
Para los que no alcanzaron a escuchar en vivo y en directo las audiencias que fueron transmitidas quedan los registros en Youtube de todo el juicio de Uribe. Si tienen paciencia y tiempo podrían quedarse unas cinco horas escuchando toda una sesión. Mientras Iván Cepeda y sus abogados iban muy puntual al juzgado de manera presencial, Uribe y sus abogados preferían la distancia. Desde su finca en Rionegro atendía los requerimientos de la juez 44 penal del Circuito Penal de Bogotá. Lo que llama la atención de estos videos es ver como la juez Sandra Liliana Heredia no se dejaba amedrentar por los abogados experimentados, duro, de choque, como Jaime Granados y por el mismo expresidente a quien regañó en más de una ocasión. Las tutelas, las críticas, artículos como el que publicó hace horas la revista Semana la pusieron en riesgo hasta el punto que a Sandra Liliana Heredia hay gente que la odia y ni siquiera la conocen y antes de febrero no sabían quien era ella. Es la mujer que ha resistido la presión para impartir justicia en lo que se conoce como el juicio del siglo.
La Revista Semana le hizo un perfil que ha causado escozor entre lectores imparciales, entre los que aún buscan un poco de objetividad en el periodismo. Uno de los lectores de ese perfil fue Félix de Bedout. En una serie de trinos afirmó lo siguiente: “Qué tiene que ver la familia de la jueza con la decisión de este lunes. Además de la angustia natural que deben sentir los parientes por la trascendencia y consecuencias de su fallo, qué aporta al debate público en un momento que exige respeto a la independencia judicial.”
El pasado 22 de julio el presidente Petro la nombró. Sandra Liliana Heredia, según el mandatario “protegería” a la juez pasara lo que pasara. Así lo dijo en su cuenta de X: “Nunca, siendo presidente, me he pronunciado en el caso judicial que se sigue al expresidente Álvaro Uribe Vélez. Considere mi deber no hacerlo por respeto a él y al juez de su caso y a la justicia en general. Veo la enorme cantidad de presiones sobre la justicia que se ha desatado. Quien ejerza el oficio de juez, hombre o mujer, tiene el deber y el derecho de actuar con total imparcialidad, independencia y objetividad. Mi deber es proteger esa decisión, cualquiera que sea y a la persona que la profiera”
Heredia debe estar inquieta. Su nombre empieza a ser uno de los más sonados del país. Sobre ella no se sabía nada antes de julio de este año. Pero, con el correr de los días, su nombre está en todos los titulares.
Gracias al portal tolimense llamado El Cronista, supimos desde la semana pasada detalles de su vida. Por eso sabemos que estudió la primaria en la Escuela Urbana de niñas y el bachillerato el el colegio Feliza Suárez de Ortiz. Esa niñez la pasó en la población de La Alpujarra que tiene apenas 4.000 habitantes. Su adolescencia la pasó en Flandes en donde una hermana mayor suya fue vital a la hora de inspirarla a escoger Derecho como su carrera. Su familia no tenía los recursos suficientes para apoyarla en sus estudios por eso duró más de una década en sacar adelante su carrera ya que tenía que trabajar para mantenerse. Estudió en el Sena de Girardot y en 1994 tuvo su primer cargo relacionado con la justicia cuando fue la notificadora en un juzgado en Flandes. Mientras iba trabajando estudiaba en el Espinal Derecho en la Universidad Cooperativa de Colombia. El 1 de noviembre del 2004 consiguió su título y gracias a su trabajo constante se convirtió en juez.
En el 2020 ya trabajaba como juez 44 penal del circuito penal de Bogotá. Ese año tuvo la responsabilidad de emitir juicio contra el patrullero de la policía nacional John Antonio Gutierrez por el asesinato de dos jóvenes que participaban en protestas. Le impuso una condena de 10 años de cárcel. El sistema de reparto le permitió ser una de las protagonistas, en el 2024, del que es considerado el juicio del siglo, el de Álvaro Uribe para lograrlo pidió que le quitaran todos los casos que tenía encima y poder dedicarse única y exclusivamente a este caso.
El artículo de la revista Semana y el odio uribista en general le han quitado un perfil bajo que le permitía concentrarse en lo que más le ha interesado, el estudio del derecho. En sus manos está declarar culpable e inocente a quien fuera el hombre más poderoso del país. Sabe que nada volverá a ser igual después de este 28 de julio.