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  • Los lastres del nuevo congreso

    Foto Caracol Radio El martes pasado me acomodé en un sillón en mi casa y me puse a ver con mucha atención la plenaria del Senado. Quería tener una impresión inicial. Quería reafirmar o desechar la esperanza de que este será el Congreso de la paz y las grandes reformas como lo afirmó el presidente Santos el día de su instalación y como lo están anunciando los medios de comunicación en estos días. Pasaron las horas y las intervenciones y quedé con muchas dudas, con demasiadas dudas. Me dejó un mal sabor el primer cruce de espadas sobre las negociaciones de paz. Con su malicia infinita el senador Álvaro Uribe llamó al gobierno a firmar rápidamente el acuerdo en La Habana para que lo convenido pasara inmediatamente a la refrendación ciudadana. Entre tanto los miembros de su bancada tomaban la palabra y lanzaban una feroz diatriba contra las conversaciones. No vi una respuesta contundente del lado del gobierno. Incluso, oí después a un parlamentario del oficialismo diciendo que quizás estábamos ante un cambio de posición de Uribe. Cierta resignación del senador con la marcha inexorable del proceso de paz. Nada de eso. Uribe y el Centro Democrático no van a aflojar en su discurso, insistirán una y otra vez en que lo que se cocina en La Habana es un pacto de impunidad y una entrega del país y de sus Fuerzas Militares a las Farc, de ahí no se bajarán. Su idea es utilizar el recinto parlamentario para crear un ambiente que les permita derrotar el acuerdo en el momento de la refrendación y en las elecciones locales de 2015. Vi otra cosa el martes. La oposición de derecha gastará buena parte de sus energías en un juicio permanente al gobierno de Santos; a su vez, muchos parlamentarios afines al gobierno o pertenecientes a la izquierda, dedicarán esfuerzos y tiempo a juzgar los dos mandatos de Uribe y a escudriñar la vida del expresidente. El tren arrancó con la proposición de hacer un debate para examinar los nexos de Uribe con el paramilitarismo. Vi una cosa más. El rostro impávido de muchos senadores cuestionados por su vinculación con la parapolítica, por el derroche infame de grandes sumas de dinero para obtener su curul y por posibles nexos con estructuras ilegales vigentes. Esa gran fuerza de los diversos partidos que llega a la impresionante suma de 33 senadores. Esa bancada mixta que participará poco en los grandes debates, que, no obstante, estará pendiente del trámite legislativo para sembrar uno y otro artículo en favor de sus intereses y que concentrará sus esfuerzos en la obtención de puestos y recursos para alimentar su clan político regional. No veo entonces que sea posible realizar en los meses que vienen un debate racional, serio, argumentado, de gran altura, sobre los acuerdos que se están tejiendo en La Habana y sobre los que salgan de las conversaciones con el ELN. La oposición insistirá en mensajes efectistas, en consignas para inculcar en los electores, su objetivo no es construir consensos o establecer desacuerdos fundados en el seno del Congreso, su mirada está en la calle, en los eventos electorales que vienen. Tampoco ayuda la conformación de la bancada del gobierno. Se pueden contar en los dedos de una mano los parlamentarios de esta coalición que tienen un gran conocimiento del conflicto armado del país, una profunda convicción de la salida política negociada y un discurso de paz fundamentado y ambicioso. No veo que sea fácil escapar a debates permanentes sobre los sucesos de la historia reciente del país. Le será muy difícil a este Congreso poner la mirada en el futuro. Hay demasiadas heridas abiertas. Demasiadas discusiones sin saldar. Los uribistas le cobrarán día tras día la traición a Santos. Los golpeados y ofendidos por Uribe no cejarán en su empeño de esculpir en la piedra de la historia cada ofensa recibida. Solo se puede disminuir el peso de estos lastres del nuevo Congreso con la designación de un ministro del Interior que infunda gran respeto por su conocimiento de los temas que están en juego, por su vocación reformista y por la experiencia en el manejo de la vida parlamentaria. También con un gran esfuerzo y un elevado protagonismo de Antonio Navarro, Claudia López, Horacio Serpa, Carlos Fernando Galán, Viviane Morales, Iván Cepeda,  Jorge Enrique Robledo y Armando Benedetti. La duda es mucha, la esperanza poca. Columna de opinión publicada en Semana.com

  • Guaviare, entre atentados de las FARC y el olvido del gobierno

    Foto Paz y Reconciliación Desde el pasado 16 de julio, las FARC han dado inicio a una fuerte ofensiva en el departamento de Guaviare, que prácticamente se encuentra incomunicado con el resto del país.El inicio de esta ofensiva se dio con un bombazo a la infraestructura vial entre los municipios de Puerto Cncordia y San José del Guaviare. Luego, el 20 de julio, se presentó un nuevo ataque en el sector de Agua Bonita, en San José del Guaviare contra una antena de comunicaciones. Luego, dos días después, en horas de la madrugada, en la zona de Puerto Arturo, a solo diez minutos de la cabera municipal, las FARC volvieron a atacar con explosivos el acceso al departamento. Según la Fundación Paz y Reconciliación, que hace seguimiento al conflicto armado, el primer ataque sería responsabilidad de la compañía Benhur González del frente 44 de las FARC, mientras que los restantes dos habrían sido perpetrados por el frente Camilo Torres, que cuenta con algo más de 100 combatientes. Este tipo de acciones prende las alarmas dado que en lo corrido del 2014 se había presentado una reducción de las acciones armadas de este grupo guerrillero. Según Paz y Reconciliación, en el primer semestre del año, las acciones armadas disminuyeron el 61 % en comparación con el mismo periodo del año anterior. De enero a junio del 2013, por ejemplo, hubo 1.068 acciones subversivas de este tipo, mientras que en este mismo periodo del 2014, ocurrieron 410 atentados. Entre atentados y olvido Desde la década de los setentas, Guaviare es un territorio con presencia histórica para las FARC, con la creación del Frente Séptimo que operaba en la serranía de La Macarena. Este departamento fue uno de los cuatro donde el paramilitarismo nunca logró consolidarse, pese a que en el norte, durante un tiempo, hubo presencia de alias ‘Pirata’ y ‘Cuchillo’. En los diálogos del Caguán a finales de los noventas, las FARC lograron dominar casi de forma absoluta el territorio con retenes y ataques constantes a destacamentos de la fuerza pública. La tendencia parece indicar que la situación en el Guaviare puede empeorar. Según fuentes de inteligencia de la Policía, la compañía de orden público Wilson Palacios –parte del frente 44 que opera al norte del departamento– regresó a la zona. Durante cinco años, esta estructura estuvo prestada al frente 16 de las FARC que opera en Vichada. Dicho frente se ha recuperado de la fuerte ofensiva de la fuerza pública que lo llevó casi a su desaparición, luego de la muerte del ‘Negro Acacio’; ahora cinco frentes de esa guerrilla hacen presencia en el territorio. Según fuentes locales, a los ataques de las FARC se suma el abandono de la región por parte del gobierno nacional. Un funcionario quien prefirió permanecer en condición de anonimato aseguró que las alcaldías y la gobernación han tenido que asumir los costos de la construcción de vías e infraestructura. Entre el 2004 y el 2007, la fuerza pública lanzó una fuerte ofensiva militar en los llanos orientales y las FARC se vieron obligadas a replegase hacia el sur del departamento y el norte de Vaupés. En los últimos años, las FARC crearon dos frentes: el frente 81, que opera en los límites entre Guaviare y el departamento del Caquetá, y el Camilo Torres, predominante en el sur del Meta y norte de Guaviare.

  • Cinco días en el refugio humanitario de Hacarí

    Llegar a Hacarí en Norte de Santander es un trayecto largo. Transcurridas seis horas por la vía que de Cúcuta conduce a Ocaña, en el sitio conocido como La Ye en Ábrego, empieza una carretera de piedras y tierra que desde entonces se vuelve familiar, hasta llegar, dos horas después, al pueblo de Hacarí. Los vehículos de transporte público a falta de un sistema de aire acondicionado, deben bajar las ventanas para dejar ingresar el aire necesario a 30° centígrados; de paso, el cabello y la ropa oscura quedan blancos de la polvareda como en tiempos de carnaval. El siguiente recorrido para llegar al corregimiento de Mesitas, donde está el refugio humanitario, es en moto. Es la única opción para transitar una vía que nunca ha sido pavimentada y que fue construida tramo a tramo, a pico y pala durante años, por los mismos campesinos. Orangel Galvis es padre de una bebé de nueve meses. Tuvo que llevarla, junto a su esposa al casco urbano de Hacarí por temor a que en la montaña de la cordillera oriental fueran alcanzadas por una bala. Fue uno de los primeros en llegar a la Escuela de Mesitas el 16 de junio, cuando decidieron crear el refugio humanitario, una medida de los campesinos para proteger sus vidas que quedan a la suerte de los enfrentamientos que se intensificaron cuatro meses atrás entre militares de la Fuerza de Tarea Conjunta Vulcano y guerrilleros de las FARC, el ELN y el EPL que operan en el Catatumbo. Tienen claro que no quieren abandonar el campo ni volver a dejarse desplazar. Van a defender el derecho a permanecer en la tierra donde nacieron sus padres y abuelos. A esa reunión se unieron 33 campesinos más, miembros de las Juntas de Acción Comunal de veredas de Hacarí, San Calixto y El Tarra. También llegaron quince militares sin haber sido invitados, quienes irrumpieron agresivamente y ordenaron a los hombres ubicarse manos arriba contra la pared para requisarlos. No encontraron más que monedas y uno que otro papel arrugado en sus bolsillos. En ese momento, jóvenes a bordo de tres motocicletas, llegaron a la escuela. Al ver lo que sucedía frenaron y retrocedieron por temor a ser reclutados; los militares sin dudarlo y frente a toda gente, apuntaron con sus fusiles y les dispararon. Por fortuna ninguna bala alcanzó a los muchachos. La reunión continuó una vez los uniformados se marcharon a petición de los campesinos. El incidente les reafirmó con mayor urgencia el riesgo que corrían; cualquier cosa podía pasar porque a la presencia de guerrilleros, se sumaban decenas de militares, enfrentados en combates que duran hasta ocho horas y que incluyen el lanzamiento de bombas. Las balas agujerearon los techos de zinc de sus casas. Los campesinos decidieron ese día que debían buscar un nuevo hogar, mientras los armados se alejaban de su territorio y les permitían dormir sin temores. No se irían con sus hijos, ropas y animales a las ciudades como muchos ya han tenido que hacerlo, sino que permanecerían allí y acamparían cerca a sus fincas para poder trabajar en sus cultivos durante algunas horas al día. Actuaron rápido. El 24 de junio, llevaron carpas de tela impermeable, colchones y hamacas a la Escuela de Mesitas, donde permanecen desde entonces 150 campesinos que conforman 43 familias. Hartos de esta zozobra tan reiterada, su voto en las elecciones recientes fue por la propuesta de paz del Presidente Juan Manuel Santos. Pero en este lugar los sonidos de balas y bombas no dejan de ser escuchados. La escuela, fue cimentada hace cuarenta años aproximadamente por manos campesinas y en buena medida con aportes del Comité de Cafeteros de Hacarí cuando el grano gozaba de popularidad y dejaba ganancias. Los materiales de construcción llegaron a lomo de mula desde el pueblo por un camino de trocha de siete horas. Hoy enseñan allí cuatro profesores y estudian noventa niños desde 1° hasta 9°. Los más pequeños no saben quien es Diego Maradona ni Bugs Bunny, pero conocen perfectamente el ensordecedor ruido que causan los helicópteros al disparar metralla. La escuela está dividida por la carretera que conduce hacia Hacarí y la que conduce hacia El Tarra. Los campesinos se instalaron en ambas salones de un lado y de otro. El lugar que bautizaron Campamento por la vida, la dignidad y la permanencia en el territorioestá respaldado por los líderes campesinos Carmelo Abril, Gilma Tellez, Pablo Tellez, Yonny Abril y otros miembros de la Asociación Campesina del Catatumbo – Ascamcat, una organización que forma parte de Marcha Patriótica. Con ellos, dos ciudadanos españoles de la organización de cooperantes Acción Internacional por la Paz quienes contribuyen a reducir “la situación de riesgo y amenaza que sufren ante los abusos de la fuerza pública y otros actores armados”, y advierten a guerrilleros y militares que deben mantenerse lejos de la escuela porque allí hay niños, mujeres y hombres que no quieren ser parte de la guerra. Antes de viajar a Hacarí, avisaron de su misión a diversos comandantes del Ejército, la Defensoría del Pueblo y la Personería Regional. Ese es el protocolo. Un día después de organizado el campamento en al escuela, los campesinos escucharon un intercambio de disparos que empezó a las 3 de la tarde y se extendió hasta las 7 de la noche. Los niños lloraban y se aferraban a sus madres y padres cada vez que estallaron las cinco bombas que lanzó la Fuerza Aérea en la siguiente ronda de enfrentamientos, entre las 8 y las 10 de la noche. En esa ocasión las balas cayeron a pocos metros del lugar. Luis Ortiz vive cerca a la escuela en una casa de ladrillo. Dice que en aquel momento, su esposa y él abrazan a sus pequeñas hijas de 3 y 14 años y corrieron hacia el muro más grueso de la vivienda tras el que estuvieron sentados en el piso mientras duró la balacera. Esa era su única protección. La mayoría de casas son hechas de tabla o de bahareque (caña entretejida y barro). Como sea, resultan vulnerables ante el lanzamiento de cualquier explosivo, igual que las personas y los animales. “Las vacas que mantienen en la pradera se acercan a la casa cuando empiezan los disparos. También sienten miedo porque el ruido es bravo”, cuenta la señora Ascanio, madre de Luis. Con la luz del día siguiente, decenas de cartuchos de bala quedaron visibles para los campesinos y en un corral vecino, una gallina y una pisca yacían en medio de un charco de sangre, impactadas por la metralla que desde el aire también dispararon los militares. Como eso sucedió cerca a la escuela, la zona más poblada del corregimiento, las balas también entraron por los techos de lata de las humildes viviendas vacías. Sus habitantes ya se encontraban en el campamento. A excepción de aquella noche, el ambiente que se percibe en el campamento de la escuela es de tranquilidad, familiaridad y compañerismo. Entre los 150 campesinos aportan lo que pueden para la alimentación de todos. De sus parcelas llevan bultos de yuca, pimentón y limones; de sus corrales pollos, gallinas y vacas; de sus alacenas sal, azúcar, panela, harina de maíz, chocolate y en ocasiones hacen colectas de dinero para comprar huevos o arroz. Ascamcat ha estado al tanto de que la comida no les falte. Por tres días completos un grupo mínimo de seis personas queda a cargo del rancho, el improvisado lugar tras las Escuela en el que se preparan y sirven los alimentos. En el día y en la noche cada tres horas, dos campesinos cuidan las entradas al campamento. De ellos depende que ningún desconocido y menos portando armas ingrese al lugar. Por medio de Ascamcat, jóvenes de Bucaramanga y Bogotá han llegado hasta Mesitas para cumplir una tarea específica a propósito de los 43 niños menores de 14 años que están en el campamento. Juegan con ellos partidos de futbol en la cancha de la escuela, pintan murales y carteles; realizan talleres de comunicación, y campesinos jóvenes y adultos presentan un noticiero que disfrutan al ver en una improvisada pantalla de tela blanca con ayuda de un proyector ubicado en el patio principal. En las noches, después de comer y lavar sus platos, la mayoría toma asiento y ve películas como ‘La estrategia del caracol’ o los videos que Carlos García, reporte de Prensa Rural ha publicado en internet desde el 24 de junio, en los que los entrevistados, son sus vecinos. Son 150 personas las están casi siempre allí, pero durante el día, otras tantas van a sus fincas a revisar que todo esté en orden, alimentar a los animales y cambiar la ropa que llevan al campamento. La última noche de explosiones y disparos, casi 400 habitantes del corregimiento llegaron completamente aterrorizados buscando salvar sus vidas. El campamento se mantendría hasta el 20 de julio, cuando esperan el gobierno haya tomado cartas en el asunto y se manifieste en otra forma diferente a la del Ejército. Desde este jueves es visitado por una caravana de buses, carros y motos en la que viajaron desde municipios cercanos, quienes se oponen a que situaciones violentas como la que viven los campesinos de Mesitas, se repitan. Los campesinos estuvieron acompañados por periodistas de algunos medios, el gobernador de Norte de Santander Edgar Díaz y Alcaldes de municipios del Catatumbo. “Las comunidades explicaron a viva voz lo que sucede en esa olvidada  zona”. Visitar el Catatumbo significa conocer un territorio de imponentes montañas que resguardan carbón, cobre, plomo, coltan, uranio y petróleo en sus profundidades y de las que brota café, cacao, aguacate, cebolla cabezona, maíz plátano y coca. Esta región, integrada por los municipios de Ocaña, Ábrego, Convención, Teorama, El Tarra, San Calixto, Sardinata, La Playa, El Carmen, Tibú y Hacarí es apetecida por empresas extranjeras dedicadas a la extracción de minerales e hidrocarburos. También por narcotraficantes. Tal vez las primeras semillas de coca que fueron sembradas en Mesitas llegaron desde La Gabarra al menos doce años atrás. De cada cultivo salen tres cosechas al año. Los obreros que ‘raspan’ las hojas de cada mata se ganan 7.000 pesos por arroba entregada a los dueños; estos la pican con una guadaña y venden el kilo a 20.000 pesos. Esa, su única forma de subsistencia, no hace sentir orgullosos a los campesinos, pero en el Catatumbo como en Boyacá y Cundinamarca, la siembra de alimentos deja de ser una opción a medida que pasa el tiempo y abundan productos extranjeros. La historia de familias enteras que a bordo de camiones han tenido que dejar sus hogares de un momento a otro para salvar sus vidas, solo la pueden contar quienes han pasado por eso. En ningún libro está escrito cuando llegaron los paramilitares a La Gabarra o a Tibú y menos, por qué el Ejército Nacional no es bienvenido en las veredas catatumberas, o de qué viven los habitantes de una región, no aislada sino marginada y tildada de ‘guerrillera’, que hasta hace apenas dos años sabe qué es alumbrar el interior de sus viviendas después de las 6 de la tarde con luz de energía eléctrica, como sucede en el corregimiento Mesitas, en Hacarí. Mientras no existió tal servicio, tenían que usar lámparas de keroseno, o velas. En la cancha de la escuela, durante la madrugada del 3 de mayo del año 2012, aterrizaron helicópteros de los que se bajaron alrededor de 50 militares. Obligaron a los campesinos a salir de sus casas y sin documento alguno que les permitiera registrarlas, ingresaron a estas con el fin de hallar objetos que les permitiera incriminarlos con las guerrillas. No encontraron nada. Solo se llevaron por delante la estructura de una de las viviendas cercanas que quedó completamente averiada por el fuerte viento que levantado al despegar. En otra ocasión, en Limoncitos, otra vereda de Hacarí, murió Julián Quintero, un muchacho de 20 años que iba hacia su casa en moto cuando se encontró con un retén del ejército instalado en la carretera. Los militares le dispararon varias veces y quisieron llevarse su cuerpo, pero ante el reproche de los campesinos que presenciaron la escena, eso no sucedió. Fueron funcionarios de la Personería y la Policía del pueblo, quienes hicieron el respectivo levantamiento del cadáver. Su familia lo lloró en medio de sentimientos de rabia e impotencia. Este año, unas semanas antes de ser instalado el refugio, el ejército ametralló desde sus helicópteros hacia un grupo de quince personas que ni usaban camuflados ni intentaban esconderse bajo los arboles cargando fusiles. Eran campesinos que medio desnudos, se estaban bañando en el río San Miguel que pasa por las veredas Manzanares y Villanueva, preferido sobretodo por jóvenes y niños para sofocar el calor de las tardes. Sin embargo dejó de ser visitado desde entonces. Sí, cosas como estas suceden en la Franja de Gaza en oriente medio y también en Colombia. En la Biblioteca Julio Pérez de Cúcuta solo un texto de tres tomos habla de los municipios del Catatumbo. Es la Monografía Ilustrada de Norte de Santander publicada por el periódico La Opinión en 1993. Aunque académico, sus páginas mencionan a los pueblos indígenas Motilón-Barí y Boquiní, “pacificados” por militares españoles y la iglesia católica hacia 1722 y casi exterminados por los rifles de ejecutivos estadounidenses de empresas como la Colombian Petroleum Company cuando defendían su tierra o ‘itta’ en lengua Barí, al ser descubiertos en 1940, los primeros pozos petrolíferos; estas ayudan a comprender el origen del tesón de quienes hoy no abandonarían de nuevo sus hogares ante la amenaza de invasores, vistos ya no a caballo, sino a bordo de camionetas de vidrios oscuros y helicópteros. Cúcuta, la capital de aquel departamento refleja en sus calles ‘el rebusque’, el comercio informal de cachivaches y refrescos de fruta y hielo, obleas, bocadillos y galletas untadas con dulce de ahuyama a precio de huevo. Los cientos de vendedores sin salario fijo ni prestaciones sociales no nacieron allí, escaparon del campo, de la violencia generada por paramilitares, militares y guerrilleros que se enfrentan por dominar territorios y buscan entre los campesinos, a informantes de unos y a simpatizantes de otros para asesinarlos. ¿Y a quién le gustaría repetir aquella dolorosa historia?. Lo menos que desean los campesinos de Mesitas es alimentar más, los cordones de pobreza en las ciudades. Darán hasta el final la pelea por no dejarse sacar de su territorio, que aunque lejano, no guarda silencio. Publicado en Las 2Orillas.com

  • Las presiones para sacar a Genaro Gutiérrez

    Foto Publimetro Hace mes y medio vi a Javier Genaro Gutiérrez, presidente de Ecopetrol, en una reunión con expertos internacionales y nacionales en las tareas del posconflicto. No había allí otro gerente de una gran empresa colombiana. Tomaba atenta nota de todo cuanto decían los participantes sobre cómo llevar a las regiones los acuerdos de paz de La Habana y sobre las obligaciones de la sociedad civil y de las empresas en el proceso de reconstrucción y reconciliación del país. Lo había visto seis meses antes recibiendo las recomendaciones de otro grupo de personas contratadas por Ecopetrol para señalar los escenarios del futuro inmediato de Colombia y hacer recomendaciones sobre el papel de la empresa en los años venideros, especialmente en el terreno social. En otras oportunidades lo había visto en compañía de los directivos de la Red de Programas de Desarrollo y Paz hablando de cómo gestar una relación más armónica y más comprometida de la petrolera con las comunidades en las zonas de explotación y transporte del crudo. Esto no es común en los líderes empresariales colombianos. Lo común es una indiferencia que raya en el desprecio por los problemas sociales, un egoísmo impresionante, una lejanía frente a las angustias de la gente y de las regiones. Lo común es que los empresarios se dediquen a hacer dinero sin importarles lo que ocurre en su entorno social. Por eso quiero hablar en esta columna de la preocupación que manifiestan en estos días algunos activistas sociales y también algunos funcionarios de Ecopetrol. Sienten que hay presiones poderosas para sacar a Genaro Gutiérrez de la presidencia de la compañía. Además de la apuesta por la gente, por las regiones y por la paz, Gutiérrez tiene otras cualidades indispensables para este momento de la empresa y del país. Fue él quien sacó a Interconexión Eléctrica ISA del hueco en que había quedado después del apagón a principios de los años noventa y conquistó nuevos socios para el negocio, dando muestras de una gran habilidad gerencial en momentos críticos. Fue él quien lideró también la venta de acciones que convirtió a cerca de 500.000 colombianos en propietarios de la compañía petrolera y generó un ambiente de identidad nacional con la empresa. Ecopetrol, claro está, no pasa por un especial momento de crisis, pero afronta grandes retos de exploración para hacer crecer las limitadas reservas que ahora tiene el país; de competitividad; de internacionalización; de cumplimiento de metas; de liderazgo en el sector minero-energético para construir una nueva legislación y una nueva institucionalidad de cara a los compromisos sociales y ambientales que están reclamando importantes sectores de la sociedad civil. Tiene también que dar una respuesta en clave de paz y posconflicto al grave daño que le está causando la guerrilla con los atentados a la infraestructura y con el influjo violento sobre la protesta social. En todo esto puede jugar un gran papel Genaro Gutiérrez. Es un secreto a voces que la presión principal viene de Pacific Rubiales. El debate sobre el momento de reversión del Campo Rubiales al Estado y las condiciones en que debe hacerse han suscitado bastantes molestias e inquietudes en los directivos de la empresa canadiense. También la precaución o la reticencia a la hora de autorizar la tecnología Star en el recobro de petróleos pesados por posibles daños ambientales o destrucción de reservas explotables en un futuro. Pacific Rubiales, que ha contado con la manga ancha del Estado para explotar el más fabuloso de los negocios que se ha realizado en Colombia y que ha logrado una influencia impresionante entre líderes políticos y medios de comunicación, no soporta trabas o condiciones en su camino. Pero el gobierno nacional no puede aceptar estas presiones. Ya pasó el tiempo en que era fácil hacer las cosas tras bambalinas. Pasó el tiempo en que las decisiones se tomaban por arriba sin contar con la opinión pública. La salida de Paula Arias de la Dirección de Colciencias porque se atrevió a denunciar un posible recorte drástico de presupuesto para la entidad dejó un muy mal sabor en sectores de la ciencia y la cultura. Ahora no puede ocurrir que por intentar hacer valer intereses del país ante una compañía multinacional salga un líder empresarial que puede ser especialmente útil para el gobierno en la construcción de la paz. No es esto lo que esperan los colombianos en el arranque del segundo mandato de Santos. Columna de opinión publicada en Semana.com

  • Santos, la Tercera Vía es un árbol seco

    Fotos El Universal En los días en que se realizaba el foro de los expresidentes Clinton, Blair, Cardoso, Lagos y González en Cartagena me llamó un amigo ecuatoriano que ha tenido mucho que ver con las reformas económicas y sociales del presidente Rafael Correa. Me dijo que Santos cometía una grave equivocación al insistir en las fórmulas desgastadas y lejanas de la Tercera Vía para buscar soluciones a los problemas de Colombia. Que América Latina estaba saliendo muy bien librada de la crisis económica mundial y se encontraba en una fructífera búsqueda de alternativas políticas y sociales para encarar los retos que plantea la globalización. Que nuestro país debía mirar más hacia la región que hacia Europa y Estados Unidos al momento de desatar los cambios y las reformas. Me acordé entonces de una conversación que tuve con Germán Vargas Lleras en su apartamento cuando se disponía a salir del Ministerio del Interior para el Ministerio de Vivienda. Decía que al proyecto de Santos le hacía falta una vigorosa apuesta social y le había oído al expresidente Lula que los cambios sociales empezaban por entregarles viviendas gratis a los más pobres. Decía que el Estado colombiano tenía importantes recursos económicos para redistribuir y podía acceder a muchos más en los años venideros. Que en ese momento, por ejemplo, el gobierno tenía más de 30 billones de pesos en fiducias y las 100.000 viviendas anunciadas costaban solo 4,2 billones. Cuento estas dos anécdotas para darle realidad y sentido al debate sobre un modelo económico social para nuestro país. La Tercera Vía fue el recurso que encontraron los laboristas ingleses y los demócratas norteamericanos para responder a la aplanadora de libre mercado y al desmantelamiento del Estado de Bienestar que pusieron en marcha Ronald Reagan y Margaret Thatcher en los años ochenta del siglo pasado. Los países desarrollados habían respondido a la amenaza comunista fortaleciendo el Estado mediante una gran tributación y una generosa redistribución por la vía de la seguridad social. Reagan y Thatcher llegaron para dejar la sociedad a merced de las fuerzas del mercado. La Tercera Vía fue el intento de poner un punto medio entre el ‘Estado de bienestar’ de la socialdemocracia y el potente proyecto neoliberal acudiendo a la fórmula ‘Tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario’. La disputa no se ha saldado aún, pero me temo que las recetas neoliberales están ganando la batalla en esos países. La Tercera Vía es un árbol seco. Lo de nosotros es completamente distinto. Tenemos un desarrollo medio; la fuente de nuestros principales recursos no es la industria y el conocimiento, son el suelo y el subsuelo; no hemos tenido algo que se parezca al ‘Estado de bienestar’; en algunas zonas del país no hay siquiera Estado, mercados legales y ciudadanía, que son pilares básicos de la sociedad moderna. En esos sitios impera aún un inveterado conflicto armado en trance de solución. Hay varias etapas por recorrer y ahí nos sirven mucho más los ejemplos de la región como señaló mi amigo ecuatoriano y como intuyó Vargas Lleras. Aquí está el árbol verde. Con una malicia infinita dijo Lula que el camino era “repartir para crecer” y no como se afirmaba en las altas esferas de las finanzas internacionales “crecer para repartir”. Le dio resultado. Sacó a 30 millones de personas de la pobreza y al tiempo convirtió a Brasil en una gran potencia económica. Caminos parecidos están recorriendo Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, Humala en Perú, Bachelet en Chile. ¿Repartir qué? Conocimiento en primer lugar. Brasil está invirtiendo en este momento más del 7 por ciento del PIB en educación y aspira a llegar en los próximos años al 10 por ciento mientras Colombia está en un poco más del 4 por ciento. Casas, tierra, crédito. Todo, porque todo está por repartir en un país dolorosamente desigual. Ahora bien, para repartir primero hay que conseguir. Pero en este campo también todo está por hacer. La tributación en Colombia apenas llega al 15 por ciento del PIB cuando en Brasil y Chile está alrededor del 30 por ciento. Los recursos provenientes de la minería y el petróleo son aún pobrísimos y mal utilizados a pesar de que estas industrias son el eje de la economía. La tierra vasta y ociosa no paga impuestos. La corrupción y las onerosas exenciones tributarias a los grandes ricos se llevan no menos del 10 por ciento del PIB. Aquí lo que se necesita es un Estado fuerte, transparente, con una gran apuesta social, volcado a impulsar la generación de riqueza productiva con los recursos que salen de la riqueza natural. Columna de opinión publicada en Semana.com

  • El peligro inminente en el que están los dirigentes de Marcha Patriótica en el Caquetá

    Foto Notimundo Representantes de Marcha Patriótica del departamento de Caquetá denunciaron el incremento de las amenazas contra líderes sociales y organizaciones que hacen parte de este movimiento social.  Las denuncias se suman a las hechas recientemente por la exsenadora Piedad Córdoba, quien advirtió que desde el nacimiento del movimiento en el año 2012 hasta la fecha van 60 miembros asesinados. En entrevista con distintos medios de comunicación, la exsenadora dijo que “existe una persecución contra el movimiento”. Varios líderes han denunciado que el gobierno no ha cumplido con los compromisos pactados para garantizar su seguridad. Según el diputado Eduardo Franco Jojoa, sobreviviente de la UP y líder de la Marcha Patriótica en el Caquetá: “hay un riesgo mientras por un lado el Estado negocie la paz y por otro la Fuerza Pública tenga otro discurso”. Para Franco, lo preocupante no solo son las amenazas recibidas, de las cuales también es víctima, sino que la sociedad civil está expuesta al escalamiento militar que se ha incrementado en la región. “Desde que arrancaron las negociaciones, no ha habido ningún cambio en el discurso de la Fuerza Pública, continúa la estigmatización, el señalamiento y el control excesivo”, dijo. El diputado se referió a los retenes por parte del Ejército en los que, según él, a los campesinos se les exige mostrar la factura de su compra cuando portan mercado o medicinas. Si los campesinos no poseen la factura son despojados de sus mercados con el argumento de que son para la guerrilla y se les acusa  de ser colaboradores. Para él, este trato alienta a los grupos delincuenciales a amenazar, intimidar e irrespetar los derechos de los dirigentes sociales. En el Caquetá durante los meses de abril y mayo  circularon cinco panfletos firmados por el Bloque Andaki de las Águilas Negras, dirigidos contra organizaciones y líderes que integran la Marcha Patriótica. En los panfletos se acusa a más de 20 líderes sociales y a las organizaciones Coordinadora Departamental de Organizaciones Sociales, Ambientales y Campesinas del Caquetá (Coordosac), Unión Patriótica, Partido Comunista, Caguán Vive, entre otras, de conformar el brazo político de las Farc. Las amenazas les dan un ultimátum a sus representantes para salir del departamento. Uno de los panfletos advierte que sentenciará de pena de muerte a los “guerrilleros los cuales se opongan a nuestro gobierno y el accionar de nuestras fuerzas contra insurgentes y que además han lavado el cerebro a todos los campesinos de este departamento haciéndose pasar por políticos de bien y defensores de derechos humanos”. En el panfleto, los amenazadores conminan a los campesinos a “dejar de joder” con los paros y las cumbres agrarias. “Ya les habíamos dado un ultimátum y no quisieron hacer caso y ya estamos viendo el momento ideal para acabarlos a todos de un solo golpe malditos guerrilleros y acabar esta plaga en Caquetá”, agrega la amenaza. En otra amenaza, el grupo delincuencial relaciona 16 nombres de líderes de izquierda del Caquetá (de los cuáles nos abstenemos de publicar sus nombres para no exponerlos), entre los que están sindicalistas y defensores de derechos humanos, con supuestos nombres de guerrilleros. Al final, la intimidante comunicación anuncia que “quedan 154 auxiliadores pendientes en revisar (sic) en beneficio de los campesinos secuestrados en estos territorios”. Las amenazas, que han sido puestas en conocimiento de las autoridades, ofrecen recompensas por las muertes de los líderes. Sorprende que entre los amenazados aparecen dos nombres de alcaldes de izquierda, Domingo Pérez, de San Vicente del Caguán, y Arlex  Gómez López, de La Montañita, quienes han tenido que hacer un esfuerzo enorme para que no los estigmaticen por gobernar en territorios donde las Farc han tenido una presencia histórica. El diputado Franco ha enviado sendas comunicaciones a la Procuraduría, la Fiscalía y al Gobierno nacional pidiendo que investigue el origen de las amenazas. Según conoció LAS2ORILLAS, las autoridades manejan la hipótesis de que se trata de delincuencia común. No obstante, en la región varias fuentes consultadas temen un rebrote paramilitar. Una fuente, que pidió la reserva de su nombre, se refirió al asesinato el pasado 4 de junio de dos familiares del concejal de Florencia del Partido Verde, Juan Fernando Olarte Collazos y un mayordomo, quienes fueron acribillados y posteriormente incinerados. “El modus operandi es clásico de prácticas paramilitares”, dijo. Los temores no son para menos. En el Caquetá recientemente han aparecido comunicaciones de nuevos grupos con nombres como Guerreros del Yarí, Corporación Nación Libre y Movimiento Anticomunista de Renovación Regional; que según los caqueteños, pertenecen a las viejas estructuras paramilitares pero usan nombre nuevos con el fin de reinventar la manera de delinquir.

  • No es cierto Uribe, no es cierto

    Foto UDEA El senador Álvaro Uribe Vélez les envió una carta a los expresidentes Fernando Cardoso del Brasil, Ricardo Lagos de Chile, William J. Clinton de Estados Unidos, Felipe González de España y Anthony Blair del Reino Unido, quienes visitaron el país para apoyar el proceso de paz y participar en el foro sobre la ‘Tercera Vía’. Les dice: “Durante las negociaciones entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Farc, las acciones criminales de este grupo terrorista se han incrementado en contra de los colombianos y del futuro de las nuevas generaciones como lo demuestran las cifras de asesinatos, secuestros y ataques contra la infraestructura del país”. La afirmación no tiene fundamento y para demostrarlo apelo al seguimiento que durante diez años he realizado, con mi equipo de trabajo, a las actividades de esta guerrilla, recolectando información en terreno y consultando paso a paso los datos de la Fuerza Pública y de la propia insurgencia. Miremos un primer gráfico: Acciones de las Farc en el primer semestre Evolución anual de las acciones de las Farc- 1997-2013 En esta serie larga, de 17 años, se puede ver que es ahora, en este semestre, donde menos acciones bélicas realiza el grupo armado. Ni en el mejor momento de Uribe, cuando arrancó su gobierno y las Fuerzas Armadas lanzaron la ofensiva, las acciones fueron tan bajas. También Uribe ha venido afirmando durante los últimos tres años que las Farc tomaron fuerza nuevamente en el gobierno de Santos. Pero la gráfica muestra que después de una caída fabulosa de las actividades de la guerrilla -entre 2003 y 2008- empezó un periodo de ascenso sostenido de las acciones insurgentes que tuvo su punto más alto en 2011 en la antesala de las negociaciones de la Habana. En 2008, después de muchos éxitos, se produjo el grave error de Uribe. En ese momento acuñó la frase de que estábamos en el fin del fin de las Farc. Nosotros le dijimos que eso no era verdad. Apuntalados en el conocimiento profundo que teníamos de la guerrilla, le advertimos que las Farc estaban en un proceso de adaptación a la gran ofensiva de la fuerza pública, que los golpes sucesivos que habían recibido las habían llevado a cambiar de estrategias y a transformar sus estructuras organizativas, que volverían a tomar la iniciativa en algunas regiones, que no era el momento de cantar victoria. En esos meses Uribe estaba empeñado en la segunda reelección y creía que la proclamación de un triunfo definitivo sobre las guerrillas era el pasaporte para que las instituciones y los ciudadanos le dieran la entrada a un tercer periodo presidencial. No fue así. Ahora cree que la exageración de las acciones de la guerrilla, la exaltación de la inseguridad del país, la apelación al miedo, lo llevarán de nuevo al poder por mano propia o ajena. La ambición de poder lo ciega. La ambición de poder lo lleva a escribirles cosas que no son ciertas a líderes políticos de gran experiencia como Clinton, Lagos, González, Blair y Cardoso, en la creencia de que ellos, como una parte importante de los colombianos, se tragarán esas mentiras. Columna de opinión publicada en Semana.com

  • Farc culmina con balance positivo segunda tregua del año

    Foto Presstv Las FARC -EP en el marco del actual proceso de paz han  anunciado cuatro treguas unilaterales. La cuarta tregua se desarrolló entre el 9 de junio y el 30 de junio de 2014. En este periodo se realizaron 11 acciones armadas, 10 por iniciativa de la fuera pública y una por parte de las FARC- EP, decir solo hubo una acción violatoria de la tregua. El éxito de esta tregua nuevamente está cercano al 97%. El siguiente cuadro muestra el total de acciones de la Fuerza Pública durante los días de la tregua. La acción violatoria se produjo el 16 de junio de 2014 en el Araracuara, jurisdicción del municipio de Solano en el departamento de Caquetá. La información recogida en terreno indica  que se lanzó un tatuco a la base militar en la zona desde el otro lado del rio Amazonas,  el hostigamiento duró desde las 10 pm a las 5 am y el responsable seria el frente 15 de las FARC- EP, por lo que primera vez que este frente violaría una de las cuatro treguas. En este punto se debe aclarar que una tregua unilateral como la declarada por las FARC – EP, se refiera al cese de las acciones con iniciativa militar de este grupo armado ilegal, como emboscadas, ataques sorpresas, entre otros. Sin embargo, las acciones defensivas son aceptadas, es decir, aquellas en las que las estructuras guerrilleras son atacadas y se ven obligadas a defenderse. Balance primer semestre 2014 Igualmente durante el primer semestre del año 2014 se presenta una reducción del 61% de las acciones armadas al compáralas con el mismo periodo del año anterior. Entre enero y junio de 2013 se presentaron 1068 acciones armadas que involucraron estructuras de las FARC – EP y de la fuerza pública. Durante este mismo tiempo en 2014 se han presentado 410 acciones, lo que indica la reducción señalada. Esta reducción de la actividad armada de las FARC obedece al menos a dos razones principales. Por un lado las FARC-EP se encuentran en una situación compleja ya que el modelo de negociación que se escogió fue discutir en medio de las hostilidades, el Gobierno colombiano no aceptó un cese bilateral de fuego, ya que el costo político podría ser alto. En segundo lugar esta reducción de acciones armadas es consecuencia de las propias treguas declaradas durante el presente año, un total de 46 días de tregua se han producido en el 2014. El año pasado en el mes de junio hubo 131 acciones, este año en junio van 15, de las cuales 4 se hicieron los días previos a la declaración de la cuarta tregua y como se mencionó 11 durante la tregua, de las cuales solo una fue violatoria.

  • El ELN, la campaña militar en sus 50 años

    Foto de Las 2Orillas En el marco de la celebración de los 50 años de su nacimiento, el ELN ha iniciado una campaña militar en las siete regiones del país donde se encuentra operando. Además de constituirse como un acto político de conmemoración, esta campaña busca visibilizar la capacidad militar de la segunda guerrilla del país, con el propósito de presionar al gobierno colombiano para que se avance en el proceso de diálogos exploratorios que se adelanta actualmente entre este grupo insurgente y el gobierno de Juan Manuel Santos. Hasta el 30 de junio de 2014, el ELN ha realizado 186 acciones, de las cuales 38 han sido hostigamientos, 24 emboscadas, 16 combates y 15 han sido acciones de francotiradores. Se destaca la campaña contra la infraestructura petrolera que en lo corrido del año ha sido objeto principal de las acciones armadas de esta insurgencia y ha mostrado un aumento considerable con respecto al accionar del año pasado. Mientras que en el 2013 durante los primeros 6 meses del año el ELN realizó 17 ataques contra infraestructura petrolera, para el año en curso se han registrado 52, casi la tercera parte de la totalidad de las acciones de esta guerrilla en 2014. Dichas acciones afectan la economía colombiana ya que obliga a la suspensión del bombeo de crudo, situación que según Orlando Cabrales (viceministro de Minas y Energía) se ha traducido en la disminución de producción de crudo. Estas acciones ratifican la presencia histórica del ELN en Arauca, Norte de Santander y Chocó, departamentos donde se concentra la mayor cantidad de las acciones armadas. Llama la atención las  acciones de los últimos días por parte del Frente Darío Castro en Antioquia; del Frente de Guerra Oriental en los departamentos de Boyacá y Casanare, y la acciones que ha tenido lugar en Bogotá y Medellín. En referencia a los atentados registrado en Bogotá y Medellín es necesario decir que en el marco del IV Congreso en 2006, el ELN crea el  Frente de Guerra Urbano  como parte de la estrategia de recomponer su trabajo político militar en las ciudades. La acción realizada en Medellín por parte del comando urbano Antonio Galvis del Frente Urbano en el occidente de la ciudad de Medellín el domingo 22 de junio en contra del batallón de policía militar, cuando se realizaba una visita de delegaciones militares extranjeras, sería una muestra del desarrollo  del componente militar del frente urbano del ELN, que tiene comandos  en las ciudades de Bogotá, Cali, Bucaramanga y Barranquilla. La acción desarrollada en la ciudad de Bogotá el pasado 20 de julio  en el parque Lourdes, fue ejecutada por el Frente de Guerra Oriental que actúa en Arauca, los Santanderes, Casanare y Boyacá, y que mantiene autonomía con respecto a las demás estructuras, incluso del Frente Urbano. El Frente de Guerra Oriental es el frente más sólido del ELN, su comandancia no se ha visto gravemente afectada por operaciones militares y su financiación proviene de las extorciones a las empresas multinacionales que explotan recursos naturales en su área de influencia, lo que le ha permitido mantener históricamente independencia en sus acciones frente al Comando Central –COCE.  Esta es la fuerza más especializada militarmente del ELN, lo que le permite desarrollar acciones con francotiradores y emboscadas. Se encuentra al mando de alias Pablito. Esta estructura ha anunciado un paro armado para conmemorar los 50 años de fundación del grupo guerrillero. El paro se desarrollará durante 72 horas, entre las  6.00 a.m. del 3 de Julio y las 6 a.m. del 6 de julio. El último paro armado de esta guerrilla tuvo lugar los días 14 y 15 de julio durante la segunda vuelta presidencial en el departamento del Chocó, donde actúa el Frente de Guerra Occidental. En los próximos meses se espera que el ELN continúe su campaña militar con la intensión de visibilizar su capacidad militar en sus zonas de influencia y así presionar los avances en los acercamientos  con el Gobierno Nacional. Una campaña militar conjunta entre las guerrillas también es posible, con el propósito de mostrar unidad al interior de las dos agrupaciones subversivas.

  • Si la política en Colombia fuera seria

    Foto de La Silla Vacia Hay unos resultados absolutamente claros, absolutamente precisos. Ganó Santos con la ayuda decisiva de la izquierda. Perdieron Vélez y Marta Lucía Ramírez con una alta votación. El voto en blanco, cuyo principal promotor fue el senador Jorge Enrique Robledo, registró menos del 4 por ciento de la votación. Si la política fuera seria no habría ninguna duda sobre el papel que le corresponde a cada quien en los próximos cuatro años. Santos tendría que conformar una nueva coalición política y un gabinete ministerial para la paz y las grandes reformas donde la izquierda tuviera un lugar privilegiado. El Centro Democrático, en cabeza del senador Álvaro Uribe y el sector del Partido Conservador que acompañó a Marta Lucía Ramírez, tendrían que consolidar una oposición de derechas pura y dura. Y los sectores del Polo Democrático y de la Alianza Verde que llamaron a votar en blanco tendrían que agruparse y perfilar una oposición de izquierda radical. Ese es el nuevo mapa político del país. Las elecciones del 15 de junio lo revolcaron todo, lo rompieron todo. Pero ahora resulta que los líderes de izquierda que se la jugaron  para que ganara Santos y su proyecto de paz, que tuvieron esa audacia impensable, ese arrojo extraño, para una corriente política siempre rígida, siempre marginal, no se atreven a exigir una participación decisiva en el gobierno que arranca el próximo 7 de agosto. No se atreven a pedir un papel protagónico en la conducción del Congreso. Mataron el tigre y se asustaron con el cuero. Me cuesta creer esto. El domingo 15 en la noche cuando veía el alborozo de todos mis amigos de la izquierda con la victoria pensaba que el mismo lunes ya tendrían un plan de grandes reformas sociales y políticas para proponerle al nuevo gobierno  y  unos nombres para el nuevo gabinete. No ha ocurrido así. Volvieron las dudas. Volvió la incertidumbre. Los del voto en blanco se van a salir con la suya, van a arrastrar otra vez a la oposición a toda la izquierda. Como van las cosas Robledo va a imponer de nuevo su voluntad en el Polo y el espíritu de Peñalosa ambiguo y difuso se va a imponer en los verdes. Y Santos tampoco le ha hecho honor, en estos días, a la nueva realidad política. El mandato del 15 de junio es la paz y las reformas y  la conducción del Congreso debía estar en una persona a la altura de este reto, una persona con peso histórico, una persona que surja del consenso entre todas las fuerzas que apoyaron a Santos en la segunda vuelta. Sé quién debería ser, más no lo digo. Pero se están haciendo los arreglos de siempre. La presidencia del Senado y las mesas directivas se están repartiendo entre parcelas políticas de acuerdo a los resultados clientelistas de marzo. Y si nos atenemos a lo que sale en los medios de comunicación sobre el gabinete ministerial todo va a quedar igual. Se va a reeditar el gobierno de Unidad Nacional. La U, los liberales, los conservadores y Cambio Radical, con pequeñas variaciones, van a tener las mismas carteras. Solo habrá cambio de algunos nombres. Y cuando se habla de las reformas a la educación, a la salud, al campo, a la política, a la Justicia, se alude a proyectos que se intentaron en el Congreso pasado, que están en las gavetas del gobierno. No se habla de un nuevo espíritu para estas leyes, no se habla, por ejemplo, de conformar mesas de trabajo con nuevos protagonistas de la izquierda y de las fuerzas sociales que le darían una visión muy distinta a los cambios que requiere el país. Esto no es serio. No corresponde al discurso de la victoria donde Santos dice que rectificará lo que haya que rectificar y que reformará lo que haya que reformar. Para que las cosas sean aún menos serias solo falta que Marta Lucía Ramírez y las personas que la acompañaron acepten la reconstrucción de la unidad del Partido Conservador y su ingreso pleno al gobierno. Así se desmembraría también la oposición de derechas que se configuró en la segunda vuelta presidencial. Digo esto a 20 días de la instalación del Congreso y a un mes largo de la proclamación del nuevo gobierno y quisiera equivocarme con los rumbos de la izquierda y con las decisiones de Santos; porque el momento es excepcional para intentar una paz con reformas profundas y para configurar un sistema político serio donde los que ganan gobiernan y los que pierden hacen oposición responsable pero recia. Columna de opinión publicada en Semana.com

  • Inauguración de la nueva sede de Paz & Reconciliación

    El equipo de trabajo de la Fundación Paz & Reconciliación presentó a sus socios, aliados estratégicos y amigos la nueva sede de trabajo. En cabeza del Director Ejecutivo León Valencia, la Fundación trabaja y avanza día a día para presentar un análisis objetivo de los principales acontecimientos políticos y sociales del país. La sede ubicada en el barrio La Castellana, en el norte de Bogotá, se convierte en un centro de estudio y referencia de investigaciones sociales, para el aporte a la discución y el debate público en la construcción de una democracía más solida.

  • Gobierno y ELN, otra mesa, otra angustia

    Foto El Tiempo Fue una muy buena decisión sacar a la luz pública, a pocos días de las elecciones, las conversaciones exploratorias que adelantan el gobierno y el ELN. Óscar Iván Zuluaga salió a decir que era una utilización electorera de la paz. Sin duda, el anuncio tenía la intención de mostrar a Santos como el hombre capaz de llevar a las dos guerrillas a la desmovilización y el desarme y conseguir una paz estable y duradera. Pero el ELN tenía también el propósito de dejar servida la mesa por si ganaba Zuluaga, de modo que el nuevo gobierno tuviera que contar con estos diálogos. Se supo que estas conversaciones venían de tiempo atrás y avanzaban lentamente. Al hacerlas públicas es muy posible que adquieran un ritmo distinto y eso, quizá, llevará a que en el año 2015 se cierre el conflicto armado y se inicie la tercera fase, la de cumplir los acuerdos y dar paso al posconflicto. No será en todo caso fácil sostener por un tiempo dos mesas de negociación. Ya hemos visto los altibajos de la mesa de La Habana y las graves disputas que se han generado en el país con cada acuerdo que se logra con las Farc. El ELN suscita menos resistencias y genera menos polémicas, pero no por eso serán más sencillas las conversaciones. Hay temas duros como el de los recursos naturales. Esta guerrilla ha hecho del sabotaje a la industria petrolera y a la minería un arma política. Ha convertido en bandera propia los reclamos que las comunidades, los gobiernos locales y las organizaciones ambientalistas les hacen a las grandes empresas de la minería y el petróleo. Al tiempo ha hecho de la minería ilegal y del contrabando de gasolina una fuente de sus recursos económicos. Es probable que en algún momento lleven este tema a la mesa y la discusión será aún más espinosa que la generada alrededor de las zonas de reserva campesina en las negociaciones con las Farc. El gobierno y el ELN tienen, no obstante, la alternativa de convertir el debate sobre la minería y el petróleo en un gran diálogo nacional. Ahora sabemos que más del 60 por ciento de las protestas sociales que se han producido en los últimos tres años en el país han estado ligadas a las explotaciones mineras y petroleras; ahora sabemos de los graves problemas que tiene la legislación minera y las deficiencias inocultables que tiene la institucionalidad que regula la minería y el petróleo. Las negociaciones, con el ELN pueden ser una oportunidad para empujar un dialogo en toda la sociedad y construir un propósito nacional alrededor de la explotación de los recursos naturales. En este caso la mesa de conversaciones serviría para animar el diálogo y promover el encuentro entre el gobierno central, las empresas del sector, los sindicatos, las organizaciones no gubernamentales y los gobiernos locales. Un diálogo de cara al país, pero sobre todo de cara a las regiones que afrontan el reto de convertir la riqueza natural en riqueza productiva respetando los derechos sociales y ambientales inalienables de las actuales y futuras generaciones. Esta sería una iniciativa que le daría sentido al punto de participación de la sociedad que el gobierno y el ELN anunciaron como acuerdo en el comunicado conjunto que dieron a conocer el 10 de Junio. Pero sería algo más que eso, en realidad, respondería a una necesidad imperiosa del país que anda dando tumbos en la explotación de sus recursos naturales. Nota. Hay otro diálogo igual o más importante que el que adelanta el gobierno con las guerrillas. Es el diálogo entre las izquierdas y de las izquierdas con el presidente Santos. Ya nadie discute que líderes del Polo, de la Alianza Verde, de los Progresistas y de Compromiso Ciudadano, fueron decisivos para el triunfo electoral de Santos y deberían ser decisivos a la hora de establecer la agenda de reformas para los próximos cuatro años. Alrededor de la reforma profunda del campo colombiano, de la educación, de la salud y de las relaciones laborales, se tendría que establecer una conversación permanente entre las diversas corrientes independientes y de izquierda y al mismo tiempo empezar un diálogo con el presidente Santos y con el vicepresidente Germán Vargas Lleras. Se trata, como lo han dicho algunos de estos líderes, de hacer valer lo que se aportó en las urnas, sin perder la independencia y sin declinar la crítica. Columna de opinión publicada en Semana.com

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