Así funcionaban las chuzadas del DAS en los años en que Uribe fue presidente

Este 23 de julio se llevó a cabo la audiencia de acusación contra Andrés Peñate, quien llegó a ser director del DAS entre los años 2005 y 2007. En ese periodo de tiempo se realizaron las famosas chuzadas del DAS contra opositores a la presidencia de Álvaro Uribe. En esa audiencia fueron acreditados como víctimas el periodista Daniel Coronell quien, en esa época, estaba al frente de Noticias Uno y sus investigaciones molestaban a un poder que se hacía unánime, sobre todo en los medios de comunicación tradicionales. Otra de las personalidades acreditadas como víctimas fue el actual presidente del país, Gustavo Petro, quien por esos años era senador y le plantó cara, gracias a la investigación que realizó la fundación Nuevo Arco Iris, con León Valencia, Laura Bonilla y Claudia López a la cabeza, a lo que se conocería como la parapolítica.

Además de Coronell y Petro, se acreditaron como víctimas de las chuzadas otros actores de la sociedad, como el Polo Democrático, partido político que en esos años era uno de los pocos capaces de hacerle oposición al gobierno Uribe, con Carlos Gaviria a la cabeza y seis magistrados de la Corte.
 
Sería bueno recordar en qué se basó ese escándalo, uno de los más sonoros y aterradores por parte del poder político colombiano, en lo que va del siglo XXI.
 
Entre los innumerables escándalos que protagonizó el gobierno de Uribe, el de las chuzadas es un capítulo importante. Periodistas como Julián Martínez descubrieron y comprobaron un entramado en donde se espiaron a los siguientes estamentos de la sociedad: Altas Cortes, periodistas independientes, políticos de oposición y defensores de derechos humanos.
 

El cerebro de ese entramado era uno de los favoritos del expresidente: Jorge Noguera, cabeza máxima del DAS. Álvaro Uribe conoció a Jorge Noguera un año antes de nombrarlo director del DAS. Bastaba leer su hoja de vida para ver que no era el más acreditado para ejercer un cargo tan alto en materia de seguridad. Abogado, su nombre no tenía peso nacional. Había ejercido cargos de influencia, pero solo en su departamento: asesor de la Gobernación del Magdalena, secretario de la Corporación Autónoma Regional, secretario general de la Sociedad Portuaria de Santa Marta. Para muchos, como para Juanita León, directora del portal La Silla Vacía, había sido un misterio el nombramiento de Noguera Cotes.

Una de las razones pudo haber sido el odio que compartían por las FARC, algo que a comienzos de este siglo daba réditos políticos. Otra explicación fue el trabajo que realizó entre los años 2001 y 2002, siendo el jefe de campaña de Uribe en Magdalena. Lo cierto es que, una semana después de haber sido posesionado presidente, Uribe nombró al joven funcionario —tenía 39 años en ese momento— como director del Departamento Administrativo de Inteligencia, DAS, que tenía 7.000 funcionarios a su cargo.
 
Noguera le calzó como un guante al poderoso presidente. En el año 2004, entró a hacer un revolcón en ese organismo y lo ajustó de acuerdo con el llamado estatuto antiterrorista con el que Uribe pensaba descabezar a las FARC. Una de las determinaciones que asumió Noguera fue nombrar a José Miguel Narváez como subdirector del DAS, cargo en el que duró solo cinco meses.
 
Durante una década —como lo comprobaría la justicia años después —, entre 1995 y 2005, Narváez llevó una doble vida. Era un académico distinguido, un padre de familia respetable, con una fuerte afinidad con el ejército y con algunos industriales. También era un impulsor de políticas de seguridad tan cuestionables como las Convivir de Antioquia. Además, está documentado que visitaba a comandantes paramilitares, como Carlos Castaño, en sus fincas en Córdoba, y le llevaba listas de posibles aliados de la guerrilla. Uno de esos nombres al que él aconsejó matar fue a Jaime Garzón. La orden de asesinar al comediante le terminó pesando en la conciencia a uno de los creadores de las AUC.
 

Pronto, la relación de Narváez con los paramilitares terminó siendo un escándalo público. Uribe lo descabezó y empezó una confrontación entre los dos mandos del DAS. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que, a raíz de investigaciones de la revista Semana y de Cambio, Noguera también salió de la institución. Uribe no quería quemar ese fusible. Sobre él afirmaba que se trataba de “un buen muchacho de una muy buena familia”. La historia, una vez más, no le daría la razón al expresidente.

El acucioso periodista Julián Martínez explicó en su momento cómo Noguera instigó la muerte del profesor Alfredo Correa de Andréis en 2004. La caída del director del DAS empezó con la incautación del computador de Don Antonio, mano derecha de Jorge 40.
 

Se llamaba Edgar Ignacio Fierro. Entre los años 2003 y 2004 comandó el frente José Pablo Díaz. Fierro conocía esa parte de la Costa porque había estado allí cuando fue teniente del ejército. Fierro conoció a Jorge 40 cuando él empezaba a ser conocido como un comandante paramilitar de los duros. Por él llegó a las AUC. Se especializaron en el Atlántico, en matar y extorsionar. Según Verdad Abierta, “las víctimas iban desde ladronzuelos o viciosos de barrio, hasta líderes comunitarios, académicos, sindicalistas, comerciantes y ganaderos”.

El CTI lo capturó en un conjunto residencial cerca al aeropuerto de Santa Marta llamado Villa Canaria. Recién, cinco días atrás, se acababa de desmovilizar. Incluso, cuando lo agarraron, creyeron que con la versión libre que había dado se había salvado. Los crímenes que cometió habían sonado como la caída de una caja de hierro, el asesinato de Andréis, del expresidente del sindicato de Tele Caribe Adán Pacheco, del defensor de derechos humanos Pedro Orozco, hasta el líder de los desplazados en Atlántico Miguel Espinosa Rangel. Todos los crímenes de Don Antonio, todos los políticos que habían comprado las AUC en el Caribe, todo reposaba en su computador personal.
 
Pronto, esa relación de Narváez con los paracos terminó siendo un escándalo público. Uribe lo descabezó y empezó una confrontación entre los dos mandos del DAS. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que, a raíz de investigaciones de la revista Semana y de Cambio, Noguera también salió de la institución. Uribe no quería quemar ese fusible. Sobre él, afirmaba que se trataba de “un buen muchacho de una muy buena familia”. La historia, una vez más, no le daría la razón al expresidente.
 
Jamás tuvo tiempo para militar en guerrilla alguna. De Andréis estudió ingeniería agrónoma y sociología —Estudió una maestría en Francia y uno de sus amigos, el columnista Álvaro Camacho, lo describió de esta manera: “un hombre grandote (yo lo llamaba ‘el Cipote’), alegre, bailarín y excelente conversador. Pero, sobre todo, tenía la ingenuidad que caracteriza a las buenas personas: se asombraba y entusiasmaba con las conversaciones en clave de sociología, y en particular lo seducían los temas de la cultura”. Lo terminaron condenando sus estudios sobre el desplazamiento forzado en el Magdalena.
 
El viernes 17 de septiembre del 2004, mientras caminaba por la carrera 53 con calle 60 en Barranquilla, dos sicarios lo mataron. “Ey loco, no dispare”. Alcanzó a decir. Pero la orden estaba dada.
 

Y la orden había provenido de Jorge Noguera, como determinaría la justicia en 2011. A este crimen se le sumaba, a uno de los consentidos de Uribe, los señalamientos del exjefe de sistemas del DAS, Rafael García, quien afirmó que, mientras Noguera era su jefe, le ordenó borrar antecedentes de personas que le debían a la justicia. Muchos de ellos cercanos a Rodrigo Tovar Pupo, mejor conocido como Jorge 40. Además, fue el hombre detrás de las famosas chuzadas del DAS, crimen por el que también pagó María del Pilar Hurtado

Noguera saldría del DAS por la puerta grande. Fue nombrado por Uribe como cónsul en Milán, Italia. No duraría mucho tiempo en el cargo. El 8 de mayo de 2006 renunció a su cargo. El fiscal Mario Iguarán incluso había viajado a Italia, para escuchar su versión sobre los señalamientos que tenía encima por su colaboración con los paramilitares.
 
Lo capturaron en 2009 y en 2011 la Corte Suprema de Justicia lo condenó a 25 años por los delitos de concierto para delinquir, homicidio y falsedad por ocultamiento y revelación de secreto. Además, se determinó que había sido el hombre que dio la orden contra Correa de Andréis. Incluso, le había ordenado a un funcionario del DAS que siguiera, durante todo un año. al profesor, haciéndole tomar fotos y tener toda su rutina en una carpeta para saber cuándo accionar.
 
En 2017, la Corte lo condenó a siete años de cárcel por el escándalo de las chuzadas, el nombre con el que se conoció la red de espionaje que se descubrió durante el segundo mandato de Uribe y que iba dirigida contra periodistas, políticos de oposición y otros personajes de la vida pública.
 
Desde octubre de 2020, en plena pandemia, Jorge Noguera goza de libertad condicional.
 

Entre 2010 y 2015, fueron condenadas 20 personas por haber interceptado a cerca de 68 personas. Entre los condenados está María del Pilar Hurtado, quien fue directora del DAS.  Fue sentenciada a 14 años por los delitos de abuso de autoridad y concierto para delinquir. Otros de los cercanos a Uribe que cayeron en esto fueron Bernardo Moreno, secretario general de la presidencia, Jorge Alberto Lagos, jefe de contrainteligencia del DAS, entre otros.

 

 

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Iván Gallo

Es guionista de dos películas estrenadas en circuito nacional y autor de libros, historiador, escritor y periodista, fue durante ocho años editor de Las 2 orillas. Jefe de redes en la revista Semana, sus artículos han sido publicados en El Tiempo, El Espectador, el Mundo de Madrid y Courriere international de París.