
La juez tolimense Sandra Liliana Heredia arrancó a leer la sentencia de 1.000 páginas en la que se dictará el fallo que absolverá o condenará a Uribe. Antes de empezar su lectura, la juez fue muy crítica contra los medios de comunicación. Aunque no señaló a Semana, todos sabían que se refería también al perfil que sacó la revista señalándola como una juez de izquierda. Un perfilamiento que podría ser muy peligroso para su seguridad y el de su familia. La juez también ha recibido presiones por parte de juristas que intentaron darle una clase de derecho en una carta que contenía 38 firmas: “La justicia no se arrodilla ante el poder, no ve nombres, ni estaturas”, afirmó en un discurso que emocionó a propios y extraños, y en el que aprovechó, además, para agradecerle al “ciudadano” Álvaro Uribe por la buena disposición que ha tenido en enfrentar este juicio que podría significar su muerte política.
En el momento mismo en que leía su sentencia, afuera, en Paloquemao, seguidores del expresidente que fueron a apoyarlo, golpearon incluso a un reportero de una agencia de noticias china. También se produjeron encontronazos entre los seguidores del expresidente y varios de sus opositores. Mientras tanto, trabajadores de la judicatura salieron a apoyar a la juez.
En la lectura de 1.000 páginas, la juez muestra el rigor con el que ha tomado este juicio. Espulgó, palmo a palmo, las razones de sus decisiones, algunas que han traído polémica, como afirmar y demostrar que Juan Guillermo Monsalve era un testigo creíble y que el uso de las interceptaciones telefónicas entre Cadena y Uribe eran válidas, además del uso del reloj espía.
La juez también tuvo que soportar la presión del hijo menor del presidente, Jerónimo Uribe, quien se movía durante la sesión de lectura de sentencia de manera incesante. En los últimos días escribió una carta de dos páginas contra la juez Heredia, que medios tan sesgados como Semana, publicaron sin contrastación de fuente titulándolo de esta manera “Álvaro Uribe ya es inocente”. Según la revista Raya, la carta de Jerónimo se caracterizaba por utilizar un argumento que no tiene precedentes: sugirió que la inteligencia artificial podría revisar las pruebas y concluir que su padre era inocente. “Con todo el acervo probatorio disponible en redes y canales digitales, muy pronto, profesionales y aficionados someterán el fallo al examen de la inteligencia artificial”, escribió sin aportar elementos jurídicos, buscando restar credibilidad al fallo de la jueza Sandra Liliana Heredia”.
El propio expresidente Uribe ha sostenido que esto forma parte de una “persecución política”, ordenada por el presidente Santos y que tuvo respaldo en Petro.
A todas estas, la juez, antes de leer el fallo, dio una explicación pormenorizada de las razones que tuvo para desestimar los alegatos de la defensa. Sea cual sea la decisión, ya la jueza tiene un problema mayúsculo y es la sevicia y la mala intención que han usado, tanto el expresidente como su entorno inmediato, así como sus medios amigos, contra una juez que se hizo a pulso, que tuvo que pagar sus estudios a punto de trabajo, que nació en el Tolima y que cree, por encima de todo, en que la justicia es para todos.