco Daza: “Los carteles inyectan a los grupos armados grandes capitales y armas y, a su vez, se articulan a través de trabajo conjunto en función de la regulación de la cadena de producción de la cocaína”.
A este coctel se agrega la presencia y disputa de otros grupos como fracciones de los Shottas y Espartanos, los dos grandes grupos que dominan el crimen en Buenaventura, las autodefensas gaitanistas y hasta el ELN.
Los ataques de esta semana en el occidente dejan aún más devastado moralmente a un país que teme regresar a los peores años de la guerra, que en algún momento se creían superados.