
Casi que, tomado por un impulso, Donald Trump decidió atacar el pasado sábado en la noche las principales reservas nucleares de Irán. En días pasados, Israel había advertido que no permitiría que una fuerza enemiga como la de Teherán pusiera en riesgo al mundo con este tipo de armamento. Fuentes cercanas a la Casa Blanca afirman que la débil respuesta del régimen islámico ante los ataques de Israel fue lo que animó a Estados Unidos a lanzar un ataque a tres sitios estratégicos. Dentro de los partidos Demócrata y Republicano hubo reparos al método de Trump, ya que no se evaluaron de manera sosegada estos ataques.
En cuanto a la reacción de Irán, el mundo entero está en vilo. El líder supremo de este país, el ayatola Alí Jamenei, no ha hecho una declaración oficial, aunque alguno de sus subalternos si se han podido expresar. Pero, eso sí, el que habló fue el comandante en jefe de la Nación Islámica, Ami Hatami, quien recordó que cada vez que Estados Unidos atacó a Irán, ellos les habían devuelto una bofetada, haciéndoles pagar parte de sus crímenes.
Está claro para los especialistas en política internacional que la respuesta de Irán no se hará esperar. Ya tiene encima los misiles de Netanyahu, quien quiere pasar a la historia como el hombre que le puso freno a Irán y su política nuclear. Hasta el domingo 22 de junio, el saldo de iraníes muertos en los bombardeos superaba los cuatrocientos. Es bastante improbable que Irán desate un Armagedón con su arsenal nuclear, lo único que pretenden los ayalotas es mantenerse en el poder. Pero Israel, sobre todo después de lo que pasó el 7 de octubre de 2023, con el ataque de Hamás a su territorio, no quiere verse sorprendido. Irán cuenta con varios aliados en la zona, que podrían ayudar a inclinar a su favor la cancha durante la confrontación. Lo que busca Donald Trump es acabar con el régimen islámico que domina este país desde 1978, cuando la revolución depuso al Sha y sus excesos.
Desde los años ochenta, cuando los Estados Unidos le dieron un apoyo decidido al régimen de Saddam Hussein en Irak para hacerle la guerra a Irán, Estados Unidos tiene una relación tirante con los persas, a pesar de que nunca han cruzado ninguna línea roja. El ataque del sábado por parte de Trump a las instalaciones nucleares iraníes puede ser una provocación demasiado directa y peligrosa como para que pase desapercibida. Lo que habrá calculado Trump es que, a pesar de las amenazas iraníes, este país no espera entrar en una confrontación con los Estados Unidos, pero tiene un compromiso de orgullo y, decididamente, tendrá que presentar algo de fuerza si quiere tener el honor intacto con países vecinos con los que ha confrontado durante muchos años.
Así que se deben extremar medidas en los próximos días dentro de las fronteras norteamericanas. Irán tendrá paciencia; sabe que la venganza es un plato que se come frío.