
Tenía seis años cuando escuchó por la radio la noticia: una protesta de estudiantes contra la organización de los Juegos Olímpicos del 68, terminó en una matanza indiscriminada por parte del ejército. Los muertos podrían haber llegado a 500. La mamá de Claudia Sheinbaum en ese momento era profesora de la UNAN. Conocía a muchos de los estudiantes caídos y los que habían llevado presos a la terrorífica prisión de Lecumberri. Allí visitaban a dos de los líderes más aguerridos del movimiento estudiantil, Raúl Álvarez Garín y a Salvador Martínez de la Roca. También conversaban con la escritora Elena Poniatowska quien escribía un libro sobre esa cárcel desde los años en los que fue detenido su amigo Álvaro Mutis. Desde esa época la recién elegida presidente mexicana forjó su camino a la política. Por eso, cuando un periodista cualquiera le pregunta, quién es la persona a la que ella le debe todo en la política esperan que responda que es el actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, pero no es así, ella responde que es uno de los amigos de sus padres, Raúl Álvarez Garín. Fue uno de los líderes de las protestas del 2 de octubre del 68 y duró muchos días desaparecido hasta que sus padres lo encontraron hecho un guiñapo de sangre en el suelo de Lecumberri. Al salir de la cárcel se convirtió en un político activo de México, creó el partido de la Revolución Democrática y a partir de sus columnas en el periódico La Jornada ayudó a forjar más de un espíritu inquieto. Murió de cáncer en el 2014.