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BUSCADOR PARES

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  • Clara, Claudia y Marta Lucía

    ¡Nunca había sido tan feliz en una campaña electoral! ¡La segunda vuelta ha sido fascinante! Ocurrieron tres cosas maravillosas. Una, la paz, la salida negociada, se convirtió en el tema central del debate.  Dos, la izquierda se convirtió en una fuerza decisiva.  Tres,  las mujeres: Clara López, Claudia López y Marta Lucía Ramírez, inclinarán la balanza a un lado o a otro. Escribo  el viernes en la mañana  a 50 horas de saber si será Santos o Zuluaga el ganador de la contienda y los lectores mirarán el texto cuando todo haya terminado. Sé además que voy en contravía a la inmensa mayoría de los formadores de opinión que han considerado que la polarización que se presentó en la campaña es muy negativa, que no se debatieron propuestas, que fue una campaña sucia, que es la competencia más fea que han visto en sus vidas. Por lo tanto no le auguro mucho éxito a esta columna. Me voy con la primera impertinencia. Fue muy bueno que Santos dijera que se trataba de elegir entre la paz y la guerra. Esa fue mi primera alegría. Se la jugó toda el presidente después de muchas vacilaciones. Zuluaga y Uribe sintieron el golpe. Salieron a decir que era un vil oportunismo. Que la paz era de todos. Que nadie en Colombia estaba por la guerra.  Descarados. Uribe se había hecho elegir dos veces invocando a las Farc, poniendo como enseña de su proyecto político la destrucción militar de la guerrilla, aprovechando el miedo de los colombianos y el odio que las capas medias y las elites del país le tienen a las Farc. Zuluaga había hecho toda su campaña atacando las negociaciones de La Habana. Y resulta que Santos no podía invocar la salida política negociada, la paz, como su emblema; resulta que la reconciliación que es mil veces más altruista, mil veces más noble, que el triunfo militar, no podía ser el asunto que dividiera aguas entre las corrientes políticas del país. ¡Mandan huevo! Voy con la segunda. El día lunes 26 de mayo por primera vez brilló el sol para la izquierda en una contienda presidencial.  Clara López había sacado cerca de 2 millones de votos con una brillante campaña política y Enrique Peñalosa, a nombre de la Alianza Verde, un agrupamiento de centro izquierda, había obtenido más de 1 millón de votos. Santos, que ya no tenía nada que buscar a la derecha, se vio obligado a mirar hacia la izquierda. Clara decidió hacer valer sus votos y pactó una alianza con Santos; a su vez, Claudia López, la más alta votación de la Alianza Verde en las parlamentarias, decidió también apoyar a Santos en compañía de la mayoría de los verdes. El candidato a la reelección, en caso de ganar, les deberá a estas dos mujeres, a Petro y a la izquierda, su Presidencia  y no podrá ignorar las demandas sociales y políticas que encarnan ellas y los diversos grupos de la izquierda colombiana. Voy con la tercera. Si estas dos mujeres han jugado un papel protagónico en la campaña de Santos no menor ha sido el papel de Marta Lucía Ramírez en la campaña de Zuluaga. Dio la sorpresa de la primera vuelta al sacar el 15 por ciento de los votos en una campaña sin maquinarias, orientada hacia los jóvenes y a la opinión. Se convirtió en la carta sin la cual Zuluaga no podía aspirar al triunfo. Aprovechó la situación. Llegó a la campaña uribista exigiendo la continuación de los diálogos de La Habana con unas condiciones de humanización del conflicto. Tuvieron que aceptarle. Tuvieron que modificar el discurso en la recta final de la campaña. Tuvieron que darle la jefatura del debate. Las cosas han quedado de esta manera: si gana Santos tendremos una continuidad de las negociaciones de paz con las Farc y con el ELN, un cierre pronto del conflicto armado y una transición y un posconflicto donde la izquierda podrá exigir importantes cambios sociales. Si el presidente es Zuluaga, el día 8 de Agosto estará obligado a decir que continuará las conversaciones y hablará de revisar los acuerdos y establecer nuevas condiciones. Las Farc le dirán que claro, que ellas también están por revisar los acuerdos y por incluir temas como el modelo económico, la seguridad y las Fuerzas Armadas, la Constituyente y los recursos naturales. Zuluaga tendrá entonces tres alternativas: continuar con lo acordado por Santos o empezar de cero a negociar  o romper las negociaciones. En todo caso la paz será por un  tiempo el tema central del gobierno de Zuluaga. Es eso lo que me fascinó de la segunda vuelta. Columna de opinión publicada en Semana.com

  • EL ELN en el 2014

    Por: Redacción Pares Foto ACN Cuál es el estado actual del ELN, cómo llega al proceso de paz y cuáles son sus apuestas, son las preguntas que la ciudadanía se hace. El ELN tiene presencia en 92 municipios de Colombia siendo la segunda guerrilla del país, estos municipios se agrupan en 7 regiones del país. Su evolución militar ha tenido diferentes altibajos, durante los ochentas tal vez fueron la guerrilla más fuerte de Colombia y en la década de los noventa la ofensiva paramilitar castigó fuertemente su base social comenzando así un proceso de debilitamiento. Sin embargo, desde el 2009 ha iniciado un proceso de recomposición de su estructura. Sus acciones en el último año se han centrado en los departamentos de Arauca, Norte de Santander, Chocó y en la región del Sur de Bolívar, zonas donde se presentan niveles altos de explotación de recursos naturales por parte de empresas multinacionales y el Estado Colombiano, siendo precisamente el ataque a la infraestructura petrolera y energética del país unas de sus principales acciones armadas. Durante los últimos años las acciones del ELN se han dirigido principalmente  contra la infraestructura minero –energética. La principal fuente de financiación de esta guerrilla proviene de la extorsión y del secuestro de empleados de empresas multinacionales que realizan actividades de exploración y explotación en zonas de influencia de esta guerrilla. El inicio de los diálogos exploratorios entre el gobierno colombiano y el ELN representan un nuevo intento por alcanzar una salida negociada al conflicto con esta guerrilla. El ELN se constituyó en 1964, y desde ese momento su historia se puede resumir en cuatro momentos: el primero comprendido entre los años de 1964 y 1973, caracterizado por la preponderancia del componente militar de esta organización lo que les permitió ganar influencia en el oriente colombiano. Sin embargo, este periodo se cierra con un ELN mermado luego de la operación Anorí en 1973, sumadas las operaciones militares que le sucedieron dejando a esta guerrilla notablemente  golpeada. Un segundo momento se desarrolla  entre los años  1983 y 1985, que se  inicia con la reunión de los sobrevivientes de la ofensiva militar del periodo anterior, quienes se  plantean una restructuración política y militar del grupo insurgente para lo cual deciden promover el trabajo de base y el control militar de zonas consideradas por el ELN como estratégicas. En este momento la bandera política del grupo guerrillero fue las inversiones en petróleo y minería. Durante los ochentas el ELN lanza la campaña “Despierta Colombia, te están robando el petróleo”, lo cual significó cientos de ataques a esta infraestructura y el aumento de los ingresos de esta guerrilla producto de las extorsiones y lo que les permitió recuperarse e iniciar un proceso de crecimiento y expansión. En 1996  se realiza el III congreso de  este grupo insurgente, en el que replantea su táctica y define combinar el trabajo militar con el trabajo político, así como pasar  de los Frentes de Guerra a las Áreas de Operación bajo la premisa de que se encontraba en un proceso de crecimiento y expansión. Sin  embargo para ese momento la ofensiva paramilitar lo estaba castigando fuertemente lo que los llevó al fracaso del planteamiento táctico asumido, dejando como resultado una guerrilla diezmada que decide utilizar como mecanismo para finalizar el conflicto la salida negociada sin éxito. Este momento termina en el año 2000. El último momento que vive el ELN se gesta en el cuarto congreso de esta guerrilla, que tuvo lugar en el año 2006. Allí se  dio preponderancia a la promoción de una “fuerza política de masas” y reconocieron la postura que  a través del acceso a posiciones de poder se puede transformar el Estado desde adentro.  Desde el año 2009 ha iniciado un proceso de recuperación, que si bien no alcanza los niveles que tenía en el 2000, ni puede ser comparada con la dinámica de confrontación de las FARC, muestra que el cambio de táctica del ELN ha llevado a un repunte en el número de acciones de esta guerrilla generando impactos en los territorios donde tiene presencia. La siguiente gráfica muestra la evolución de las acciones armadas entre 1997 y el año 2013. Gráfica 1: Acciones del ELN 1997-2013 Actualmente el ELN tiene siete Frentes de Guerra: el Oriental, que abarca los departamentos de Arauca, Boyacá y Casanare (Área ABC), su máximo jefe es Gustavo Aníbal Giraldo alias Pablito; el  frente de guerra Nororiental presente en algunos municipios de Santander y Norte de Santander, bajo el mando de Carlos Martínez  alias Alexander; el Darío Ramírez Castro en el  sur de Bolívar y bajo cauca antioqueño; el F.G. Occidental presente en  el Chocó, comandado por Ogli Padilla; el del Norte, que se está reconstruyendo luego de haber desaparecido casi en su totalidad, y que  tiene presencia en el Cesar y  La Guajira bajo el mando de Pedro Cabarcas – Samuel; el Suroccidental que tiene presencia en Nariño y Cauca, fuertemente  golpeado durante la guerra con las FARC entre 2008 -2010  y que  perdió legitimidad en la zona por sus alianzas con bandas criminales,  ha dedicado en los últimos años sus  esfuerzos al fortalecimiento de su base social. El Frente de Guerra Urbano, creado por primera vez en el 2006 con  presencia en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y con menos fuerza en Cúcuta y Bucaramanga. Sin embargo la fortaleza de este último frente es marginal. El Comando Central – COCE – es la máxima instancia de este grupo guerrillero centralizando las decisiones militares y políticas, tiene la misma conformación desde el  último congreso y  está compuesto por  el máximo comandante del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista (Gabino); el responsable militar Eliecer Chamorro (Antonio García); Israel Ramírez  (Pablo Beltrán); Rafael Sierra (Ramiro Vargas) y otra persona quien  es  la responsable del trabajo político – urbano y  cuya identidad aún se desconoce. La creación de un Frente de Guerra Urbano y la tendencia a diferenciar y fortalecer el trabajo político del militar dificulta el cálculo del número total de integrantes que hacen parte de esta guerrilla, sin embargo, se calcula que el número de hombres y mujeres  en las filas del ELN podría ascender a 2500.

  • Un Fiscal de bolsillo

    Foto FGN Es impresionante la lluvia de acusaciones y de insultos que ha caído sobre el fiscal general Eduardo Montealegre con ocasión de sus investigaciones y declaraciones sobre las labores ilegales que realizaba Andrés Sepúlveda para la campaña de Óscar Iván Zuluaga. Se ha dicho que infiltró la campaña de Zuluaga, que obedecía órdenes del candidato Santos para realizar esta tarea, que guardó las informaciones hasta el momento en que vio que podían causarle un grave daño a la campaña de Zuluaga, que es un fiscal de bolsillo del presidente y no tiene legitimidad para investigar al senador Álvaro Uribe Vélez y a Óscar Iván Zuluaga o a los miembros de su campaña. No solo han dicho estas cosas Zuluaga, Uribe y sus seguidores. También formadores de opinión o líderes políticos de tendencias distintas a las del Centro Democrático. Pero la entrevista que Rafael Revert –el español que trabajaba en la oficina de Sepúlveda y decidió colaborar con la Fiscalía– ha dado a La W Radio este viernes y la negativa de los principales jefes de la campaña de Zuluaga a servir de interlocutores y contradictores de lo que dijera Revert, cuestionan a los acusadores del fiscal general de la Nación de manera grave. Dijo Revert que había llegado al país contratado por la campaña de Óscar Iván Zuluaga a través de Andrés Sepúlveda. Que no conocía ni había tenido nunca ningún contacto con J.J. Rendón o con alguien de la campaña de Juan Manuel Santos. Que no había sido la campaña de Santos la que lo había llevado a donde Zuluaga. Dijo que se había encontrado con la Fiscalía después de haber trabajado un tiempo en la campaña de Zuluaga y de haber descubierto que en la oficina de Andrés Sepúlveda se estaban realizando interceptaciones ilegales de la mesa de conversaciones de La Habana y se estaba comprando y vendiendo información reservada de inteligencia del Ejército y de la Policía. Que no había sido la Fiscalía la que lo había llevado a la campaña de Zuluaga. Dijo que parte de esa información se le entregaba a la campaña de Zuluaga. Señaló que en esa oficina había conocido a Óscar Iván Zuluaga, a su hijo David y a Luis Alfonso Hoyos, que también había visto a miembros del Ejército y de la Policía. Afirmó que la Fiscalía tenía videos que probaban todo esto y que el video conocido por la opinión era solo una parte de las pruebas. A su vez el fiscal general ha dicho, desde el primer momento, que en el curso de la investigación sobre la sala de interceptaciones denominada Andrómeda encontró conexiones que lo llevaron a la oficina de Andrés Sepúlveda. Quiero hacerles a los seguidores de Uribe y a todos los que han atacado al fiscal, diez preguntas: ¿Estas cosas son importantes? ¿Son graves? ¿Ameritan una investigación de la Fiscalía? ¿Si la Fiscalía, en una investigación especial sobre interceptaciones ilegales y captura de información reservada, descubre que esas labores se hacen desde una campaña política, qué debe hacer? ¿Debió la Fiscalía abstenerse de capturar o de hacer pública la captura de Sepúlveda y los motivos de ella para no perjudicar la campaña de Zuluaga? ¿Es ilegal o indebido que la Fiscalía descubriera a alguien que trabajaba en la campaña de Zuluaga haciendo cosas ilegales y lo pusiera a colaborar con ella? ¿Cabe la palabra infiltrado para alguien que fue encontrado por la Fiscalía en la campaña de Zuluaga y lo puso a trabajar para ella? ¿Es ilegal que la Fiscalía le pida al informante hacer videos dé actividades en las que se tienen indicios de algo ilegal? ¿Es ilegal o indebido que Semana haga una edición de un video para efectos informativos? ¿Es ilegal o indebido que la Fiscalía autorice a Rafael Revert para que le de entrevistas a los medios de comunicación contando estos hechos? ¿Es ético que los medios de comunicación difundan estas informaciones? ¿Es ético que después de hacer las entrevistas los mismos medios cuestionen a la Fiscalía por autorizar el testigo protegido de la Fiscalía para dar estas entrevistas o para entregar algún video? ¿No se ha hecho esto antes, no se hace rutinariamente? Tengo estas preguntas para mi alma ¿Qué pasa con mi país? ¿Qué pasa con la conciencia de los colombianos? ¿Cómo es que Uribe y Zuluaga hacen estas cosas y terminan de héroes y suben en las encuestas y en cambio el fiscal termina de villano? ¿Qué siente el fiscal en su soledad? ¿Podrá el fiscal en medio de los insultos y acusaciones entregarle al país los resultados de la investigación antes del día de elecciones? Columna de opinión publicada en Semana.com

  • Departamento de Putumayo

    DESCARGUE AQUÍ TODO EL INFORME Este informe pretende hacer una lectura de riesgos en temas de: conflicto armado, conflictos sociales asociados a la minería, la extracción petrolera y la infraestructura energética en comunidades de la región del Putumayo y su impacto en la infracción a los Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. Consulta también los informes sobre Nariño y  La Guajira.

  • Departamento de Nariño

    DESCARGUE TODO EL INFORME AQUÍ Este informe pretende hacer una lectura de riesgos en temas de: conflicto armado, conflictos sociales asociados a la minería, la extracción petrolera y la infraestructura energética en comunidades de la región de Nariño y su impacto en la infracción a los Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario.

  • Departamento de La Guajira

    DESCARGUE AQUÍ EL INFORME COMPLETO Este informe pretende hacer una lectura de riesgos en temas de: conflicto armado, conflictos sociales asociados a la minería, la extracción petrolera y la infraestructura energética en comunidades de la región de La Guajira y su impacto en la infracción a los Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario.

  • Consejo Nacional Electoral: el ratón cuidando el queso

    La opinión pública y analistas políticos se han preguntado una y otra vez, por qué si se condena judicialmente o se destituye de la función pública a un cacique electoral, bien sea por vinculación con actores ilegales o por relaciones con mafias de contratación local, este sigue actuando en política como si nada hubiera pasado a través de otras personas, que bien buen pueden ser sus familiares o amigos suyos. Tampoco deja de existir la pregunta de, ¿por qué si el Consejo Nacional Electoral (CNE), máxima autoridad en materia de elecciones, sabe de este tipo de irregularidades en las aspiraciones, no evitan que estas consigan su objetivo revocándolas? Previsualiza y descarga el informe completo aquí:

  • La disputa por La Guajira (II parte)

    Foto CM& El próximo domingo serán las elecciones atípicas en el departamento de La Guajira. Dos candidatos buscan suceder al exgobernador Francisco Gómez Cerchar:  José María “Chema” Ballesteros, hijo del actual senador por el Partido de la U Jorge Ballesteros; y Wilmer González, quien pertenece a la estructura política liderada por el exgobernador Jorge Pérez Bernier, dirigente de Nueva Fuerza Guajira. ‘Chema’ Ballesteros es primo de Santander Lopesierra, conocido como el ‘hombre Malboro’, un contrabandista y narcotraficante que fue extraditado a los Estados Unidos. Además, es el candidato de Francisco Gómez Cerchar, exgobernador del departamento de La Guajira, acusado de cometer diferentes homicidios y además de ser socio del narcotraficante y jefe de una BACRIM Marcos Figueroa. Marcos Figueroa o ‘Marquitos’ cuenta con un largo prontuario criminal. Se le acusa de liderar aparatos armados en el sur y centro del departamento: ‘Los Curicheros’ y ‘los Criollos’.  ‘Los Curicheros’ son una estructura armada, permanente pero poco visible, de contrabandistas, y su nombre se deriva de una ranchería denominada Curichí. Algo que llama la atención es que Chema Ballesteros ha logrado hacer campaña en las zonas de influencia de ‘Marquitos’, sin problema y sin necesidad de entrar con escoltas o aparatos de seguridad, cuando nadie puede entrar de esa manera. En la siguiente foto se ve a  ‘Chema’ con Tania Galván (de manta blanca y sombrero) quien es la mensajera política de ‘Los Curicheros’. Ella es esposa de Carlos Gómez alias ‘Carlos Curichi’, tío del extraditado narcotraficante Ignacio ‘Nacho’ Pana. Este último miembro de la organización de Marcos Figueroa y Kiko Gómez. En la siguiente foto se observa al mismo candidato con Hilder Mejía quien estuvo preso junto al exalcalde de Riohacha Wilder Rios por entregarle el manejo del sector salud a los paramilitares de ‘Jorge 40’ por medio de una EPS. Pero las relaciones complicadas de ‘Chema’ no paran ahí. El periodista Gonzalo Guillén tuvo acceso a una fotografía reciente en la que aparece  ‘Chema’ Ballesteros junto al hermano del hombre Malboro, Carlos Lopesierra, quien fue condenado junto a su hermano por narcotráfico y regresó al país tras purgar cinco años de cárcel. En la fotografía, a la derecha está el exsenador Ángel Daza. El otro candidato es Wilmer González, quien pertenece a la estructura política liderada por el exgobernador Jorge Pérez Bernier, dirigente de Nueva Fuerza Guajira. Este movimiento gobernó el departamento por más de una década al mismo tiempo que la estructura paramilitar de ‘Jorge 40’ se expandía y consolidaba. Al menos dos relaciones dan cuenta de que la estructura de Pérez Bernier siempre  ha tenido un pie en la ilegalidad. En primer lugar, Dilger Becerra, quien era uno de los principales socios de ‘Los Rastrojos’ en el departamento fue el agente que lavó dinero para esta organización. La esposa de Becerra, Claudia Mesa, fue la secretaria de salud en la administración de Pérez Bernier. Becerra murió en el año 2011 poco antes de las elecciones locales a manos del propio Marcos Figueroa y sus hombres. Para ese momento Becerra y su esposa apoyaban a Bladimiro Cuello, candidato a la Gobernación en el 2011, quien era el candidato de Pérez Bernier. Wilmer González fue parlamentario y exalcalde del municipio de Uribía. Su segunda esposa, Laura Andrioli, se desempeñó como Secretaria de Asuntos Indígenas del departamento de La Guajira. A ella le fue expedida orden de captura  en el 2006 por irregularidades en la construcción de jagüeyes en los resguardos indígenas. Literalmente saqueó el departamento. Igualmente, González fue sancionado por irregularidades en la contratación cuando se desempeñó como alcalde de Uribía. La exalcaldesa de Uribía Cielo Redondo es en la actualidad el principal apoyo de Wilmer González. Ella es considerada la jefa política de la estructura criminal de alías Pablo segundo comandante del frente contra insurgencia Wayúu, quien después de la desmovilización paramilitar se convirtió en el jefe de la bacrim de la Alta Guajira. Un hermano de Redondo,  Alfredo, y uno de sus sobrinos, trabajan para la banda de Emi Solano, quien maneja gran parte del contrabando de gasolina y de alimentos desde Venezuela hacia Colombia. Además Solano maneja dos puertos naturales para la salida de narcóticos en el norte del país. Redondo también fue cercana al narcotraficante Luis Segundo Polanco García y Fabio Gutiérrez Pacheco alías ‘Cañarete’. El candidato Wilmer González fue aspirante al congreso en el 2006 apoyado por la Chachi Hernández quien junto a su marido Víctor Ojeda eran los principales lavadores de dinero de ‘Jorge 40’ por medio de las empresas de Provisiones Candy y Micaela. La Chachi Hernández  fue asesinada, homicidio al que se le acusa al ex gobernador Francisco Gómez Cerchar, hoy acusado por ser el presunto determinador de 15 homicidios. La siguiente foto muestra el equipo de campaña de Wilmer González. González atrás con camiseta amarilla, la exalcaldesa Cielo Redondo adelante con blusa clara y Jorge Pérez Bernier adelante a la izquierda con gafas y camisa de cuadros. La disputa por las elecciones en La Guajira es una pelea de mafias. Las garantías son mínimas y las autoridades nacionales no hicieron nada para prevenir esta situación. Publicado en Semana.com

  • Las Farc sí le están cumpliendo al proceso de paz

    Foto Fundación Paz & Reconciliación El observatorio sobre conflicto armado en Colombia de la Fundación Paz & Reconciliación concluyó que durante los 10 días de la tregua anunciada por las FARC en el marco del proceso electoral, se presentaron 3 acciones armadas, dos por iniciativa de la Fuerza pública y una en la cual existen dudas sobre la forma en la que se produjo el hecho. Esta  última fue la que se cometió en el departamento del Caquetá el 24 de mayo en el corregimiento de la Unión Peneya. Tras estos resultados la conclusión es que fue una tregua exitosa. Las FARC, en el marco del actual proceso de paz, han anunciado tres treguas unilaterales, siendo esta última la que arrojó mejores resultados. En este punto cabe aclarar que una tregua unilateral como la anunciada por las FARC, se refiera a cese de las acciones con iniciativa militar de este grupo armado ilegal, como emboscadas, ataques sorpresas, entre otros. Sin embargo, las acciones defensivas son aceptadas, es decir, aquellas en las que las estructuras guerrilleras son atacadas y se ven obligadas a defenderse. Otro de los temas a destacar hace referencia a la actividad armada del grupo guerrillero en el año 2014. Al comparar los datos entre enero y mayo de 2013 con el mismo periodo de este año se observa una reducción en el número de acciones armadas superior al 50%. ¿Qué pasó con el ELN? Por primera vez el ELN y las FARC decidieron hacer una tregua unilateral de forma conjunta.  Este grupo guerrillero también ha cumplido con la tregua decretada con motivo de las elecciones. En ninguna parte del territorio se registraron acciones de esta organización guerrillera. Fue visible el pare de acciones sobre la infraestructura energética y minera que había adelantado a lo largo del último año. Informe La tercera tregua

  • En el penúltimo asalto

    Foto OIZ Estamos en el penúltimo asalto de una grave disputa de cuatro años. Ese es el significado de las elecciones de este domingo 25 de mayo. El penúltimo ha sido un round dramático. Uribe y Zuluaga, temerosos de que los sacaran del cuadrilátero –y en su lugar entrara la izquierda a la pelea con Santos– se lanzaron con toda a demoler el rival y a polarizar la campaña y para ello acudieron a los golpes bajos más escabrosos. Fue una acción desesperada que logró su objetivo aunque, quizás, a un costo muy alto para acometer con fuerza el último asalto, el de la segunda vuelta presidencial. A lo largo de la pelea no han sido pocos los golpes que Santos le ha propinado a Uribe. La estrategia del presidente ha sido despojar a su rival del apoyo de los operadores políticos utilizando el gran poder del Estado. Le arrebató el Partido de la U y la mayoría del Partido Conservador, le desbarató la coalición que lo había acompañado en su segundo mandato y lo obligó a crear un nuevo partido: el Centro Democrático. Lo derrotó en las elecciones locales de 2011. Contribuyó a destaparle graves escándalos de corrupción y a que muchos de los colaboradores más cercanos terminaran huyendo del país o en la cárcel. Le ha horadado su imagen en la comunidad internacional. Los golpes que le ha dado Uribe a Santos no han sido menores. La estrategia del expresidente ha sido restarle a su enemigo, paso por paso, puntos en la opinión recurriendo a los miedos, a los odios y a las desconfianzas de los colombianos o aprovechando los eventos desafortunados del gobierno para ahondar en el repudio. Con una malicia infinita sembró incertidumbres y rechazos sobre las negociaciones de La Habana; llamó a desconocer el fallo de La Haya que le arrebató a Colombia una rica porción del mar territorial y se la entregó a Nicaragua e impugnó una por una las salidas diplomáticas que Santos se inventó para aplazar o limitar la aplicación de la decisión de la Corte Internacional de Justicia; participó activamente en el paro nacional agrario de 2013 que le restó 30 puntos de favorabilidad al presidente; aprovechó la estruendosa caída de la reforma de la Justicia y sus seguidores levantaron la tesis de la Asamblea Constituyente; estimuló la ruptura del expresidente Pastrana con el gobierno y el lanzamiento de Marta Lucía Ramírez como candidata de una facción del conservatismo; utilizó cada momento de crispación en Venezuela para asociar a Santos con Chávez o con Maduro. En esta larga confrontación los dos contendores se han hecho mucho daño. Tanto que hasta hace 15 días Santos apenas tenía el 25 por ciento de la intención de voto y el candidato de Uribe, Óscar Iván Zuluaga, no llegaba al 15 por ciento; tanto que el candidato Enrique Peñalosa a nombre de la Alianza Verde –un movimiento que dada su actual composición podríamos definir en la centro-izquierda– se perfilaba para desplazar a Zuluaga y ganar su paso a la segunda vuelta; tanto que Clara López, una candidata de la izquierda pura, ha logrado articular una gran campaña política y situarse por momentos al mismo nivel de Zuluaga y Peñalosa en las encuestas. Así empezó el penúltimo asalto. Entonces el uribismo decidió jugar sus restos para no dejarse sacar de segunda vuelta y para evitar que, aun con la baja popularidad, Santos se alzara con un triunfo tranquilo el 15 de junio. La apuesta fue dura. El mensaje es descabellado pero muy eficaz: tenemos que atajar a Santos que le está entregando el país al castro-chavismo. Las acciones saltaron por encima del decoro y la legalidad: se pusieron en la tarea de recolectar, fabricar y difundir información para golpear el proceso de paz de La Habana recurriendo a una red de espionaje y además se inventaron la gran mentira de que a la campaña de Santos de 2010 habían entrado 2 millones de dólares de la mafia. El resultado fue apoteósico. Sacaron a Peñalosa de segunda vuelta. Y lograron más: las encuestas empezaron a dar como ganador en primera y en segunda vuelta a Zuluaga. Fue un golpe descomunal. Solo que faltaba el minuto final del asalto y en ese lapso aparecieron los videos que incriminan a la campaña de Zuluaga en el espionaje y se esfumó la acusación de la entrada de los dólares a la campaña de Santos. Si Zuluaga pasó a segunda vuelta, llega tan cargado de ilegalidades y mentiras que sufrirá allí una grave derrota. Columna de opinión tomada de Semana.com

  • La astucia de Uribe y Zuluaga

    Foto El Universal Son unos verdaderos magos. La sacaron del estadio. En 15 días le echaron tierra a una grave trama delictiva, convirtieron en verdad un acontecimiento dudoso y oscuro, se burlaron de la Justicia, les metieron los dedos en la boca a los medios de comunicación, envenenaron la campaña electoral y escalaron en las encuestas. Andrés Sepúlveda sí obtenía información de manera ilegal o se la inventaba y la utilizaba para sabotear el proceso de paz y para hacerle daño al candidato Juan Manuel Santos. Así lo ha confesado ante la Fiscalía, así lo muestran sus correos, así quedó en evidencia el día en que, de la mano de Luis Alfonso Hoyos, intentó engañar a Rodrigo Pardo y al canal RCN. Eso no ofrece ninguna duda, no tiene el menor resquicio. Sepúlveda sí trabajaba para Óscar Iván Zuluaga y Zuluaga, a sabiendas de que cumplía una labor delicada y riesgosa, había dedicado a su mejor y más cercano amigo y a su propio hijo a coordinar las actividades de este sagaz delincuente. Así se lo ha dicho Sepúlveda a la Justicia. Así se pudo ver en el momento en que Hoyos renunció a la campaña. Así lo confirman las visitas que hacía el propio candidato a la casa de Sepúlveda. Ahí tampoco hay duda. Ahora se sabe también que Sepúlveda tenía relación con Andrómeda, otro de los eslabones de la red de espías y conspiradores que han tenido la misión de acabar con el proceso de paz. Ahora quizá sepamos cómo fue que llegó a manos de Francisco Santos el borrador de acuerdo para iniciar las negociaciones; y a Uribe las coordenadas donde debían recoger a los negociadores de las Farc que marchaban a reforzar el equipo negociador de esta guerrilla; y a José Obdulio Gaviria la especie de que Sergio Jaramillo estaba negociando un secuestro en Cuba. De ese tamaño puede ser el alcance de la captura de este empleado de Zuluaga. Pero Uribe y Zuluaga han logrado que esto pase a un segundo plano, que no haya muchas preguntas sobre el hecho en los últimos días, que todo vaya quedando en el olvido. En cambio Uribe le ha sacado todo el jugo a la confesión de un mafioso preso en Estados Unidos. Él, que desvirtúa todas las acusaciones que los jefes paramilitares le hacen desde las cárceles, porque, dice, no hay que creerles a criminales, se montó en la versión de que Javier Antonio Calle Serna, alias Comba les entregó a J.J. Rendón y a Germán Chica 12 millones de dólares para un negocio fallido de sometimiento a la Justicia. Le agregó además la perla de que 2 millones habían ido a parar a la pasada campaña presidencial de Juan Manuel Santos. Miren lo difícil que resulta creer en estas cosas. Alias Comba fue el mismo que acabó con Wilber Alirio Varela, alias Jabón, el último mito de los sanguinarios capos del narcotráfico. Lo persiguió hasta Venezuela, lo asedió, lo mató y se apoderó de su imperio. A la cabeza de los Rastrojos desafió a la Oficina de Envigado y a los Urabeños y entre 2008 y 2011 se extendió por todo el país matando a quienes se le atravesaban en el camino. Pero ahora resulta que ese señor se deja robar 12 millones de dólares de un publicista y de un funcionario del gobierno y después se entrega a la Justicia norteamericana y no les hace ni un rasguño a los tipos que lo timaron. Esa es mundial. Pero más increíble aún es que de este dinero recibido en 2012 se sacaron 2 millones para pagar deudas de 2010 de la campaña de Santos. Resulta que un candidato a la Presidencia victorioso al que cualquier empresario estaría dispuesto a financiar debe recurrir al dinero mafioso para cubrir un déficit. Es tan grande la mentira que Juan Lozano, amigo y seguidor de Uribe, quien fue puesto como testigo del hecho, en menos de un día salió a desmentir la afirmación. Con esta mentira del tamaño de una catedral Uribe se ha tomado los medios de comunicación que lo asedian hora por hora para que cuente cómo fue la cosa y la Fiscalía, impotente, le ruega una y otra vez que acuda al despacho a presentar las pruebas y él aprovecha para deslegitimar a la Justicia diciendo que no hay garantías en un ardid que quizá le sirva a la hora de que su hermano sea llevado a la cárcel por paramilitarismo. Columna de opinión tomada de Semana.com

  • Conspiraciones y mentiras

    Foto de TIBCO Es un espectáculo deplorable: proliferan las conspiraciones y los escándalos en la tarima donde están montados los candidatos presidenciales y abajo en la sala están millones de espectadores que no han decidido su voto o que quieren votar en blanco porque aún no escuchan propuestas interesantes y creíbles para conjurar los graves problemas que afectan al país. Nunca me imaginé a Luis Alfonso Hoyos llevando de la mano a un rufián a un canal de televisión para que enlodara con mentiras las negociaciones de paz y para que de paso asestara un golpe al candidato Juan Manuel Santos. Algo anda muy mal en la política colombiana, algo muy horrible ocurre en esta campaña presidencial, si un hombre con aureola de honestidad desciende a estas conspiraciones. La cosa es más escabrosa si se sabe además que Andrés Fernando Sepúlveda, quien pretendía servirle de fuente a Rodrigo Pardo, estaba, en compañía de su familia extensa, en el corazón de la campaña de Óscar Iván Zuluaga. No era un informante espontáneo. Era otro eslabón de una red de espías y de fabricantes de mentiras que no han cejado en su empeño de destruir el proceso de paz. No es menos deplorable la noticia de que al otro lado, en la campaña de Santos, alguien recibió 12 millones de dólares como estipendio para mediar en unas negociaciones de sometimiento a la Justicia que un grupo de narcotraficantes quería adelantar con el gobierno nacional. La trama del dinero que en principio era muy poco creíble se tornó en una posibilidad con las acusaciones veladas que JJ Rendón lanzó sobre Germán Chica, su compañero en la gestión y las afirmaciones temerarias de Álvaro Uribe. Así que una iniciativa de sometimiento perfectamente legítima se convirtió en un eventual y monumental timo y en un escándalo tenaz para el candidato a la reelección. Pero lo que redondea la tragedia de esta campaña es que tampoco hay un debate programático serio. Los candidatos no están discutiendo sobre la realidad del conflicto armado y del camino para construir la paz, sobre las reformas radicales que necesitan la educación, la salud, el campo y el modelo de explotación minera. Nada nuevo se oye. Apenas lugares comunes. Fórmulas rituales que se han repetido 1.000 veces a lo largo de los últimos años. El presidente Juan Manuel Santos, acosado por una derecha inescrupulosa que apela otra vez al expediente de exacerbar el miedo y el odio a las guerrillas como recurso electoral, no se atreve a decirle al país que las negociaciones de paz no son una concesión graciosa a unas guerrillas desalmadas, derrotadas y carentes de apoyo y de razones. Que este proceso de paz es por igual una obligación inapelable del Estado y las guerrillas, porque fracasó la salida militar. Decirles con franqueza a los colombianos que el esfuerzo del Estado por acabar con la insurgencia por la vía militar llegó al techo con la duplicación de la fuerza pública y del presupuesto en defensa en la época de Uribe. Decirles que las victorias conseguidas solo han servido para arrebatarles a las fuerzas subversivas la ilusión del triunfo y para obligarlas a ir a una mesa a tramitar una paz realista. Decirle a la Nación entera que la paz no será barata, implicará cambios políticos y sociales profundos y tendrá como telón de fondo una reconciliación en la que no solo las guerrillas deberán pedirle perdón al país. No se atreve Santos a decir estas verdades por el estrecho margen de maniobra que tiene en una opinión alimentada durante diez años por el discurso de la guerra y por los desmanes de la insurgencia. Pero tampoco dice nada serio, nada sustancial, nada veraz. Óscar Iván Zuluaga que pasó de la oposición vertical a las conversaciones a ensayar un sí condicionado; un sí pero no; un sí que es un proyecto camuflado de rendición que no tiene ninguna posibilidad de prosperar. Se deslizó furtivamente a las mentiras y a las conspiraciones, porque no es capaz de decirle al país cuál sería su plan para acabar con las guerrillas por la vía militar. Entre tanto Peñalosa no se acomoda aún en la campaña y deja pasar la oportunidad para hacerle propuestas audaces a un país que pasa por un momento de escepticismo y de ansiedad tan peligroso como fecundo. Solo atina a decir que mantendrá el proceso de paz y apenas esboza ideas sobre la transformación de las ciudades que es la realidad que conoce de verdad. Columna de opinión tomada de Semana.com

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