Los ocho cristianos que se llevaron las disidencias de las FARC hace tres meses en el Guaviare, y que nadie volvió a ver

Este año, los leños prendidos de la guerra se han avivado aún más en regiones como el Catatumbo y el Cauca. Enfrentamientos entre el frente 33 de las FARC con el ELN y la arremetida de los hombres de Iván Mordisco en el Cauca han dejado cientos de miles de colombianos confinados, desplazados, amenazados y algunos de ellos asesinados. En el sur del país, el panorama no mejora. Al contrario, paraísos como Chiribiquete, que se habían descubierto gracias a que el brazo pesado del conflicto había dejado de ser tan aplastante, vuelven a ser controlados por los hombres de Iván Mordisco y alias Calarcá, dos traidores del proceso de paz con Juan Manuel Santos. Los hechos de violencia se repiten día a día. Incluso Iván Mordisco tiene la suficiente capacidad militar como para convocar un paro armado que confina a 30.000 personas en esta apartada zona del país.

 
Y está la violencia constante contra la comunidad. Entre el 4 y el 5 de abril de 2025 fueron vistos por última vez, en la vereda de Pueblo Seco, ocho miembros de una comunidad cristiana que había llegado de Arauca en el año 2020 y se había establecido en este lugar de manera pacífica. Estas personas son James Caicedo, Oscar García, Jesús Valero, Maryuri Hernández, Carlos Valero, Isay Valero, Mary Silva y Nixon Peñalosa. Dos de estas personas habían sido citadas por el grupo armado: ellos fueron los primeros en desaparecer, luego se llevaron el resto. El gobernador del departamento ofreció una recompensa de hasta sesenta millones por saber algo de los afectados, pero el silencio ha sido la única respuesta.
 
La escalada de violencia subió aún más el pasado 27 de abril, cuando disidentes emboscaron a una patrulla del Ejército, asesinando a siete uniformados. A esta situación de extrema gravedad, generada por los grupos armados, se suma la crecida de ríos como el Guayabero, que ha afectado a más de 10.000 personas.
 
Las disidencias están bloqueando entrada y salida de personas y alimentos, lo que ha afectado la movilidad de la gente y el flujo normal del comercio. Desde comienzos de mayo, el gobierno ha desplegado un número importante de tropas para recuperar uno de los lugares más hermosos y olvidados del país.
 
El paro armado, decretado por Iván Mordisco, es una prueba más de la fuerza creciente que vienen desplegando estos grupos, ya no solo en el Cauca, sino tambiénen el Guaviare, un lugar tan bello que, aunque es colombiano, le pertenece a toda la humanidad.
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