
En el punto más álgido de la guerra dialéctica entre Gustavo Petro y el presidente Donald Trump la semana pasada, en donde desde Estados Unidos amenazaron con incrementar un arancel del 50% a productos colombianos debido a la negativa de Petro de aceptar un avión con 110 inmigrantes colombianos en condición de irregularidad que habían sido devueltos desde ese país y de la inminencia de una ruptura de relaciones entre ambas naciones, apareció el alcalde de Medellín Federico Gutiérrez. Afirmó que encabezaría una delegación de alcaldes colombianos en franca rebeldía contra el presidente para ir a hablar con Trump. Hay que recordar que la crisis duró 18 horas y se resolvió por los canales diplomáticos gracias a los favores de quien fue hasta la semana pasada el canciller Luis Gilberto Murillo pero si se hubiera extendido un poco más Gutiérrez habría viajado a Washington a decirle al gobierno gringo que Petro no representa a los colombianos. Lo realmente raro sería que el presidente gringo los hubiera recibido a Fico y demás alcaldes. Trump ha dejado claro que en su agenda atender mandatarios o alcaldes de ciudades latinoamericanos no está entre sus prioridades.